
Jamás se permite que lo vean enojado ni derrotado. Dice haber aprendido de las duras circunstancias de la vida para afrontar los caminos futuros con la convicción que da la esperanza. Bronceado, con su escaso cabello desordenado y de look preferentemente informal, siempre se muestra ilusionado respecto del futuro del país.
Sus discursos -difícil suponer que sólo sea coincidencia- tienen puntos en común con palabras pontificias. La ilusión por un mundo renovado y el convencimiento de que lo mejor está por venir lo colocan al borde de la ingenuidad, pero él defiende esos conceptos con obstinación.
“Sólo yo sé los problemas que debí superar para salir adelante”, es una frase que repite siempre cuando habla de sí mismo.
En ese mundo personalísimo incluye el accidente en motonáutica que le costó la pérdida del brazo derecho en 1989, el incendio de su departamento que implicó un salto al vacío de ocho metros con su esposa Karina Rabolini -quien sufrió multiples fracturas en sus piernas- en 1987, y el reconocimiento judicial de una hija de juventud que terminó formando parte de su cotidianeidad.

Tampoco olvida el duro trance que implicó tener que negociar a sus 18 años con los secuestradores de su hermano José en 1977. Fue liberado 20 días después, tras el pago de un importante rescate.
Puede suponerse que también se refiere a los embates que ha debido soportar como político que llegó a esas arenas sin más experiencia que la que concede el deporte: pasión y esfuerzo.
Carlos Menem, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Fernández fueron los que confiaron en sus condiciones políticas y con quienes también tuvo que lidiar para que le reconocieran espacios. En la historia de Scioli, Menem ocupa un papel preponderante. El gobernador bonaerense ha sabido definirlo al riojano como su “mentor”.
“Es el hombre que me dio la oportunidad, creyó en mí para ingresar a la política. Luego nos enfrentamos en una contienda electoral, porque yo estaba convencido de que el camino de la Argentina era junto a Néstor Kirchner. Pero jamás dejé de respetar y tener cariño por Carlos Menem”, reconoció recientemente.

Su principal sostén en la intimidad es Karina Rabolini, con quien se casó en 1991 y se divorció en 1998. Desde 2003 han vuelto a convivir. Ella preside la Fundación Banco Provincia y lo ha acompañado durante la campaña, incluso haciendo giras mediáticas en soledad a partir de su belleza y condición de mujer empresaria. Se ha convertido en una especie de embajadora política de su esposo, y siempre ha dejado claro que el protagonista es “Daniel”.
La carrera política de Scioli comenzó en 1997 -durante la presidencia de Menem- como diputado nacional, banca que revalidó en 2001. Duhalde lo nombró secretario de Turismo y Deportes de la Nación, y luego Kirchner lo eligió para que lo acompañara en su fórmula presidencial. Y en 2007 fue electo gobernador de Buenos Aires, cargo que repitió en 2011 hasta la actualidad.
Muchas veces maltratado por el kirchnerismo, que sólo lo aceptó como candidato a la Rosada cuando las encuestas demostraron que era el mejor posicionado, jamás se permitió declaraciones agresivas hacia el oficialismo. Ese mutismo, precisamente, lo convirtió en blanco de las críticas, por su pasividad y falta de respuestas políticas.

Cristina Fernández lo bajó y subió de los palcos cuantas veces quiso. Él, de rostro imperturbable, siempre mantuvo su discurso: “compromiso”, “esperanza” y “búsqueda de consensos”.
Por debajo de la Presidenta, muchos kirchneristas lo han toreado y subestimado sin pudor. Su compañero de gestión, el actual vicegobernador Gabriel Mariotto ha sido uno de los más críticos hacia su persona.
“Scioli no tiene votos propios, sino que son de Cristina” y “Scioli no es un peronista que derrame doctrina por los poros”, son frases del número dos del gobierno bonaerense.
Imperturbable, Scioli respondió a esos embates prometiéndole a Mariotto un cargo en el eventual Gabinete nacional, probablemente en Cultura. “No puedo prescindir de un hombre de la experiencia de Gabriel”, fue su explicación.
Sigilosamente, Scioli fue acercando posiciones con Mariotto, quien pasó de ser crítico acérrimo a uno de sus principales aliados.

En silencio aceptó la designación de Carlos Zannini como compañero de fórmula, un claro gesto de control kirchnerista por parte de Cristina Fernández. Cada vez que se le pregunta, afirma que esa determinación fue consensuada y niega imposiciones. Pero está claro que el secretario de Legal y Técnica de la Presidencia no es un hombre de su confianza.
Scioli soporta, espera, teje poder...
Las aguas jamás han sido sus aliadas. Duros trances afrontó Scioli cuando se produjeron las inundaciones en La Plata y Gran Buenos Aires en 2013 -que causaron decenas de muertos- y las de este año en el conurbano -que desencadenaron más de 20 mil evacuados-.
En el primer desastre debió enfrentar personalmente los airados reclamos de los vecinos por la falta de obras hídricas. Y este año el avance incontenible de las masas hídricas lo encontraron de viaje en Italia, y lo obligaron a un regreso de emergencia y a enfrentar los cuestionamientos políticos por no haber suspendido esa ausencia a tiempo.

Su último escollo en la opinión pública fue la negativa a participar del debate de presidenciales, bajo el argumento de que la gente conoce sus opiniones a través de sus actos de gobierno. Aunque para muchos es un razonamiento endeble, él lo defendió en cada entrevista periodística.
Lejos de ser carismático y de tener una verba encendida, Scioli es un paciente constructor de poder. Moderado, se niega a ser un presidente de transición y pide la oportunidad de demostrar una versión mejorada del kirchnerismo.
“Voy a sostener lo que haya que sostener, profundizar lo que haya que profundizar y cambiar lo que haya que cambiar”, repite ilusionado.
Scioli, el conciliador.
Ficha personal
- Partido: Frente para la Victoria
- Patrimonio declarado: 13.653.787 pesos (Detalle)
- Edad: 58 años
- Estudios: Lic. en Comercialización (UADE) 2015
- Un referente político: Nelson Mandela
- Un prócer: José de San Martín
- Un ídolo: El Papa Francisco
- Un equipo: Boca Juniors
- Un libro: El arte de la guerra, de Sun Tzu
- Una película: -
- Un actor: Pepe Soriano
- Una actriz: Nacha Guevara
- Un cantante: Pimpinela
Video
Sus padrinos
Frases
"A buena hora que Menem privatizó YPF. Daba pérdidas, no pagaba impuestos"
"Hice muchas más cosas en mi vida con un brazo solo que cuando tenía los dos"
"Sostener lo que haya que sostener, profundizar lo que haya que profundizar, cambiar lo que haya que cambiar"
"No hay 35 % de inflación... Póngale 22-23, por ahí..."
"El estrés me ha llevado a límites del dolor por mi problema físico" (Tras su regreso al país por las inundaciones)
"A buena hora que Menem privatizó YPF. Daba pérdidas, no pagaba impuestos"
Trayectoria