Violencia urbana
09/10/2025 | 10:44
Redacción Cadena 3
Juan Federico
El hombre había salido temprano a buscar a sus cabras. Su recorrido era el habitual: caminaba unos metros hasta llegar a la ruta nacional 9, a unos 60 kilómetros de la ciudad santiagueña de Ojo de Agua. Allí, para evitar que sus animales se cruzaran por el medio del camino, los reunía para llevarlos monte adentro.
Pero aquel día, domingo 31 de diciembre de 2023, algo lo sobresaltó. Un fuerte olor nauseabundo, a unos 20 metros de la banquina, lo obligó a husmear más de lo que hubiese deseado. Apenas divisó entre los yuyos dos piernas, decidió llamar de inmediato a la Policía.
Comenzaba entonces a descubrirse un homicidio brutal, de características mafiosas, cuya investigación ha trazado un mapa que recorre desde Salta hacia Córdoba, con ese punto de Santiago del Estero como epicentro.
Los forenses hicieron pronto su trabajo: lo habían ejecutado de cinco balazos en la cabeza, además de someterlo a una brutal tortura.
/Inicio Código Embebido/
/Fin Código Embebido/Y dejaron asentada el resto de la descripción: una persona joven, con dos tatuajes (un dibujo de un cráneo con un cigarrillo a la altura del pectoral derecho y otro con el rostro del Joker/Guasón en el abdomen), que antes de morir vestía un jean azul con dos roturas a la altura de los bolsillos, una camisa mangas largas a cuadros de azul con blanco combinado con una remera de color oscuro, además de unas zapatillas Nike gris.
Sin embargo, recién en el atardecer del miércoles 3 de enero del año pasado la fiscal de Santiago del Estero Carla León pudo ponerle nombre a ese cadáver: Nelson Gabriel Aramayo (33).
Se trataba de un joven oriundo de San Ramón de la Nueva Orán, Salta, y conocido como un experimentado "bagayero".
De acuerdo a la investigación, pasaba toda clase de mercadería (sobre todo, ilegal) desde Bolivia a Orán, para luego viajar en Córdoba donde hacía base con un socio. En algunos casos, luego continuaba viaje hacia la ciudad de Buenos Aires.
"Era uno de los mejores pasadores y contrabandistas de la frontera boliviana", agregó otro informante.
La fiscalía, de acuerdo a las fuentes consultadas, sostiene que a fines de diciembre Aramayo hizo uno de sus viajes habituales. Se cargó de mercadería en Bolivia, regresó de manera clandestina a Orán y desde allí viajó hacia la ciudad de Córdoba. Pero nunca más se supo nada de él.
Fue su madre la que aportó un dato clave, luego de haber denunciado su desaparición en los últimos días de 2023. En Córdoba, dijo, Aramayo, a quien todos llamaban "Lobito", tenía un socio: Ezequiel Rojas.
Fue el 25 de diciembre cuando la madre de Aramayo denunció su desaparición en Salta. Por el estado de descomposición que presentaba el cadáver cuando fue hallado el domingo 31, los forenses estimaron que llevaba muerto al menos 72 horas.
La brutalidad de los golpes que había recibido antes de ser ejecutado a balazos hace suponer que estuvo secuestrado unos días y que fue torturado.
Es en este punto en el que la fiscal base su principal hipótesis: a Aramayo lo mantuvieron cautivo en Córdoba y no se descarta incluso que haya sido en esta provincia donde lo mataron. Y luego, en el auto de Rojas, un Volkswagen Vento, lo trasladaron hacia Ojo de Agua, en Santiago del Estero, con la intención de despistar a los investigadores.
De acuerdo a los registros de un puesto caminero ubicado en el ingreso de Ojo de Agua, Rojas ingresó en su auto antes del hallazgo del cadáver, permaneció unas tres horas en la zona y luego regresó en dirección a Córdoba.
La distancia entre la ciudad de Córdoba y Ojo de Agua es de 220 kilómetros. ¿Los sicarios se arriesgaron a trasladar un cadáver durante todo ese trayecto? ¿O lo llevaron cautivo hacia allá y recién entonces lo ejecutaron al borde de la ruta?
La fiscalía se inclina más por la primera opción. Por eso, el 14 de enero una comitiva especial de investigadores santiagueños se trasladó a Córdoba, donde -junto a efectivos locales- allanaron tres domicilios y secuestraron el Vento de Rojas.
