Crecimiento urbano desmedido
11/07/2025 | 18:37 | Vecinos de Villa Urquiza denuncian que la construcción de torres está destruyendo la identidad del barrio. Reclaman por la falta de servicios y la especulación.
En una ciudad en constante transformación como Buenos Aires, la identidad barrial se ve muchas veces amenazada por la presión del negocio inmobiliario. Uno de los casos más paradigmáticos se vive hoy en la zona conocida como "La Siberia" de Villa Urquiza, delimitada por las vías del ferrocarril Mitre, la Avenida Triunvirato y la Avenida de los Incas.
Allí, donde históricamente predominaban las casas bajas, las veredas arboladas y un ritmo tranquilo, comenzaron a alzarse torres de hasta 10 pisos que alteraron por completo el paisaje y la vida cotidiana de los vecinos. En los últimos cinco años, la metamorfosis urbana fue acelerada y, según denuncian desde organizaciones vecinales, carente de planificación.
Uno de los ejemplos más recientes es el proyecto de demolición en la calle Quesada al 5700, donde se prevé levantar un edificio de siete pisos. “Es un despropósito. En esta cuadra vivíamos como en un pasaje, ahora estamos rodeados de sombra y camiones hormigoneros”, afirma Marta, vecina de Altolaguirre desde hace más de 30 años.
De acuerdo con datos del Observatorio del Derecho a la Ciudad, entre 2020 y 2024 se autorizaron más de 160 permisos de obra nueva en Villa Urquiza. Al menos 40 de esos proyectos corresponden a construcciones en altura dentro del perímetro de “La Siberia”. Muchas de estas edificaciones exceden las restricciones previas y se apoyan en el nuevo Código Urbanístico aprobado en 2018, que flexibilizó los límites de altura permitidos.
Los efectos de esta densificación no tardaron en hacerse sentir. Durante los meses de verano, se registran caídas frecuentes en la presión de agua, mientras que las lluvias intensas provocan desbordes en la red cloacal. Al mismo tiempo, crece la demanda sobre los servicios públicos como salud, transporte y educación, que no fueron ampliados para acompañar el incremento poblacional.
Además, los vecinos advierten sobre el deterioro de la calidad ambiental. La pérdida de luz natural, el aumento del ruido por maquinaria de obra, la eliminación de árboles y la congestión vehicular se suman a un fenómeno que agrava la situación social: la especulación inmobiliaria que empuja hacia fuera a los residentes históricos del barrio.
“Esto no es desarrollo. Es una avanzada de cemento que se impone sin consultar a quienes vivimos acá”, denuncia la agrupación “No a las Torres en Villa Urquiza”, que impulsa campañas de concientización y ha presentado numerosos pedidos de audiencia pública ante la Comuna 12.
El caso de “La Siberia” plantea un debate urgente: ¿cómo compatibilizar el crecimiento urbano con la preservación de la identidad barrial y el derecho a una ciudad habitable? Para los vecinos, la respuesta no pasa por frenar toda construcción, sino por establecer límites claros, garantizar la participación ciudadana y exigir una planificación integral que contemple los servicios, el espacio verde y el bienestar colectivo.
Mientras tanto, continúan los reclamos. La Comuna recibe con frecuencia presentaciones de vecinos que piden frenar obras, exigir estudios de impacto ambiental y abrir instancias de diálogo. Aún así, muchas veces las respuestas oficiales no llegan o resultan insuficientes.
“Queremos una ciudad para vivir, no solo para invertir”, concluye Marta, con la resignación de quien ve cómo su barrio se transforma sin su consentimiento.
¿Qué ocurre en Villa Urquiza? La construcción de torres amenaza la identidad barrial.
¿Quiénes están denunciando la situación? Los vecinos de Villa Urquiza, principalmente agrupados en “No a las Torres en Villa Urquiza”.
¿Cuándo se comenzó a notar el problema? La transformación se aceleró en los últimos cinco años, con más de 160 permisos de obra autorizados.
¿Dónde se encuentra “La Siberia”? En Villa Urquiza, delimitada por las vías del ferrocarril Mitre, Avenida Triunvirato y Avenida de los Incas.
¿Por qué los vecinos están preocupados? Por la falta de servicios, la especulación inmobiliaria y el deterioro de la calidad de vida.