Consecuencias de enfermedades zoonóticas
07/07/2025 | 09:50 | En América Latina, enfermedades como brucelosis y tuberculosis siguen amenazando la salud pública y la economía ganadera.
El 6 de julio conmemora el Día Mundial de la Zoonosis, recordando que hace 140 años, Louis Pasteur aplicó exitosamente la primera vacuna contra la rabia en un perro. Actualmente, se ha confirmado que la vacunación es uno de los métodos preventivos más eficaces para proteger tanto a animales como a personas de enfermedades zoonóticas.
Las zoonosis son enfermedades que se transmiten de animales a humanos y representan más del 60% de los males infecciosos en humanos, y cerca del 75% de las enfermedades emergentes. Estas enfermedades suelen tener su origen en animales domésticos o silvestres, pero también afectan a animales de producción como bovinos, porcinos y aves, elementos claves en esta problemática sanitaria.
Las zoonosis representan un desafío significativo para la salud pública en el mundo, dado el estrecho vínculo que mantenemos con animales y ecosistemas, desde la producción agropecuaria hasta la vida diaria con mascotas o la interacción con fauna silvestre. Además, su impacto no solo afecta la salud humana, sino que también repercute en la producción alimentaria y comercio de productos de origen animal.
Las enfermedades zoonóticas pueden contagiar a las personas a través de contacto directo o indirecto, alimentos, agua, contaminación ambiental y otros factores. Su propagación se da en entornos donde conviven humanos y animales.
En América Latina, dolencias como brucelosis, rabia y tuberculosis siguen afectando a varios países, lo que incide en la economía ganadera y podría comprometer la salud pública y la seguridad alimentaria. Por este motivo, al garantizar la sanidad de los animales, se reduce la carga de estas enfermedades en comunidades urbanas y rurales.
Las áreas rurales presentan riesgos específicos para quienes trabajan allí. Sin medidas adecuadas de higiene y limpieza, como desinfección de espacios y el uso de elementos de protección personal en contacto con animales, el riesgo de contagio aumenta. El control sobre vectores como moscas y roedores y la adecuada gestión de residuos patogénicos también son vitales. Aquellos que laboran directamente con animales, como veterinarios y ordeñadores, son los más expuestos y deben adoptar rigurosas medidas preventivas.
“La implementación de un calendario de vacunación animal y la detección temprana de casos son esenciales para prevenir la propagación de estas enfermedades”, afirma Román Bertino, médico veterinario especialista en zoonosis. Cada acción preventiva, desde la vacunación hasta los controles sanitarios en establecimientos, resulta crucial para prevenir futuras pandemias.
“Un animal enfermo no se alimenta adecuadamente, lo que afecta su crecimiento y productividad. Un brote activo también puede frenar exportaciones y generar cuarentenas, produciendo pérdidas económicas significativas”, señala el veterinario.
La prevención y el control de zoonosis a menudo son más efectivos y económicos que los tratamientos posteriores: “La rabia, por ejemplo, es completamente prevenible a través de la vacunación en perros y gatos”, explica el Dr. Bertino.
Es fundamental considerar los factores climáticos inesperados que pueden afectar las actividades agropecuarias, como la resistencia de microorganismos zoonóticos durante sequías o la reactivación de estas enfermedades durante épocas de lluvias e inundaciones.
En un mundo tan interconectado, donde el movimiento de personas y mercancías es constante, la falta de protocolos de bioseguridad adecuados en establecimientos ganaderos puede facilitar la diseminación de enfermedades y microorganismos en diferentes regiones e incluso países.
“La vigilancia epidemiológica constante y el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad son clave para prevenir la propagación de estas enfermedades en el ámbito rural”, concluye Bertino. Un adecuado control de la salud animal permite obtener información sobre patrones de morbilidad y mortalidad, optimizando el uso de recursos de salud para minimizar el impacto de estas enfermedades.
La innovación en vacunas y el fortalecimiento de programas sanitarios en la cadena agropecuaria son esenciales para actuar oportunamente. Proteger la salud pública y animal desde el campo es la forma más efectiva de cuidarnos en un mundo globalizado, donde la salud de los animales es sinónimo de la salud de todos.