Discutían por un robo y lo mató de un balazo en la cabeza

Una discusión por un presunto robo volvió a mostrar la peor cara de la violencia en Córdoba.

Lucas Valdez, un hombre de 30 años, fue asesinado el lunes a la noche en plena vía pública de barrio Cooperativa Los Paraísos, enclavado en proximidades del Arco de Córdoba, al sudeste de la Capital cordobesa. Se trata, según reconocen los investigadores policiales, de otro sector difícil de la ciudad, donde el narcomenudeo hace tiempo desplegó su poder territorial.

Según informaron fuentes policiales y judiciales, al caer la tarde del lunes, dos hombres, que ya se conocían de antes, se cruzaron en plena calle, a la altura de la Manzana 16. 

Los primeros testigos que ya declararon en la causa que lleva adelante la fiscal Lourdes Quagliatti, indicaron que apenas se encontraron, comenzaron a discutir a viva voz. De los gritos pasaron a los golpes, hasta que uno de ellos cayó a la vereda. Fue entonces que su contrincante se acercó y desde muy corta distancia le disparó en la cabeza. Lo mató.

En este punto, las versiones aún no están claras. Algunos residentes de la zona aseguran que el matador directamente "ejecutó" a la víctima. Otros, en cambio, plantean que le quiso pegar un culatazo, momento en el que el arma se le disparó.

A los pocos minutos, mientras en la zona todo era un inmenso griterío, los policías lograron detener al sospechoso del crimen. Fue identificado como Pablo Maldonado. La fiscalía lo imputó, por el momento, por el presunto delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego.

La víctima fue identificada como Lucas Valdez.

En cuanto al móvil del crimen, los investigadores de Homicidios se inclinan por una disputa personal que sería la derivación de un robo. "Los vecinos aseguran que discutían por un robo anterior, pero no se sabe aún cómo fue la mecánica de este supuesto episodio", apuntó una fuente judicial.

Cooperativa El Paraíso es un sector empobrecido ubicado detrás del Centro de Participación Comunal (CPC) de barrio Empalme, a pocos metros del Arco de Córdoba. Desde hace ya más de una década, su nombre forma parte del mapa rojo de la inseguridad y el crimen organizado en la ciudad. 

Durante años, investigadores de fuerzas provinciales y federales llegaron hasta allí siguiendo la pista de Raúl Cuello –apodado como “el Tuerto Cacho”-, un mito del narcotráfico autóctono. "Cacho", que supo comercializar cocaína en villa La Maternidad, terminó por desarrollar su propio emporio narco cooptando voluntades en un ancho sector de la ciudad, desde Cooperativa Los Paraísos hasta el barrio Ciudad de Mis Sueños, a ambos márgenes de la última porción urbana de la ruta nacional 9. 

Nombrado durante años, fue detenido en agosto de 2018, en proximidades de Cooperativa Los Paraísos. Ya salió en libertad y hoy figura como uno de los testigos que denunciaron el obsceno esquema de corrupción que se habría generado adentro de las cárceles de Córdoba.

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En ese barrio, antes de la caída de "Cacho", habían sido detenidos, en mediáticos operativos, supuestos narcos que, en realidad, según se demostrarían después, eran los eslabones más desesperados de una cadena que hasta entonces nunca llegaba al verdadero dueño de la droga.

Incluso, hasta Cooperativa Los Paraísos llegó el enorme escándalo, jamás aclarado, del robo de más de 70 pistolas policiales, descubierto en 2015. Algunas de las pocas armas recuperadas habían sido comercializadas allí.

Desde antes, y hasta hoy, la violencia nunca cesó en ese sector. En febrero pasado, Edgardo Gustavo Martínez (40) fue asesinado a tiros en la esquina de Carlos Gervasoni y De los Sauces, en medio de una brutal disputa entre dos bandas que cruzaron, en plena siesta del domingo 16, más de 20 balazos en plena calle.

El 28 de julio último, en tanto, Ignacio Villagra (22), un joven trabajador, fue ejecutado por un grupo de delincuentes que lo emboscó en un callejón de Rayo Cortado al 2200 y le disparó para robarle, sin éxito, su teléfono celular.

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El homicidio volvió a encender el reclamo vecinal por la inseguridad en la zona.

Ahora, con el crimen de Valdez, la zona ya acumula, sólo en este 2025, tres asesinatos en un radio de no más de 10 cuadras. 

En junio, además, un hombre logró sobrevivir, pese a haber quedado al borde de la muerte, luego de que le dispararan en una pierna y el proyectil le afectara la arteria femoral. Según declararía luego la víctima, el ataque había sido en represalia porque se había negado a "trabajar" para los narcos de la zona.

Una violencia que sólo se explica a raíz de una construcción sostenida durante años: el avance narco, la corrupción policial y la ineficacia de las investigaciones. Un combo perverso al que se han ido agregando nuevas generaciones.

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