Diez curiosidades del famoso Reloj Cu Cú, un ícono de Carlos Paz

El tradicional Reloj Cu Cú de Villa Carlos Paz es uno de los íconos turísticos más fotografiados del país. A continuación, 10 datos imperdibles sobre su historia y curiosidades:

Inauguración histórica: fue inaugurado el 25 de mayo de 1958 y, en ese momento, se convirtió en uno de los relojes Cu Cú más grandes del mundo.

Origen alemán: su construcción estuvo a cargo de ingenieros alemanes radicados en la ciudad, entre ellos Carl Hans Plock, Ulrich Schnaak y Karl Wedemeyer, quienes habían trabajado en la industria aeronáutica.

Ubicación emblemática: se encuentra en la intersección del boulevard Sarmiento y la avenida Uruguay, en el llamado “centro viejo” de Villa Carlos Paz.

Una obra artesanal: tanto la caja del reloj como el pájaro Cu Cú fueron realizados a mano. La estructura mide 7,5 metros de altura y funciona con un motor eléctrico que acciona el mecanismo automáticamente.

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Un símbolo romántico: en los años ’60 fue la postal clásica de las parejas que pasaban su luna de miel en la villa serrana.

El Cu Cú original fue robado: el pájaro tallado por el propio Plock -de un metro de largo- fue sustraído en los años ‘90 y reemplazado por otro elaborado por un artesano local.

Un trabajo colaborativo: las piezas fueron talladas y fabricadas por familias alemanas e italianas residentes en la zona. El tallado de piedra lo realizó el italiano Mario Casolla, mientras que las cifras del reloj fueron obra de Inoccente Persello.

Reconocimiento internacional: su inauguración fue celebrada con fuegos artificiales y una botella de champagne, y llegó a ser noticia en revistas del mundo, como Life de Nueva York.

Renovaciones modernas: en 2018 se remodeló su entorno con una fuente de agua y un muro verde, para realzar su valor turístico y patrimonial.

Acceso libre: es un monumento público y gratuito, al que se puede llegar desde distintos puntos del centro cruzando cualquiera de los puentes sobre el río San Antonio.

El Reloj Cu Cú sigue siendo, más de seis décadas después, un ícono de Villa Carlos Paz y una visita obligada para quienes recorren las sierras de Córdoba.