Consejos para proteger tus ojos en verano.

Salud

En verano ¿protegés tus ojos?

19/01/2018 | 06:18 | Con la llegada de los días cálidos existen diversos factores que incrementan el riesgo de desarrollar molestias oculares. Desde Sanatorio Allende te contamos a qué prestarle atención para evitarlas.

Las piscinas, el sol, y los aires acondicionados nos obligan a tomar ciertas precauciones para mantener la salud de nuestros ojos. Es conocido el efecto de las radiaciones emitidas por el sol sobre nuestro cuerpo, y la piel no es la única que sufre consecuencias.

Los ojos, particularmente, se encuentran muy expuestos, razón por la que necesitamos protegerlos para prevenir cualquier tipo de daño sobre ellos.

Existen múltiples enfermedades oculares asociadas a la exposición sin protección y prolongada a las radiaciones UV (ultravioletas), lo cual podría acelerar la aparición de cataratas, la degeneración macular y la queratitis fototraumática. El mismo riego se encuentra presente al utilizar camas de bronceado, razón por la que es necesario proteger los ojos aún en estos lugares interiores.

Para proteger nuestros ojos debemos seguir ciertas pautas, no sólo durante una jornada soleada de verano, sino siempre que mantengamos una exposición prolongada a las radiaciones emitidas por el sol. Además, quienes trabajan al aire libre deben ser más cuidadosos en éste aspecto adoptando más medidas de

protección y preventivas.

Siempre debe evitarse mirar en forma directa el sol, aún con los ojos cerrados o protegidos con gafas, debido a que los rayos penetran hacia el interior del ojo sobrepasando todas las barreras oculares

(párpados, cornea, iris y cristalino).

Por ello es recomendable utilizar gafas de sol con filtros protectores que se encuentren homologados y bloqueen en su totalidad los rayos UVB y UVA, y que cubran al ojo sin permitir el ingreso de luminosidad por los laterales.

La elección de las gafas de sol es fundamental: un modelo con lentes ineficientes puede ser más peligroso para los ojos que no llevar ninguna gafa de sol.

Las gafas sin filtro o con filtro de mala calidad provocan que el iris perciba oscuridad, por lo que no se contrae para proteger la retina, dejándola expuesta a los rayos del sol. Se sugiere no utilizar lentes de contacto para tomar sol o hacerlo con las que incluyan filtro para rayos UV.

De acuerdo a datos publicados por la Academia Americana de Oftalmología, sólo el 50% de las personas que usan anteojos de sol comprueban la calificación de protección a los rayos UV antes de comprar.

Asimismo, es importante completar la protección de los ojos utilizando gorras con visera o sombreros. Sin embrago, el sol no es el único riesgo para los ojos durante el verano.

La irritación debido al cloro de las piscinas es otro factor recurrente. Las conjuntivitis de verano son aquellas que suelen durar pocos días y responden de forma rápida al colirio recetado por el médico especialista.

Sin embargo, a veces pueden aparecer infecciones en los ojos que pueden comprometer la visión, llegando incluso a necesitar múltiples medicamentos para su tratamiento.

Para evitar la irritación de la conjuntiva del ojo se recomienda no abrir los ojos bajo el agua, utilizar gafas de piscina y evitar nadar con las lentes de contacto puestas o, en el caso de hacerlo, utilizar aquellas que son descartables.

Tanto el agua de la piscina como el uso de aires acondicionado aumenta lo que se conoce como síndrome del ojo seco, por lo que se recomienda emplear colirios o lágrimas artificiales.

Algunos datos a tener en cuenta:

Generalmente, las lentes oscuras protegen más que las lentes claras.

Se debe intentar que la protección de los rayos UV sea siempre 100% (para esto se debe consultar al óptico que nos provee el material).

Las lentes en policarbonato, si son de buena calidad, ofrecen protección a los golpes siendo en general más livianas que las de otro material.

Las lentes polarizadas reducen el encandilamiento al reflejar los rayos en otras direcciones.

Las personas que usan alguna corrección óptica: miopía, astigmatismo o hipermetropía, pueden optar por gafas de sol adaptadas a su corrección, lo que les permitirá realizar actividades al exterior más cómodos y sin molestias.

Es importante recordar que el daño producido por las radiaciones sobre los tejidos oculares es exponencial al tiempo de exposición, es decir, si estamos expuestos varias horas de sol por día durante varios años es factible presentar algún efecto provocado por las mismas.

Las personas de tez blanca y ojos con iris claros presentan mayor exposición a los rayos solares.

Esto se debe a que las células en el iris y en el epitelio pigmentario de la retina presentan menor cantidad de melanina, pigmento natural que actúa de filtro de todas las radiaciones.

Si luego de una exposición prolongada al sol o de estar en piscinas presentás dolor o ardor ocular, fotofobia intensa (intolerancia a la luz), visión borrosa o nublada, encandilamiento significativo, o párpados hinchados, es necesario realizar una consulta a un especialista.