Un desafío para el que Europa no está preparada

En los primeros días de este año 2025, Europa ya ha recibido suficiente información del nuevo orden internacional para tomar conciencia de que se le avecinan aún más conflictos de los esperados.

Hemos tomado conciencia del poder menguante en América Latina, con casi nula influencia sobre la política venezolana, incluso en España, dentro del Gobierno, las posiciones respecto al apoyo a Maduro o González Urrutia no ha quedado definidas.

Ahora, ante la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, tenemos una amenaza directa sobre territorio europeo, al mostrar su deseo de incorporar Groenlandia a los Estados Unidos, incluyendo el uso de la fuerza.

Así, deja a la Unión Europea ante un reto inédito. Por un costado, la Rusia de Putin aspira a robar territorio ucraniano y, por otro, la nueva administración trumpista quiere sumar los millones de kilómetros de la mayor isla de la tierra, hoy bajo la bandera de la corona danesa.

La pregunta en Europa es si le estamos diciendo adiós a la globalización tal y, como se ha entendido en la arena política internacional durante los últimos cuarenta años. La toma de posesión de Trump nos lo recuerda.

Poco o nada queda de las alianzas económicas, políticas y militares, poco de aquellos planes de “libertad y democracia universales y fin de los bloques” que se vislumbró bajo la sombra del Papa Juan Pablo II, cuando cayó el muro de Berlín, en 1989.

El mundo es otro y las tecnologías digitales colaboran en este nuevo escenario.

Nunca en Europa se ha vivido una lucha tan desigual contra el bulo, la mentira y la desinformación y tampoco se ha negociado con un presidente norteamericano condenado en un tribunal, que desprecia las alianzas con la Unión Europea y que está dispuesto a dirigir sus apuestas hacia otros puntos del planeta.

Muchos analistas están de acuerdo en que la debilidad de Europa tiene su raíz en la debilidad de los líderes políticos, la mayor parte de ellos en difícil equilibrio en sus propios países y más ocupados en mantener el poder que en atender los problemas globales.

El Brexit hizo a Europa más débil y este segundo mandato de Trump se presenta como un reto para el que, lamentablemente, en Europa no estamos preparados.