Es jubilado y viaja con su hijo más de 100 kilómetros diarios para que estudie

Elvio García acompaña todos los días a su hijo Agustín a la universidad, y para llegar deben recorrer un poco más de 100 kilómetros diarios (50 de ida y 50 de vuelta), desde Ramona (Santa Fe) a San Francisco, donde el joven cursa cuarto año de Ingeniería Industrial en el Centro Regional de Educación Superior.

De ese modo, para que Agustín pueda estudiar, su papá, que está jubilado, hace un ritual diario que trasciende lo cotidiano: desde hace cuatro años recorre el mismo largo camino, lo que refleja el sacrificio que hace para que su hijo pueda estudiar.

Elvio, tras 43 años trabajando en una empresa láctea, y su pareja, Miriam, con su pequeño negocio de luces domésticas, han hecho del apoyo a Agustín su mayor prioridad. En Ramona no hay transporte público que conecte con San Francisco, por lo que Elvio toma el volante cada tarde para acompañar a su hijo a la facultad. Pero no solo lo lleva: lo espera, a veces hasta medianoche, en el estacionamiento de la universidad, mate en mano y radio de fondo.

La rutina es agotadora. Los horarios de Agustín varían, y Elvio adapta su vida a ellos. Los lunes, la espera se extiende hasta las 23:45; los viernes, hasta las 22:30. 

En diálogo con Cadena 3, Elvio expresó que el entorno de Agustín ya lo considera como "uno más". Incluso, a veces se suma con su hijo y los amigos para compartir una hamburguesa en las noches, tras la cursada.

Miriam, por su parte, es el pilar en casa. Prepara la comida, el abrigo y el termo para el viaje, mientras atiende su negocio. Se queda despierta hasta la 1 de la madrugada, esperando el regreso de su pareja con Agustín con la cena lista. 

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El esfuerzo económico también pesa. Mantener el auto y el combustible es un desafío en tiempos difíciles, pero la solidaridad de la familia Panero, que aportó para la nafta, ha sido un alivio. "Es un granito de arena que agradecemos de corazón", expresó Miriam. 

Agustín, consciente del sacrificio, no defrauda: cursa el cuarto año de su carrera con todas las materias al día y planea graduarse en 2026.

La relación es conmovedora. En el auto, Elvio y Agustín charlan sobre la vida, los sueños y el futuro. "Esta es su herencia, el estudio", reconoce Elvio. Agustín, en un mensaje grabado, les agradeció: "Son mi mundo, mi motor. Los amo", les dijo a corazón abierto.

Esta historia no es única, pero sí excepcional por su constancia. En un país donde las dificultades económicas y logísticas pueden apagar sueños, Elvio y Miriam demuestran que el amor y la perseverancia abren caminos. "Ante las dificultades, se puede", afirma Elvio.

Cuando cruce el escenario para recibir su título, Cadena 3 promete estar allí, celebrando no solo su logro, sino la hazaña de una familia que convirtió un viaje diario en un legado de amor.

En Ramona, la luz de esta historia brilla con fuerza. Es un recordatorio de que las grandes gestas no siempre hacen ruido, pero siempre transforman vidas. 

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Entrevista de "Una mañana para todos".