Los aciertos de Vojvoda

Superliga

Los aciertos de Vojvoda

09/03/2019 | 21:40 |

El técnico de Talleres llegó al club con el duro desafío de reemplazar la alta vara que dejó Frank Kudelka. Cuestionado al comienzo, encontró una identidad de juego que se traduce en resultados.

Por Juan Schulthess

Sabía que llegaba a Talleres con la vara muy alta y con poca experiencia para una institución con mucha exigencia, pero asumió que el que no arriesga no gana, y ahí fue. El legado de Frank Darío Kudelka (con dos ascensos consecutivos, la consolidación en la máxima categoría y la clasificación a la fase previa de la Copa Libertadores) representaba una mochila pesada, que sumó algunos kilos extras en sus primeros meses en Córdoba. Sin embargo, el entrenador se la bancó. El club lo bancó. El plantel, también. Y los frutos de un trabajo silencioso pero perseverante comienzan a verse en barrio Jardín.

Juan Pablo Vojvoda fue presentado como director técnico del "Matador" en el ocaso de mayo del año pasado. Proveniente de Defensa y Justicia, donde comenzó a esgrimir sus pergaminos pero no tuvo la mejor de las salidas, y con un paso previo por Newell's, donde debutó como jugador en 1996, se transformó en uno de los entrenadores más jóvenes de la historia de la "T", con 43 años. La juventud, precisamente, es uno de los factores que describen el presente albiazul.

"Me gustaría que la gente vuelva a identificarse y que el equipo sostenga lo bueno que ha hecho", supo decir el ex defensor en una visita a los estudios de Cadena 3 el 17 de julio de 2018, en el amanecer de sus días en "La Docta". Ocho meses después, puede sentirse con el deber cumplido.

A Vojvoda no le resultó fácil. Como el compañero nuevo del curso que le cuesta integrarse, y con el resultadismo que venda los ojos del hincha promedio del fútbol argentino como ingrediente infaltable en la cocina de la idea de "su" Talleres, arrancó con dos derrotas seguidas, ante Boca y Central. Pese a que después se recompuso con dos triunfos, la irregularidad marcó el camino de ese primer semestre, y la paciencia, esa virtud activa que acompaña a la sabiduría y no muchos pueden ejercitar, comenzó a perderse en parte de los hinchas. Pero Fassi lo bancó. El plantel lo bancó, y él se la bancó.

El 2019 se despertó con un nuevo desafío para JPV y para toda la "T". El calendario marcaba el 6 de febrero como una fecha clave: era la vuelta a la competencia internacional, y nada menos que ante el poderoso San Pablo. La pretemporada en Salta dibujó esbozos de un planteo ofensivo, agresivo y lateralizado que se materializó positivamente en las victorias amistosas ante San Martín de Tucumán y Belgrano. Luego vendría el inicio de la Superliga, la alegría histórica en el Morumbí, la aparición de los pibes, la decepción en Chile, la aún más dolorosa tristeza del retiro del "Cholo", el renacer en el torneo local y la llama de la ilusión que se encendió de nuevo.

En la vorágine de meses intensos, cabe parar la pelota para detenerse a analizar. En 11 partidos oficiales (siete de Superliga y cuatro de Libertadores), Talleres sólo perdió uno (2-1 ante Palestino, en Santiago), empató cinco (Independiente, Atlético Tucumán, Huracán, San Pablo y Palestino) y ganó cinco (Banfield, Estudiantes, Colón, Newell's y San Pablo).

Más allá de lo numérico, hay otros aspectos positivos. El principal, quizás, es que "El Matador" logró encontrar una identidad de juego que excede a los nombres propios. Lo demostró con el equipo alternativo, cuando el enfoque central estaba en el sueño continental, y con los habituales titulares. La vocación ofensiva, acompañada de verticalidad y de una notable solidez defensiva configuró a la "T" como un rival peligroso para cualquiera.

Por otra parte, las apuestas. El DT se la jugó por el juvenil Nahuel Tenaglia, que se volvió un muro en la zaga, y por Tomás Pochettino, muy criticado en la primera parte del torneo y pieza clave en la actualidad. Afianzó a Juan Cruz Komar (posiblemente, un nuevo líder tras la salida de Guiñazú) y le dio minutos a Fernando Bersano, otro valor de la cantera albiazul que demostró con creces su capacidad. Los cuatro son titulares indiscutibles, cuando tiempo atrás eran elementos de recambio.

Hablando de juveniles y de apuestas, Vojvoda tuvo el acierto de confiar. Y así aparecieron Renzo Paparelli, Federico Navarro (que se adueñó de la mitad de la cancha con apenas 19 años y el peso de sustituir al gran emblema), Fernando Juárez, Joel Soñora y el propio Gonzalo Maroni. Porque, aunque pareciera que tuvieran muchos años en Primera, la mayor parte del plantel es de corta edad. Para graficar, de los titulares ante "La Lepra" apenas cuatro tienen 25 años o más: Juan Ramírez (25) Guido Herrera (27), Sebastián Palacios (27) y Dayro Moreno (33). En el partido de este sábado, además, el entrenador hizo en tiempo y forma los cambios y tuvo una gran responsabilidad en la victoria.

En esa conjunción entre un par de nombres de experiencia ("El Cholo", Gandolfi, Caranta y Moreno) y futbolistas jóvenes y talentosos potenciados por un estilo de juego que busca más el arco rival que cuidar el propio, se explica, en parte, el gran momento de Talleres, que está sexto en el certamen y vuelve a ilusionarse con jugar copas internacionales.