Sociedad

Yo soy del setenta (3)

21/12/2011 | 13:40

En la primera y segunda parte de esta historia, hablamos de cómo se dividía el peronismo, como lo dirigía Perón desde España, como Lanusse tuvo que llamar a elecciones contra su voluntad, y sin su propia candidatura -tampoco la de Perón- y cómo llegó Cámpora durante un mes y días a ser presidente de la Nación. Su vicepresidente era un Conservador: Solano Lima.

Yo fui compañero y amigo de Vaca Narvaja y Schiaretti entre el 61 y 64 en el Liceo, de donde ambos egresaron como subtenientes de reserva. Yo terminé cuarto año y completé mi secundario en el Deán Funes, porque me bocharon en Instrucción militar (materia para la que nunca fui apto).

Eran dos excelentes compañeros y muy buenos alumnos, todavía no militaban en política. En los años setenta, Schiaretti fue líder estudiantil; Vaca Narvaja, jefe montonero y yo integré el Secretariado Asociación Bancaria y la JUP. Era ayudante de cátedra en la Facultad de FF y HH de la UNC, donde enseñábamos lo que nosotros creíamos era lo mejor para el país y los argentinos.

Nos movilizamos masivamente en el Cordobazo y el Víborazo, y allí tuve oportunidad de compartir luchas con Schiaretti, Agustín Tosco, Atilio López, Elpidio Torres y otros…

También lo hicimos, y es justo decirlo, en los actos que propiciaban la llegada de Cámpora al gobierno. Y con él estuvimos reunidos en el Hotel Dorá, una vez que fue electo, adonde vino junto a Rucci, Lorenzo Miguel, Abal Medina y otros.

Todo iba bien, éramos felices, la patria iba a ser libre y solidaria. La democracia reemplazaría para siempre a todo tipo de dictadura.

Pero llegó el 20 de junio de 1973. Se realizó el acto más multitudinario del que se tenga memoria en Ezeiza para recibir al General Perón, que retornaba definitivamente a la Argentina.

Era un día de sol, pese al mes, íbamos cantando y al redoble de tamboriles, estábamos contentos.

Pero al acto lo organizó el sector más reaccionario y perverso del Peronismo: López Rega (a quien Perón puso de Ministro de Bienestar Social y el Coronel Osinde (un viejo militar peronista). El locutor era Leonardo Favio.

Nosotros estábamos relativamente lejos del palco, lo que no impedía que viéramos pasar ambulancias permanentemente (pensábamos que era por el calor) y finalmente vimos un muchacho al que llevaban alzando todo ensangrentado.

Eso, la palabra de Osinde amenazando que si no se bajaban de los árboles los bajaban en cinco minutos, y las de Fabio, pidiendo que no dispararan sobre el palco, nos hizo comprender la triste realidad: LA MASACRE.

Perón tuvo que aterrizar en la base de Morón y esa misma noche habló. Lejos del discurso conciliador y de castigo para los asesinos, nos sorprendió con palabras que justificaban los hechos, y criticaban duramente al sector juvenil.

Posteriormente, el reto masivo a los diputados de la tendencia y el pedido de que se sacaran la camiseta peronista y el apoyo implícito al Navarrazo y su discurso del 1º de mayo, nos hizo comprender (a mí y muchos jóvenes de mi edad), que Perón no era lo que nos habían vendido.

Muchos de mis compañeros lo justificaban afirmando que decía una cosa, pero quería decir otra, incluso muchos continuaron, después de su muerte apoyando a Isabel y López Rega, pese a las tres AAA y Lacabanne.

La CGT inicialmente los apoyaba, hasta que el pacto social de Gelbard estalló en el Rodrigazo y los principales perudicados fueron los trabajadores.

Esto hizo que la Central Obrera no tuviera más remedio que organizar un paro, López Rega debió huir en avión presidencial y con carácter de embajador itinerante.

Isabel debió nombrarlo a Videla, el Brigadier Capellino se sublevó en Córdoba, Masera ya integraba la junta y todo terminó.

Casildo Herreras, Secretario Gral. de la CGT “se borró” y vino la dictadura. Lo demás es historia demasiado conocida.