Narcotráfico en Córdoba
25/09/2025 | 11:40
Redacción Cadena 3
Juan Federico
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La espesa sombra de las bandas narcos peruanas en Córdoba | Por Juan Federico
La Matanza, la villa 1-11-14, villa Zabaleta y Florencio Varela. El espanto tiene tres nombres propios: Brenda, Morena y Lara. Como nunca antes, todo un país ha quedado azorado ante la brutalidad del narcotráfico. La investigación por el triple crimen de las tres jovencitas apunta a una organización narco peruana con fuerte presencia territorial a ambos lados de la avenida General Paz.
Esta vez, los detalles espantan: dos chicas de 20 años y una tercera de 15, vulnerables desde que nacieron, fueron engañadas el viernes pasado a la noche, para ser llevadas supuestamente a una fiesta que no era tal. Prostituidas bajo la sola mirada de la Policía, que siempre las llevaba con el objetivo de engordar esas estadísticas que nunca sirven para nada, alguien les ofreció 300 dólares. En una camioneta blanca las buscaron por la rotonda de La Tablada, en La Matanza, en una de las puertas al infierno del conurbano, y las llevaron hacia una casa de Florencio Varela, a casi 40 kilómetros.
Ellas ignoraban que allí, durante la tarde, un grupo de hombres ya había cavado un pozo en el patio para arrojarlas después de matarlas. Las sometieron a una cruel y despiadada sesión de tortura, todo transmitido en vivo y en directo por Instagram, para un grupo cerrado de 45 personas, según consta en la investigación. Quién presentó el horror filmado fue un narco peruano, con varios años en Buenos Aires. “Así le va a quien me roba”, dijo, mientras ordenaba que las jovencitas fueran mutiladas, golpeadas y asesinadas. Luego, descuartizaron los cadáveres y los arrojaron en el pozo.
Los narcos fueron brutales en todo sentido. Dejaron demasiadas pistas sueltas para que la Policía y la Justicia llegara, a los pocos días, a la escena del espanto. Y descubriera la densa trama detrás del triple crimen.
El país, por estas horas, vuelve a mirar lo que muchos no quieren ver: el avance narco sobre el territorio argentino. Bandas lideradas por personas oriundas de Perú que en la ciudad y en la provincia de Buenos Aires han desplegado un infernal control territorial. Con cómplices locales, por supuesto. Creer que el narcotráfico en la Argentina es asunto sólo de extranjeros sería caer en una ingenuidad extrema. El apañamiento al narco siempre es local.
También sería ingenuo sostener que el narcotráfico en el país es problema de una única jurisdicción. Así como durante años se intentó encapsular el fenómeno sólo en Rosario, con una cifra dramática de homicidios, ahora hay una patética pelea mediática entre los políticos para ver de qué lado de la General Paz actuaban estas bandas narco peruanas.
La realidad es mucho más compleja: hace años que estas organizaciones fueron desplegando sus tentáculos por buena parte del país. Para el narcotráfico, las fronteras y las jurisdicciones son asuntos sólo de la política.
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/Fin Código Embebido/Córdoba lejos está de ser ajena a este fenómeno. Pese a que pocos se animan a reconocerlo en voz alta, hace tiempo que estas bandas se hicieron fuerte en la provincia, sobre todo en la ciudad de Córdoba.
En los Tribunales de Córdoba todos los recuerdos apuntan al "Rico Pollo", un local ubicado en calle Chubut, a sólo 200 metros de la Jefatura, donde en 2009 ya se denunciaba la venta de "paco". Su propietaria, Rosa Elvira Calderón Guevara (52), oriunda de Perú, fue allanada más de 10 veces desde entonces. En varias ocasiones, marchó presa, pero cuando volvió a la calle continuó con su misma actividad ilegal.
Es considerada, por los investigadores, como una "pionera" de un fenómeno que se multiplicó de manera alarmante en el último tiempo.
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/Fin Código Embebido/Cadena 3 reveló, hace ya más de cinco años, que en la ciudad de Córdoba había dos grandes bandas, "Los Zorritos" (o "Los Zetas") y "La Hermandad", que trasladaron sus históricas disputas en las afueras de Lima a territorio argentino. Primero en el conurbano y luego en territorio cordobés.
No se trata de las únicas bandas delictivas con fuerte influencia de personas oriundas de Perú que actúan en Córdoba. Y mucho menos se intenta indicar aquí que el narcotráfico en la ciudad sea asunto sólo de peruanos, algo que está muy alejado de la realidad. Pero sí está claro que “Los Zorritos” y “La Hermandad” en los últimos tiempos comenzaron a ganar cada vez más espacio y, sobre todo, que desplegaron un alarmante nivel de violencia en la vía pública.
