Recomendaciones para el cuidado cutáneo en invierno

Consejos esenciales para proteger la piel en medio de una ola polar

30/06/2025 | 08:43 | Las bajas temperaturas requieren que mantengas tu piel en óptimas condiciones, ya que es la primera línea de defensa del cuerpo ante el frío y sus efectos.

Durante una ola polar, la piel enfrenta las adversidades del frío, con el rostro, las manos y los labios como las áreas más vulnerables que tienden a resecarse, inflamarse o agrietarse fácilmente. Comprender la reacción de la piel ante las bajas temperaturas resulta crucial para prevenir molestias y evitar que se agraven condiciones dermatológicas existentes.

“El invierno genera un conjunto de factores que afectan la salud cutánea: la vasoconstricción reduce el flujo de oxígeno y nutrientes, y la calefacción seca el aire en los ambientes, provocando una pérdida de humedad en la epidermis”, señala la Dra. Andrea Pascual, Dermatóloga del Centro Médico de la Comunidad Mendoza (M.P. 6.866).

Aparte de implementar cuidados específicos en la rutina diaria, es vital estar atento a las señales que envía la piel. En caso de que se presenten grietas, enrojecimiento persistente, picazón o descamación, la mejor opción es acudir a un especialista para prevenir complicaciones o el empeoramiento de afecciones dermatológicas preexistentes, tales como dermatitis o rosácea.

La constancia es clave y, así como en verano se aplica protector solar casi automáticamente, durante el invierno también se deben adoptar hábitos que fortalezcan la salud de la piel. Una piel adecuadamente cuidada no solo se ve mejor, sino que también brinda una mejor protección del cuerpo contra agresiones externas.

Entre las principales consecuencias del frío extremo se encuentran la sequedad, tirantez, enrojecimiento, picazón e, incluso, grietas e irritaciones. Para prevenir estos síntomas, se recomienda añadir los siguientes hábitos a la rutina cotidiana:

  1. Hidratación por dentro y por fuera: es clave beber suficiente agua diariamente y aplicar cremas hidratantes por la mañana y noche, e incluso con mayor frecuencia si la piel lo requiere.
  2. Limpieza suave: utilizar productos hipoalergénicos y evitar jabones que puedan alterar la barrera cutánea natural.
  3. Protección solar durante todo el año: aunque no haya sol, los rayos UV continúan presentes y pueden dañar la piel. Es fundamental aplicar protector, incluso en invierno.
  4. Labios protegidos: resulta esencial mantener la hidratación de esta zona sensible varias veces al día con bálsamos específicos.
  5. Cuidado con el calor directo: debe evitarse el contacto inmediato con estufas, radiadores o duchas muy calientes, ya que estos contrastes térmicos pueden perjudicar la piel.
  6. Humedad en el hogar: el uso de humidificadores ayuda a mantener el ambiente equilibrado y a prevenir la sequedad causada por la calefacción.