Murió el periodista Santiago Daniele

El periodismo de Córdoba está de luto. Este lunes feriado 24 de noviembre, la provincia se despertó con la triste noticia del fallecimiento de Santiago Daniele a los 72 años. 

Se trata de uno de los comunicadores más influyentes y recordados de la escena local, quien murió en Córdoba, a donde había regresado en las últimas semanas tras estar radicado por años en Estados Unidos. Su partida no solo marcó el final de una vida dedicada a la comunicación, sino el cierre de un capítulo fundamental en la historia de los medios cordobeses.

Su carrera comenzó un 7 de junio de 1979 —coincidentemente, el Día del Periodista— en el Servicio Informativo de LV2. Como él mismo recordó en una entrevista de 1995, sus inicios estuvieron marcados por la coyuntura política: “Cuando empecé había un gobierno dictatorial y la libertad la empezamos a sentir en 1983. El periodismo comenzó en el 83 y fue creciendo cada vez más”, una reflexión que encapsula el espíritu de una generación.

El creador de un fenómeno radial

Fue en 1985 cuando Daniele se consagró definitivamente al lanzar Aire Libre, el ciclo que lo catapultaría a ser una de las voces más reconocidas de la provincia. Colegas como Roberto Battaglino lo definieron con admiración: "Para nuestra generación, Santiago fue uno de los tipos más importantes, al menos en el periodismo radial. Marcó una época. Aire Libre constituyó un fenómeno radial, era un tipo formado, preparado, vehemente, muy profesional”.

Daniele es recordado no solo por su vehemencia, sino por su visión: fue uno de los pioneros de los programas radiales matutinos tal como se conocen hoy, sentando las bases del formato que dominaría la FM y AM. Su influencia fue tal que incluso tuvo al mismísimo Bernardo Neustadt como columnista en su ciclo.

Un mandato, una misión

A lo largo de su trayectoria en radio y televisión, con coberturas dentro y fuera del país, Daniele demostró que el periodismo era su razón de ser. Sus propios textos, íntimos y reveladores, ilustran la intensidad de su vocación:

“Mi carrera pasó a ser más importante que mi vida. Cada vez que surgía una posibilidad yo la tomaba. Y si no existía, la inventaba. Yo solo quería hacer, crear, comunicar”.

Con la honestidad que lo caracterizaba, reconoció que el camino no fue fácil: “Nada fue gratis. Pagué hasta con mi propia salud”. Sin embargo, nunca dudó del valor de su sacrificio. “No fue un trabajo. Fue un mandato, una consigna, una misión. Y sí… valió la pena”, dejó escrito, confirmando que su vida fue la noticia que más disfrutó contar.

Su muerte generó un profundo pesar entre colegas, oyentes y quienes crecieron con el sonido de su voz.

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