Cuando esta guerra comenzó a quedar en evidencia, ya que los protagonistas no tenían ningún reparo en hacerla visible, desde el Ministerio Público Fiscal se tomó una decisión: generar un equipo especial para investigar el crimen organizado en Córdoba, liderado por el entonces fiscal de instrucción Gustavo Dalma, quien luego ascendió a fiscal de Cámara y dejó acéfala aquella idea.
Hasta entonces, había varias causas desperdigadas en diferentes fiscalías del fuero provincial y federal, con distintas fuerzas investigando al mismo tiempo. El objetivo fue organizar una información que no estaba concentrada en ninguna parte.
A partir de ese momento, el mapa de la violencia organizada en la provincia comenzó a tener una estructura propia. Bandas, nombres, roles y límites cada vez más difusos.
"Los Zorritos" tenían base en La Paternal, ciudad de Buenos Aires. De allí, se ramificaron hacia las ciudades de Córdoba y San Francisco, además de Frontera, en Santa Fe.
Su líder era Óscar Edmundo Quispe Najarro, "el Zorrito", quien vivió 40 años intensos, gran parte de ellos al margen de la ley, tanto en Perú como en Argentina.
El 11 de octubre de 2019, cuando había ido de visita a su país, sicarios lo ejecutaron en una esquina de Santa Anita, uno de los distritos que conforman el anillo que rodea a la ciudad de Lima.
En Argentina, Quispe Najarro usurpó numerosas identidades: Julio César Benavídez, José Carlos Gómez Guamini, Marcos Guzmán Escano, Marcos Alberto Aguilar y Juan Manuel Castañeda fueron sólo algunos de los 20 nombres que fue utilizando de manera alternada.
Su funeral quedó registrado en un video, subido a las redes sociales: el ataúd se alzó en medio de una calle y una banda musical acompañó toda la ceremonia. Hubo gritos, cánticos y mucho alcohol derramado.
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/Fin Código Embebido/Tras el crimen, su cuñado, Eduardo "Toro" Bellido quedó al frente de "Los Zorritos". No duró ni un año al mando.
El 8 de noviembre de 2020, un grupo armado ingresó en un bar peruano de barrio Alberdi y le disparó tres veces en las piernas a un comensal. La investigación del fiscal Dalma llevó a la cárcel a Bellido (que ya tenía una causa abierta por narcotráfico) y a Alex Chávez Quirós, apuntados como los atacantes.
A ambos ya los buscaba la Justicia Federal por un secuestro ocurrido en julio de ese año, cuando un hombre peruano fue llevado cautivo cuando salía de almorzar en un bar de barrio Ducasse.
Su caída no deterioró el poder violento de la banda.
El 16 de diciembre de 2020, delincuentes secuestraron a un hombre en plena avenida Duarte Quirós, en el cruce con calle Ocaña, a pocas cuadras del shopping.
Lo llevaron cautivo a un domicilio de Villa Retiro, donde lo ataron, lo sometieron con una picana y terminaron por dispararle en las piernas. Luego, lo abandonaron en un callejón de tierra, en un auto que también apareció baleado.
La víctima, de nacionalidad peruana, jamás quiso contar mucho ante los investigadores. No se trató de una excepción: una de las grandes dificultades que han encontrado los policías a lo largo de estas causas ha sido que siempre se han topado un impenetrable código de silencio y miedo.
Pese a ello, meses después, los pesquisas detuvieron a un supuesto sicario colombiano, que ya había viajado a la ciudad de Buenos Aires. Fue identificado como Didier Sabino Hurtado Riascos, "El Morao", quien se ocultaba en la villa 31.
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/Fin Código Embebido/"Nosotros nos hemos enterado sólo de unos pocos casos, pero sabemos que entre estas bandas hubo varios secuestros, muy violentos. En todos los casos, pedían dinero o droga, o directamente buscaban que las víctimas se cambiaran de banda y comenzaran a trabajar para ellos", supo confiar un investigador judicial.
Y agregó otro dato revelador: tras la caída de los cabecillas, estas bandas comenzaron a disgregarse. Pero no desaparecieron, sino que se multiplicaron en células.
Un ejemplo de esta situación quedó en evidencia en julio de 2021, cuando 16 personas (11 peruanos y cinco cordobeses) fueron detenidas acusadas de haber montado un grupo dedicado a la venta de cocaína en los barrios San Roque y Villa Páez, de la ciudad de Córdoba.
Los supuestos líderes, conocidos como "Centavo" y "Papi" habían formado parte de "Los Zorritos". Se les secuestró dos kilos de clorhidrato de cocaína ya fraccionados para la venta y 1.250.000 pesos en efectivo.
Desde que en 2022 el fiscal Dalma "subió" a una Cámara, la fiscalía quedó a cargo de María Celeste Blasco.
