Inseguridad, armas y drogas, el contexto en el que le arrebataron la vida a Agustina

Violencia en Córdoba

El atroz contexto en el que le arrebataron la vida a Agustina

28/11/2022 | 10:45 |   

Juan Federico

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Agustina Soledad Serenari tenía 22 años. Soñaba con ser maestra jardinera, con terminar también sus estudios de contaduría, con darle forma a ese terreno de Salsipuedes... Tenía, soñaba, todos verbos que desde el sábado último a la 1.30 de la madrugada se escriben en un pasado sin remedio. Por una moto, su moto, un joven ladrón la asesinó de un balazo disparado casi a quemarropa, en el medio del pecho.

Todo ocurrió frente a una despensa de Fangio al 8100. La nomenclatura dice Argüello Norte. La realidad indica que se trata de un vasto sector de la franja noroeste de la ciudad de Córdoba que hace tiempo delata la instauración de un orden social atroz: robos, armas y droga, demasiada droga.

Argüello, Autódromo, Sol Naciente, IPV Argüello, Villa Cornú, Los Químicos y Villa 9 de Julio son sólo algunos nombres que aglutina a cientos de familias rodeadas por el mismo drama: el combo en el que se entremezclan la inseguridad, la droga, la violencia y una marginalidad que excede el bolsillo.

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Es en este contexto donde Agustina se quedó sin sueños, sin horizontes.

Pocas horas antes del crimen, en barrio Los Químicos, a menos de 10 cuadras del lugar donde mataron a la joven, los vecinos habían escuchado la enésima promesa policial ante un nuevo reclamo ante tanto motochorro suelto.

Hace 15 días, a sólo 200 metros de donde mataron a Agustina, otra joven vio cómo el caño de una pistola apuntaba en dirección a su pecho para convencerla de entregar su moto. Los vecinos hablan con total naturalidad de arrebatos, asaltos y de toda una dinámica no escrita que prohíbe dejar sus hogares solos. Resignados a vivir en medio de la delincuencia.

Agustina se había criado en el cercano barrio Los Boulevares. Hace cuatro años que se había mudado a Argüello Norte junto a su pareja. Cada noche, ella tomaba su moto y recorría media ciudad, por Circunvalación, para ir a buscar a su novio en la punta de línea de Ersa, en Camino a 60 Cuadras.

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Así lo hicieron el viernes. Ya era de medianoche y ambos querían comer algo dulce y tomar algo fresco antes de irse a dormir. Por eso, iban a ir a la despensa de siempre, la de calle Fangio al 8100. Pero él tuvo que ir al baño antes. Le dijo que lo esperara, que no se apurara. Agustina le respondió que no se hiciera problema, que iba ella, que total era cerca.

Media hora después, sonó el teléfono de él. Le avisaban que había ocurrido lo que todavía se niega a creer.

Aún la investigación que lleva adelante la división Robos y Hurtos de la Policía de Córdoba no tiene detenidos. Los vecinos sí dan apodos, rutas de escape, puntos de venta donde lo robado se cambia por alguna dosis de droga.

Este lunes, antes de las 11, los móviles policiales ya habían pasado casi una docena de veces frente a la despensa donde los periodistas hacían guardia y cronicaban lo sucedido. "Han pasado más veces esta mañana que en todo el año", se quejaba amargamente una vecina.