Un informe afirma que la malnutrición retrasa el crecimiento de los menores de 5 años

Un informe reciente de la ONU ha puesto de relieve un fenómeno alarmante en la nutrición infantil en Argentina, que combina el sobrepeso y la obesidad con el retraso en el crecimiento de los niños menores de cinco años. Según Sergio Britos, director del Centro de Estudios sobre Política y Economía de la Alimentación (CPEA), "los primeros dos años de vida, los famosos mil días, tienen un significado absolutamente trascendente en la nutrición y en la salud presente y futura de los niños".

En Siempre Juntos, por Cadena 3 Rosario, Britos explica que durante este periodo crítico, "ocurren cuatro cosas que nunca más van a ocurrir a lo largo de la vida", incluyendo el crecimiento físico, el desarrollo de la inmunidad, la conformación de hábitos alimentarios y el desarrollo de la inteligencia. Cuando estos aspectos no se satisfacen, especialmente en niños que crecen en condiciones de pobreza, se produce una disminución en el ritmo de crecimiento, lo que resulta en una estatura inferior a la esperada.

El informe de la FAO revela que el retraso en el crecimiento afecta al 9,5% de los niños menores de cinco años en Argentina, lo que equivale a casi el 10%. Britos señala que "en los ámbitos de mayor concentración de pobreza, ese porcentaje sea un poco superior, probablemente esté en el orden del 15%". Esta situación no solo afecta el crecimiento físico, sino que también tiene repercusiones a largo plazo, incluyendo un mayor riesgo de enfermedades crónicas en la adultez.

La pobreza es un factor determinante en esta problemática, con casi el 60% de los niños en el país viviendo en condiciones de pobreza. Britos advierte que "la mala nutrición en los primeros años de vida es la madre o el padre de fenómenos que ocurren luego, en otros momentos del ciclo de vida", lo que repercute en la productividad del país y en la salud de la población.

En este contexto, se hace hincapié en la importancia de invertir en una buena nutrición durante la infancia. "Invertir en nutrientes esenciales, tener una buena nutrición en los primeros años de vida es probablemente la mejor inversión que uno pueda hacer", concluye Britos, resaltando la necesidad de un enfoque integral que contemple la alimentación, la salud y el entorno emocional de los niños.