En ese momento, eran 10 los "Zorritos" detenidos por diferentes causas en los últimos tiempos en Córdoba.
Dos de ellos, Juan Enrique Conde Carbajal y Michael Christian Salvatierra Romero, fueron atrapados en noviembre de 2021. Sindicados como los nuevos jefes de la banda, ya estaban prófugos cuando a los investigadores les llegó el dato de que iban a participar en una fiesta en un local bailable de barrio Pueyrredón. Se montó un discreto operativo en las inmediaciones, hasta que fueron divisados y lograron atraparlos cuando llegaban.
Pero eso no significó que quedaran inactivos, mientras comenzaba el proceso de resocialización en el Servicio Penitenciario. A mediados de abril de 2022, el fiscal del fuero de lucha contra el narcotráfico (antimenudeo), Carlos Cornejo, ordenó allanar sus celdas en el penal de Bouwer, donde se secuestraron celulares. De manera paralela, los efectivos de la Fuerza Policial Antinarcotráfico (FPA) secuestraron cinco kilos de cocaína que acababan de llegar en una encomienda a la Terminal de Ómnibus de Córdoba, y se halló casi un kilo más de la misma droga en distintos operativos en los barrios Los Naranjos, Bella Vista y San Ignacio. Una mujer peruana, otra paraguaya y un varón colombiano terminaron detenidos. Se sospecha que los cabecillas, presos, muñidos de los teléfonos ilegales continuaban moviendo los hilos de la banda.
Mientras que "Los Zorritos" se movían, sobre todo, por la zona de los barrios Güemes, Observatorio, Bella Vista y Villa El Libertador, "La Hermandad" tenía mayor presencia en Maldonado, en Alberdi, en Marechal y en Providencia.
Tras ellos, comenzó a asomar una tercera banda, "Los Gallitos" (con base en Nueva Esperanza y Alta Córdoba), que incluso trajeron a un sicario desde Perú para ejecutar un resonante crimen en medio de una "chuleteada" en la zona de Las Violetas, en 2019, cuando aún el fenómeno narco peruano no figuraba en el radar de los investigadores cordobeses.
La causa que en ese momento encabezó otro fiscal, Juan Pablo Klinger, y que en mayo pasado recibió un fortísimo respaldo del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), que ratificó todas las condenas, terminó por generar en aquel momento una alerta potente al interior del sistema de seguridad de Córdoba sobre el auge de estos grupos criminales.
“El chabón se metió con la mujer de un narco, de alguien jodido, y ahí fueron y lo mataron”, contó un testigo con una naturalidad que dejó expuesto cómo se había agigantando la espiral violenta en medio de toda esta trama.
“Les tengo miedo... porque venden droga, son gente peligrosa y, cuando tienen problemas como estos, ellos te matan, no les interesa nada, esa gente es así. No sé qué pueden hacer. No les interesa matarte”, agregó otro vecino ante los investigadores.
Meses atrás, cayó una cuarta organización narco con raíces peruanas, cuyo líder vivía en una generosa casa de barrio Parque Chacabuco, a metros del shopping de Villa Cabrera.
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/Fin Código Embebido/A estos grupos, se les sumó, el año pasado, la detención de"Fort", el líder de una banda narco peruana, "Los canallas, la esperanza", cuyo despliegue territorial no deja de asombrar.
Su líder, residía en una cómoda vivienda de Unquillo, a pocos minutos de barrio Nueva Esperanza, en la ciudad de Córdoba, una zona que muestra un descomunal crecimiento sobre el que pocos pueden dar explicaciones concretas. Su apodo hace referencia a Ricardo Fort, el acaudalado personaje mediático que irrumpió en la televisión argentina años atrás.
En barrio Nueva Esperanza estaba emplazado el boliche "Libertad", uno de los epicentros de esta banda, según surgía de la investigación liderada por el fiscal Carlos Cornejo. A ese centro nocturno llegaban reconocidos artistas de Perú, que viajaban hacia la periferia de la ciudad de Córdoba a cambio de abultadas sumas de dinero, de acuerdo a lo que confiaron los sabuesos antidrogas.
Los allanamientos se concentraron en diferentes domicilios de una franja ancha del noroeste de la ciudad de Córdoba: Nueva Esperanza, Nuevo Progreso, Policial Anexo, Villa 9 de Julio, Villa Urquiza y San Ignacio. También hubo procedimientos en otros puntos de la ciudad, como Villa El Libertador, Alto Alberdi, Villa Páez, Alberdi y El Pueblito (Las Violetas), además de los domicilios de Unquillo y Saldán.
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/Fin Código Embebido/O sea, un despliegue territorial notable de esta banda.
No son los únicos.
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