El cabo Zárate , el primero de izquierda a derecha, a su lado el cabo Castro.

A 42 años de Malvinas

La guerra en primera persona: el relato de un héroe que luchó por su patria

02/04/2024 | 11:25

Roberto Zárate estuvo en la batalla de Darwin, una de las más recordadas en las islas. Fue convocado en la toma de La Tablada y fue Casco Azul en Yugoslavia. Una vida y mil batallas.

Redacción Cadena 3

Martín Bonansea

“La noche era oscura, no sentía el frío polar, la adrenalina me tomó todo el cuerpo, el ruido de balas y bombas me aturdía, aguantamos dos días, éramos muchos menos, mis amigos morían. Las balas se me acabaron, y me tomaron prisionero, no tenía miedo, tenía bronca, fui por lo mío, queríamos recuperar las Malvinas, son nuestras, son argentinas y estos ingleses las usurparon”. Cabo Roberto Zárate, Regimiento de Infantería N° 25, veterano de guerra y héroe de la patria.

La compañía “Bote” estaba compuesta en su mayoría por soldados entre 18 y 20 años, la gran mayoría eran chicos oriundos de la provincia de Córdoba y estaban haciendo el servicio militar hacía poco más de un año. 

El 27 de marzo realizaban ejercicios de combate como era habitual a las 5 de la mañana. Pero ese día del año 1982 fue distinto. Les dieron más armas para practicar y la rutina no era la misma. Eligieron un grupo y los llevaron a Chubut.

Roberto Zarate tenía 19 años en ese momento, y su historia comenzó como la de muchos jóvenes argentinos. Creció en el tranquilo pueblo de Camilo Aldao, en el interior de la provincia de Córdoba. Tenía su papá, mamá y dos hermanas, que lo despidieron cuando fue a realizar el servicio militar a Bahía Blanca en el año 1981.

Era un día cualquiera de práctica, pero en el aire se percibía algo diferente: hacía casi un año que estaban en el servicio militar en Colonia Sarmiento, en el regimiento 25 de Infantería, y las pruebas se tornaron más exigentes. Les daban más armas, intercambiaban roles y los mezclaban con otras compañías. Pensaban que estaban en una nueva etapa de preparación.

Al mediodía les hicieron preparar bolsones con armamento que incluían granadas y municiones, no era algo habitual ese tipo de armamento en los ejercicios, pero no preguntaron, no podían preguntar, tal vez los estaban equipando para un ejercicio más exigente.

A la medianoche partieron en camiones de Colonia Sarmiento a Comodoro Rivadavia, después de horas de recorrido llegaron a un aeropuerto que estaba a oscuras. Desde allí al puerto de Bahía Blanca donde estaban los buques emblemas como el General Belgrano, El 25 de Mayo y el Rompehielos Almirante Irízar. Era un ejercicio combinado con las tres fuerzas, era emocionante, pero el semblante de los superiores era distinto, algo pasaba y finalmente pasó.


Arriba del barco nos enteramos que teníamos el honor de recuperar las Malvinas...


La batalla de Darwin

En Pradera del Ganso, en la Isla Soledad, se dio el primer gran enfrentamiento terrestre de la Guerra de Las Malvinas. Ocurrió entre el 27 y el 29 de mayo de 1982. En esa terrible batalla, el ejército británico conquistó el Istmo de Darwin. Los soldados argentinos pelearon de una forma tan valiente, que el hecho quedó registrado en un museo inglés, Museum Britannia House, como una de las grandes batallas en la historia de Gran Bretaña, un país con tradición bélica.

“Estábamos ansiosos, nos hablaban de los ingleses todo el tiempo y queríamos enfrentarlos, éramos cerca de 37 de la sección 'Bote', el Regimiento 25, y con la ayuda de otro regimiento enfrentamos durante casi dos días a más de 200 soldados británicos”, describió Zárate.

“No llegamos a estar en las trincheras, los enfrentamos con todo nuestro valor; conocíamos el terreno, pero nos superaban en número. Fueron noches de fuego y sangre y logramos hacer una pelea que quedó en la historia, éramos chicos de 20 años, pero queríamos recuperar lo nuestro, las Malvinas eran argentinas”, agregó.

“Nunca me voy a olvidar de esa larga noche, las balas rebotaban cerca, el ruido de los disparos, las luces en la oscuridad, los gritos de dolor, la adrenalina y el olor a muerte. Ese día perdí a mi hermano de la milicia, el Cabo Castro; también a tres grandes compañeros y soldados que no puedo olvidar: Carrascul, Guiraudo y Zabala. Mi teniente Estévez también estuvo con nosotros en el frente y perdió la vida en esa batalla”, continuó.

Después de dos largos días de contener a las tropas británicas se acabaron las municiones y tuvieron que rendirse, pero no se sentían derrotados, se sentían frustrados por no poder seguir luchando.

“Se nos acabaron las municiones y nos tomaron como prisioneros. Estuvimos un día entero tirados en el piso, nevaba, estábamos cubiertos de hielo y no podíamos mover la cara del piso ni para mirar a los costados, nos obligaban a tener la frente contra el suelo. Recién al día siguiente llevaron a los heridos en helicóptero y al resto nos llevaron a la Bahía San Carlos donde nos tuvieron en enormes cámaras frigoríficas que estaban apagadas”, relató.

“Convivimos con 300 prisioneros y alternábamos entre las cámaras y los patios alambrados. Cuando se rindió Puerto Argentino nos llevaron a Uruguay y después desembarcamos en Buenos Aires”, contó sobre su liberación.

“No teníamos miedo a morir, queríamos ser como San Martín, Güemes o Belgrano: fuimos a recuperar lo nuestro y quedar en la historia”, resaltó Zarate.

La Tablada y Cascos Azules

Roberto Zarate continuó en el Ejercito como Sargento Primero, fue convocado en el año '95 al enfrentamiento en La Tablada. Nuevamente tuvo que tomar las armas y afrontar una dura batalla, está vez luchaba por la democracia.

En el año 1996 llegó su retiro. Lo hizo como Sargento Ayudante, desembarcaba desde la antigua Yugoslavia, donde fue testigo de una sangrienta separación de estados. 

Estuvo a bordo de un barco en el límite de Serbia y Croacia, representando a los Cascos Azules de Naciones Unidas.

Hoy Roberto Zárate tiene 61 años, tuvo tres hijos varones y dos nietos, sigue trabajando, pero ya no usa uniforme. Vive feliz y en paz con su mujer en Villa Carlos Paz.

El sargento ayudante Roberto Zárate, héroe de la Guerra de Malvinas.


El recuerdo de la guerra

Ese grupo de jóvenes tenía la convicción de luchar por Argentina y recuperar lo perdido. Enfrentaron el frío, el hambre y muchos entregaron su vida en las Islas. Querían ser parte de la historia y se convirtieron en una leyenda que no se puede olvidar.

No se los reconoció como lo merecían, pero el pueblo argentino sabe que lucharon por el país como lo hicieron los próceres que los inspiraron y que tuvieron la valentía de verdaderos héroes de la Patria.

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