"No podés correr, caminá; no podés caminar, gateá": el legado de Russo

El recuerdo de Miguel Ángel Russo, fallecido recientemente, sigue emocionando al mundo del fútbol argentino. Más allá de los títulos y los logros deportivos, quienes lo conocieron de cerca destacan su pasión inquebrantable por la profesión y su fuerza interior frente a la adversidad.

En Una mañana para todos por Cadena 3 Rosario, María José Dousdebes, kinesióloga que trabajó con Russo durante sus últimos meses de vida, compartió una mirada íntima sobre el hombre detrás del técnico. “Todos tenemos una pena enorme por quién era él como persona. Pero también sentimos una calidez sabiendo que hizo lo que amaba hasta el último momento. No todos tenemos la oportunidad de vivir de esa forma”, expresó la profesional.

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Dousdebes acompañó al entrenador en su etapa final al frente de Rosario Central y durante su posterior paso por San Lorenzo. Recordó que, incluso en momentos de dificultad física, Russo jamás perdió el ánimo ni la determinación.

“Su mente siempre estaba un paso adelante. Tenía esa mentalidad de atleta, de programarse constantemente. Nunca bajó los brazos. Siempre había un próximo proyecto, un objetivo por cumplir”, contó.

La kinesióloga relató que, a pesar de las limitaciones físicas que padecía a causa de su enfermedad y los tratamientos médicos, Russo mantenía su rutina de entrenamiento y su carácter fuerte.

“No podía levantar bien el brazo, pero igual lo levantaba. Si no podía abrocharse con una mano, lo hacía con la otra. Si no podía correr, caminaba. Tenía esa capacidad de sobreponerse siempre. Nunca se quedaba en la dificultad”, recordó emocionada.

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Incluso en los gestos cotidianos, Russo procuraba no mostrar debilidad. Dous Deves recordó una anécdota que lo retrata de cuerpo entero:

“A veces le costaba firmar autógrafos. Entonces tomaba la lapicera con la izquierda, la pasaba a la derecha y mientras firmaba, hablaba con la persona para que nadie se diera cuenta. Era un caballero, muy hábil, y sobre todo, muy fuerte”.

La pasión como motor

Para la profesional, esa manera de vivir era reflejo del vínculo que Russo tenía con el fútbol. “Si él dejaba de trabajar, era como estar muerto en vida. Su vida era eso. Por eso seguir en una cancha, aún con dificultades, era su manera de seguir viviendo”, explicó.

Esa actitud, añadió, sirve como ejemplo para pacientes que enfrentan tratamientos o enfermedades difíciles:

“Por eso es importante replicar su mensaje: siempre se puede. La gloria no está solo en ganar títulos, sino en la autorrealización, en conocerse a uno mismo y vivir con propósito. Miguel hizo eso hasta el final”.

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En esa línea, destacó también el lado humano del gran DT: su generosidad, su empatía y su capacidad de interesarse por los demás. “Siempre preguntaba por tu familia, tus problemas, tus proyectos. Tenía esa calidez con todo el mundo”, contó.

Al finalizar la entrevista, la profesional médica dejó una reflexión dirigida a quienes atraviesan procesos de rehabilitación o de búsqueda personal: “Le diría a cada paciente que encuentre su pasión, aquello que lo hace moverse. Eso es lo que te sostiene en la vida. Miguel fue un ejemplo de eso: vivió siguiendo su deseo, no el de los demás.”