El homenaje de Viva la Radio a los enfermeros

¿Quién quiere ser enfermera?

Desde pequeño tuve contacto con el medio hospitalario. Mis accidentes domésticos me llevaron a urgencias en varias oportunidades a corta edad. Conozco de memoria cada milímetro de la foto de la enfermera invitando al silencio con su gesto amable e imperativo.

Ha pasado el tiempo y también algunas experiencias en hospitales y centros de salud, unas dulces como el nacimiento de mi hija, de mis sobrinos y otras difíciles; como tantos hemos tenido. Aunque han tenido unas y otras un denominador común: Siempre me he sentido acompañado y esto a lo largo de la vida es un valor añadido, que quien lo conoce y siente, no abandona nunca. El sentirse acompañado es lo que hace al resultado de los procesos, simplemente feliz.

He estado acompañado en el éxito y en el fracaso terapéutico.

Me he sentido acompañado en la alegría y en la tristeza.

Me he sentido acompañado entrando o saliendo de una guardia.

Me he sentido acompañado cuando veía pasar a una de estas angelicales personas con un guante de látex inflado con una carita dibujada para usar de señuelo antes de poner una vacuna.

Me he sentido acompañado en medio de la noche cuando el dolor arreciaba.

Esa sensación de contención y afecto la he tenido en diferentes caras, lugares y hasta países pero con una identidad común, que desconozco en qué parte de la carrera se las enseñan.

Y ahora que toca un momento de caras descuidadas sin cremas, con el único maquillaje que deja las antiparras para esta pandemia, una vez más están allí. Presentes, estresadas y a la vez con una sonrisa que transmite confianza y una vez más acompañamiento. ¡Ha costado vidas! Y siguen estando. Cercanas, con el amor como estandarte y la modestia como vehículo del verbo DAR.

La vida nos ofrece a algunos una profesión que permite mostrar un interior lleno de compromiso con el estar mejor y termina pegándose a nuestro ADN.

Eso funciona en automático y así será hasta que la misión culmine.

Cuando pienso en ustedes siento que nada está perdido y que hay tanto por ganar.

Gracias por estar ahí. Dios les bendiga.

Juan Manuel Vargas.