Malvinas: Fabricio Carrascull, héroe de Darwin, vive en la memoria de su Patria

Entre el 28 y el 30 de mayo de 1982, el combate de Darwin marcó un capítulo de valor y sacrificio en la Guerra de Malvinas. En ese escenario de extrema adversidad, el soldado Fabricio Carrascull, del Regimiento de Infantería 25, dejó una huella imborrable. 

Su compañero, el subteniente de reserva y Veterano de Guerra Erik Langer, hizo un recorrido por su vida, su coraje y su legado.

Fabricio, oriundo de Córdoba, fue convocado por el Distrito Militar Río Cuarto para cumplir el servicio militar en el Regimiento de Infantería 25, en Sarmiento, Chubut. Seleccionado por su condición física y nivel de estudios, integró la sección de Aspirantes a Oficiales de Reserva bajo el mando del teniente Estévez. 

Designado como estafeta, su rol era clave: transmitir órdenes, siempre al lado del teniente, con gran responsabilidad y compromiso. “Fabricio era querido por todos, siempre atento y predispuesto”, recuerda Langer.

La amistad entre Fabricio, Erik y su compañero Horacio se forjó en el regimiento. Compartían momentos simples, como tomar mates con el padre de Fabricio durante una visita, o dividir encomiendas. 

“Éramos inseparables. Una vez, su papá trajo una cámara y nos sacó una foto que guardo con cariño”, relató Langer.

Esa misma cámara acompañó a Fabricio a Malvinas, capturando instantes que años después serían recuperados de manera inesperada.

En Malvinas, los momentos de calma daban paso a charlas sobre la familia, las novias y los planes para el futuro. Fabricio soñaba con estudiar Ciencias Económicas en Córdoba tras el servicio militar. 

Pero la noche del 27 de mayo de 1982, la tensión creció en la Escuela de Ganso Verde. Al amanecer del 28, tras un intenso bombardeo británico, el teniente Estévez ordenó a la sección apoyar a la Compañía A del Regimiento 12 en Darwin. Fabricio, siempre al frente, corrió alertando a sus compañeros.

En el combate, desde una posición elevada, las tropas argentinas respondieron al fuego enemigo. En medio del fragor, Fabricio gritó: “¡Me dieron, me dieron!”. El fuego no cesaba. Más tarde, sus compañeros confirmaron lo peor: Fabricio había caído en su pozo, combatiendo. “Fue un golpe duro. Su pérdida nos marcó a todos”, confesó Langer.

En 2009, durante un viaje a Malvinas, Langer recuperó milagrosamente las fotos tomadas por Fabricio. Un joven inglés, al saber que eran veteranos argentinos, les entregó imágenes que soldados británicos habían dejado con la instrucción de devolverlas a argentinos. 

“Llevé esas fotos a la mamá de Fabricio. Fue un momento muy emotivo. Ella dijo que cada vez que se siente desanimada, algo de Fabricio aparece para darle fuerza”, contó Langer.

A la familia de Fabricio, Langer les dedicó un mensaje sentido: “Su madre nos dijo una vez: ‘Perdí un hijo, pero gané otros 25’. Quiero que sepan que Fabricio siempre está con nosotros, en cada encuentro, en cada recuerdo”.

Ascendido post mortem a cabo, Fabricio Carrascull recibió la medalla “La Nación Argentina al Valor en Combate” y fue declarado Héroe Nacional por la Ley 24.950. Su nombre vive en calles e instituciones de Córdoba.

Fuente: Prensa Ejército Argentino.