La magia de la nariz roja
05/11/2025 | 08:02
Redacción Cadena 3
Cada 5 de noviembre, el mundo se viste de colores para celebrar el Día Internacional del Payaso, una fecha que trasciende la simple efeméride para convertirse en una poderosa declaración de humanidad. Este día rinde tributo a aquellos que, con narices rojas y maquillajes vibrantes, hacen del humor una verdadera misión de vida, transformando la tristeza en un acto de fe.
El origen de esta conmovedora celebración se remonta a México, cuna de Ricardo González Gutiérrez, mejor conocido como Cepillín, "el payaso de la sonrisa infinita". Su figura icónica, que combinó educación y alegría, marcó a generaciones de niños latinoamericanos a través de la televisión y sus visitas a hospitales. Fue en 1985 cuando artistas del humor decidieron consagrar este día al noble oficio del payaso, una iniciativa que rápidamente se extendió por todo el mundo. Desde entonces, caravanas, desfiles y funciones gratuitas llenan plazas y barrios, llevando sonrisas a orfanatos, cárceles y hospitales, compartiendo lo que mejor saben dar: alegría pura.
Pero la historia del payaso no se limita a América. En España, el recuerdo de Emilio Aragón Bermúdez, el entrañable Miliki, mantiene viva la memoria de otra estirpe de artistas circenses. Junto a sus hermanos Gaby y Fofó, formó un trío inolvidable que unió a generaciones con canciones que aún resuenan en la infancia de miles: "Hola, don Pepito" o "La gallina turuleca". Su legado traspasó fronteras, moldeando la sensibilidad de un continente entero.
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Ser payaso es mucho más que provocar la risa; es un oficio que habita en la delicada frontera entre la tristeza y el júbilo, la caída y la redención. Por eso, este día también celebra la fragilidad humana, la capacidad de reírse de uno mismo y la inquebrantable voluntad de sanar al otro desde la inocencia.
En muchos rincones del planeta, el payaso es un auténtico terapeuta del espíritu. En hospitales, su presencia reduce el miedo y el dolor; en barrios populares, devuelve la dignidad del asombro a los niños que han crecido con poco; y en los circos itinerantes, sostiene la tradición de una familia que se niega a desaparecer.
El maquillaje no oculta, sino que revela. Detrás de la máscara, el payaso se enfrenta a su propia vulnerabilidad y la transforma en un acto de entrega. Como sabiamente dijo Miliki: "La risa es la manera más seria de decir la verdad". Quizás por ello, cada función encierra un ritual ancestral: el arte de resistir a la tristeza mediante el humor.
Estos dos gigantes no solo marcaron la infancia de millones, sino que también dignificaron el arte del payaso en una época en que el mundo comenzaba a olvidar su valor simbólico.
Cepillín, dentista de profesión, descubrió que su verdadera vocación no estaba en sanar dientes, sino corazones. Su programa infantil, un fenómeno cultural en los años setenta y ochenta, combinó educación y alegría, convirtiéndolo en el payaso más famoso de América Latina.
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¿Qué se celebra cada 5 de noviembre? Se celebra el Día Internacional del Payaso, una fecha que rinde tributo a los payasos y su capacidad de transformar la tristeza en alegría.
¿Quién es Cepillín? Cepillín es el nombre artístico de Ricardo González Gutiérrez, un payaso mexicano que combinó educación y alegría, marcando a generaciones de niños.
¿Cuándo se instituyó el Día Internacional del Payaso? El día fue consagrado en 1985 por artistas del humor para honrar el oficio del payaso.
¿Dónde se originó esta celebración? La celebración se originó en México, donde Cepillín se convirtió en un ícono del humor infantil.
¿Por qué es importante el payaso en la sociedad? El payaso actúa como un terapeuta del espíritu, ayudando a reducir el miedo y el dolor en hospitales y devolviendo la dignidad a los niños en barrios populares.
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