Pero el sospechoso no estaba en ninguna parte, por lo que se libró una orden de captura internacional en su contra.
Si bien los investigadores santiagueños se refieren a Rojas como "el cordobés", tal como lo llamaba Aramayo, se cree que en realidad este sospechoso también es oriundo de Salta, aunque se habría radicado hace años en Córdoba.
Un peritaje de luminol descartó que a Aramayo lo hubieran asesinado arriba del auto. O, al menos, se sostiene que no quedaron grandes manchas de sangre en el interior del rodado.
En tanto, en la escena donde fue encontrado el cadáver tampoco se hallaron vainas servidas, por lo que se descartaría de que hubiese sido ejecutado en ese lugar.
En la denuncia por su desaparición, la madre había indicado que Aramayo había viajado a Córdoba el 20 de diciembre. Que, por lo general, estaba 24 horas en esa provincia y que luego regresaba. Pero que nunca más pudo contactarse con él y que le había preocupado mucho que había llegado la Navidad y no daba señales por ningún lado.
Ante esto, le había preguntado a su socio en Córdoba, Rojas, qué sabía de su hijo, a lo que esta persona le había respondido que aquel 21 de diciembre lo había dejado en la Terminal de Ómnibus.
La fiscalía sospechaba que Rojas mintió. Y, también, se cree que a Aramayo lo mataron en medio de un ajuste de cuentas con sello narco. Fue por ello, que meses después, ordenó la captura del principal apuntado, que a esa altura se había convertido en un fantasma.
Sin embargo, alguien le pisó la sábana. Y volvió a quedar al descubierto, a más de 15 meses de iniciada su búsqueda. Un trabajo en conjunto entre la división Homicidios de la Policía de Córdoba y sus pares de Santiago del Estero permitió establecer que Rojas había vuelto a frecuentar algunas zonas de la ciudad de Córdoba. En concreto, que se estaba refugiando en barrio René Favaloro, detrás de Matienzo.
Con estos datos, se ordenó una guardia sigilosa en la zona, con el objetivo de lograr dar con él. Algo que se concretó en las últimas horas, cuando personal de la patrulla del Distrito 20 logró observar, a pie, a un sujeto que correspondía a las características de Rojas, según la descripción que habían recibido los policías que frecuentan ese sector de la ciudad.
Fue entonces que, al intentar controlarlos, Rojas buscó escapar, pero finalmente fue detenido en Fleming al 3500.
Ahora, será trasladado a Santiago del Estero.
Más detenidos
En tanto, también en las últimas horas, la división Homicidios logró otras dos capturas en el marco de homicidios ocurridos en la ciudad de Córdoba.
Por una parte, en barrio Parque República, fue detenido Gustavo Darío Rodríguez, a quien la fiscal Andrea Martín imputó por el presunto delito de homicidio calificado en torno a la investigación por el crimen de Fernando Rosales Barrionuevo (21). El asesinato se produjo el pasado 17 de mayo en ese barrio, cuando desde una moto, una pareja disparó en contra de Rosales Barrionuevo, al parecer, a raíz de una discusión que habían tenido momentos antes.
Por este caso ya estaba detenida, bajo la misma imputación, Ana Yanina Noemí Cruz.
En tanto, en Villa Martínez, un sector caliente del oeste capitalino, fue detenido Sebastián Maximiliano Farías (18), sindicado por la misma fiscal Martín como el presunto autor del brutal crimen de Diego Javier Gómez (47), ocurrido el 22 de agosto último en esa barriada.
/Inicio Código Embebido/
/Fin Código Embebido/De acuerdo a la reconstrucción judicial, todo sucedió en la esquina de Aviador Silvio Pettirossi y Llanquelen, donde llegaron dos jóvenes en moto y comenzaron a increpar a Gómez. Luego, uno de ellos se acercó hasta el domicilio de la víctima y disparó 15 veces, según el recuento de las vainas servidas que quedaron desperdigadas en el lugar.
Gómez recibió varios impactos y si bien alcanzó a ser internado en el Hospital de Urgencias, los médicos no pudieron hacer nada para devolverlo a la vida.
Sobre el móvil del crimen, y pese a un espeso código de silencio que encontraron los investigadores, todo apunta a un brutal ajuste de cuentas vinculado al narcotráfico.
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