La personalidad de River, a imagen y semejanza de Gallardo

Superfinal, Capítulo 2

La personalidad de River, a imagen y semejanza de Gallardo

10/12/2018 | 16:10 |

"El millonario" ganó seis copas interncionales desde julio de 2014 a hoy. ¿Qué pasó en el medio? Marcelo Gallardo.

Diego Borinsky

Desde julio de 2014 a hoy, River ganó 6 copas internacionales.

Es decir: en 4 años y medio River duplicó (y un poquito más) las Copas internacionales que el club había conquistado en 54 años. Y aún puede sumar una más antes de Navidad.

¿Qué pasó en el medio? En el medio pasó Marcelo Gallardo.

Con este 3-1 inolvidable ante Boca, el Muñeco se constituyó en el DT más ganador en la historia de River junto a Ramón Díaz: 9 títulos cada uno. La diferencia es que Ramón los consiguió en 7 años distribuidos en 3 períodos mientras que al Muñeco le demandó un poco más de la mitad de ese tiempo, 4 años y medio, como contábamos. Gallardo también igualó a Carlos Bianchi, quien había dado 9 vueltas olímpicas con Boca. Todo parece indicar, con los 3 años que aún le quedan de contrato (a revisar por el propio Gallardo en cada fin de año), que los va a terminar superando a ambos.

¿Cuál es la mayor virtud de un DT que es venerado por el hincha de River como ningún otro en la riquísima historia del club, al punto de ser el primero y el más ovacionado en todos y cada uno de los partidos que se disputan en el Monumental? Como en la vida, donde no todo es blanco o negro sino que hay grises, es difícil sintetizar en un atributo la causa de su éxito. Pero quizás el más saliente sea haber dotado a su equipo de una personalidad y un carácter que él mismo trajo desde la cuna, defendiéndose a trompada limpia en los potreros de Merlo, y luego pidiéndola siempre en los campos de juego, a pesar de su físico pequeño y frágil. Nunca tuvo miedo en una cancha: a pesar de las patadas y los codazos, siempre decía “dámela”. Esa misma personalidad que irradiaba, traducida en un mensaje futbolero claro y en expresar la verdad a sus futbolistas mirándolos a los ojos, ha logrado plasmarla en un compromiso mutuo con el plantel, en una empatía no exenta de una exigencia feroz, porque a Gallardo no le gusta perder ni a la bolita. River puede jugar mejor o peor, pero siempre intentará ser dominador, será competitivo y no bajará los brazos. Tiene en el campo la personalidad que tenía Gallardo como futbolista, aunque siempre habrá algún tropezón que cueste explicar, como el recordado 2-4 ante Lanús en las semifinales de la Libertadores pasada.

A propósito de aquel increíble traspié (4 goles recibidos en 25 minutos), la manera de contrarrestar esa humillación era ganando una Libertadores como esta. A diferencia de la que alzó en 2015, en la que le tocó Guaraní en semifinales y Tigres en la final, dos rivales de escaso relieve y además contando con la ventaja de definir la final en casa por una cuestión reglamentaria (cuando por ranking le hubiera tocado cerrar en México), en esta edición River superó 4 instancias complicadísimas. Y en todas coqueteó con el precipicio, y debió recurrir a su temple. Contra Racing, en la ida de octavos, en Avellaneda, sufrió la expulsión del capitán Ponzio en la última jugada del primer tiempo y debió sostener el resultado jugando 45 minutos con un hombre menos con todo el estadio en contra. Frente a Independiente, en la revancha en su casa, sufrió el 1-1 a los 10 del segundo tiempo y estuvo eliminado durante casi 20 minutos (por el gol doble de visitante). Ante Gremio en Brasil necesitaba meter 2 goles en 10 minutos, los últimos, para seguir con vida. Y los hizo. Y ante Boca, en la final, estuvo 3 veces abajo en el marcador durante la serie, y salió a flote. Nunca se rindió y apenas pudo dar un paso al frente (faltando 10 minutos para el final del suplementario) lo aprovechó y clavó la estocada en la última jugada.

Este River lleva el sello de Gallardo. Más allá de cuestiones tácticas y conceptos futboleros, de cambios oportunos y planes estratégicos, el atributo que más distingue a este equipo, el que más lo distinguió en estos casi 4 años y medio, en realidad, es la personalidad. La misma que caracterizaba al Muñeco con los cortos. Hecho a imagen y semejanza.