A diez años del primer Ni Una Menos, nueva marcha en el centro de Rosario

Este martes 3 de junio, Rosario fue nuevamente escenario de una multitudinaria movilización bajo la consigna Ni Una Menos, a diez años de la primera marcha nacional que visibilizó la problemática de los femicidios en la Argentina. La concentración comenzó a las 17 en la plaza 25 de Mayo y finalizó en la plaza San Martín, frente a la sede de la Gobernación, con la lectura de una proclama colectiva.

La jornada conmemoró una década desde que el caso de Chiara Páez, una adolescente embarazada asesinada en Rufino en 2015, sacudió a la sociedad y encendió la llama de un movimiento que no ha dejado de crecer. Diez años después, la violencia machista sigue presente: en Argentina, una mujer es asesinada cada 31 horas.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

Durante la movilización, organizaciones feministas, sociales, políticas y de derechos humanos reclamaron el sostenimiento y fortalecimiento de las políticas públicas destinadas a prevenir la violencia de género. Advirtieron sobre el impacto negativo de los recortes presupuestarios y la eliminación de programas de asistencia, que afectan principalmente a mujeres, niñas y al colectivo travesti-trans.

Uno de los símbolos más potentes de la jornada fue una extensa bandera blanca con los nombres de las víctimas de femicidios, lesbicidios, travesticidios y transfemicidios de los últimos diez años. La misma fue desplegada por las calles del centro rosarino durante la marcha que recorrió la calle Santa Fe.

Según datos del Observatorio “Ahora que sí nos ven”, entre junio de 2015 y la actualidad se registraron 2.827 femicidios en el país. En el 80% de los casos, el agresor pertenecía al círculo íntimo de la víctima.

En Santa Fe, el relevamiento de Mumalá indica que hubo 337 femicidios en la última década, y aproximadamente un tercio de estos crímenes están relacionados con economías delictivas.

La proclama leída en el acto de cierre denunció que la falta de inversión estatal no solo pone en riesgo la vida de miles de personas, sino que además profundiza las desigualdades estructurales. Desde la Asamblea Lesbotransfeminista señalaron que “se trata de un retroceso cultural y político que golpea con más fuerza a los sectores más vulnerables”.

A diez años del primer grito colectivo, el movimiento Ni Una Menos sigue en las calles, reclamando por una sociedad libre de violencias y por la vigencia de políticas que garanticen derechos y protejan vidas. 

Informe de Agostina Meneghetti.