EE.UU. se va del Acuerdo de París: cómo pagará el clima la decisión de Trump

Donald Trump cumplió su promesa de abandonar organismos internacionales con los que no comparte ideas: una de sus primera órdenes ejecutivas fue retirar a Estados Unidos del Acuerdo climático de París.

Trump firmó la retirada del tratado climático, junto con otras órdenes ejecutivas, pocas horas después de asumir la presidencia de EE.UU. y en el estadio Capital One de Washington donde se concentraron miles de simpatizantes que aplaudieron y vitorearon las acciones del presidente.

La decisión de Estados Unidos de abandonar el Acuerdo de París tiene múltiples implicaciones tanto a nivel nacional como internacional.

Este acuerdo, establecido en 2015, busca limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2°C por encima de los niveles preindustriales y fue un pilar en los esfuerzos globales contra el cambio climático.

Implicaciones nacionales

Aumento de emisiones: la salida de Estados Unidos, el país que más ha contribuido históricamente a las emisiones de gases de efecto invernadero, podría resultar en un incremento significativo de estas emisiones.

Se estima que podría añadirse hasta 4.000 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalentes para 2030 en comparación con las políticas anteriores.

Política energética: Trump ha indicado que su administración priorizará la producción de hidrocarburos y la eliminación de regulaciones ambientales.

Esto podría llevar a un aumento en la explotación de combustibles fósiles y un retroceso en las iniciativas hacia energías renovables.

Falta de compromisos climáticos: con la salida del acuerdo, Estados Unidos ya no estará obligada a presentar planes climáticos periódicos ni a cumplir con los compromisos previos establecidos para reducir sus emisiones.

Implicaciones internacionales

Efecto dominó: la retirada de Estados Unidos puede incentivar a otros grandes emisores, como China e India, a disminuir sus propios compromisos climáticos, lo que debilitaría los esfuerzos globales para combatir el cambio climático.

Desafío a la cooperación global: la decisión representa un desafío directo a la cooperación internacional necesaria para abordar la crisis climática. La falta de liderazgo estadounidense podría desestabilizar las negociaciones climáticas y afectar negativamente los esfuerzos globales.

Impacto en las cumbres climáticas: aunque Estados Unidos todavía podrá participar en reuniones climáticas durante el año de transición, su influencia y compromiso se verán reducidos, lo que podría afectar las negociaciones futuras y los objetivos globales.