La historia de la independencia de EE.UU: impuestos, rebelión y un favor francés

El 4 de julio de 1776 trece colonias británicas firman su independencia, pero la intervención de Francia fue clave para su éxito. Estas colonias: Virginia, Massachusetts, Nueva York, Pennsylvania, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Nueva Jersey, Georgia, Connecticut, Rhode Island, Delaware, Maryland y New Hampshire, estaban bajo dominio británico desde el siglo XVII.

Las colonias enfrentaban un descontento creciente por la falta de autonomía política, los monopolios abusivos y los impuestos sin representación. La situación se tornó insostenible tras la imposición de la "Ley del Timbre" y la "Ley del Té". La primera, aprobada en 1765, imponía un impuesto sobre todos los materiales impresos, mientras que la segunda, en 1773, otorgaba a la Compañía Británica de las Indias Orientales el monopolio sobre la venta de té.

Estas medidas provocaron indignación entre los colonos, culminando en el famoso motín del té de Boston, donde colonos disfrazados de indígenas arrojaron cargamentos de té al mar en señal de protesta. En 1775, estalla la guerra y el Congreso Continental, reunido en Filadelfia, declara la independencia el 4 de julio de 1776.

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Sin embargo, las colonias no podían lograrlo solas. Francia, rival eterno de Inglaterra, vio una oportunidad y decidió intervenir. Envió armas, barcos, soldados y dinero, lo que resultó fundamental para el éxito de la independencia. Sin esta ayuda, es probable que Estados Unidos no hubiera alcanzado su emancipación.

La historia muestra que las independencias no se logran en solitario. Las alianzas y traiciones son parte del proceso. Además, la revolución en Norteamérica inspiró a la revolución francesa, y ambas sirvieron como cimiento para las independencias en Hispanoamérica más tarde.

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