Sociedad

Faltan dólares y votos

18/10/2012 | 20:54

El viceministro de Economía acaba de manifestar que, si se venden todos los dólares que el público demanda, van a faltar para comprar maquinarias. Eso no ocurría hasta hace unos meses, cuando los propios funcionarios del gobierno nacional compraban los dólares que les hacían falta para ahorrar en esa moneda. La propia presidenta tenía sus chanchitos llenos del verde papel en cantidades millonarias (reconocido por ella misma). El ex presidente Néstor Kirchner compró un millón de dólares en una sola operación porque debía adquirir un inmueble.

¿Por qué ahora, si alguien compra un par de billetes norteamericanos, no van a alcanzar para comprar maquinarias, según la segunda autoridad (sino la primera) de la economía nacional?

La respuesta es simple: porque faltan dólares. Las reservas del Banco Central, desde que hace un par de años se cambió su presidente, precisamente para poder utilizarlas a gusto y piacere del gobierno nacional, disminuyeron notable y peligrosamente. Y, como ahora se paga puntillosamente la deuda externa, aquella que le hizo provocar al partido que hoy gobierna 13 paros generales contra Raúl Alfonsín, por el NO PAGO DE LA DEUDA EXTERNA, disminuyen todavía más.

El Ejecutivo utiliza los recursos del Estado para gastos superfluos y demagógicos, que tienen como único objetivo captar la voluntad del electorado en cada comicios, desde el carísimo “Fútbol para Todos” hasta los subsidios a desocupados y empresarios amigos. Desocupados que, después de 9 años de "Modelo", ya no deberían existir, si el crecimiento y la inclusión fueran los que dicen los kirchneristas. Las esquinas pobladas de limpiavidrios, mendicantes y vendedores ambulantes son sólo un ejemplo.

Y, hablando de captar la voluntad del electorado, otra cosa que al gobierno le faltan, pese a la calamitosa oposición, son votos. Por eso es necesario "comprarlos" con el dinero de los impuestos, aportes jubilatorios y hasta las reservas del Banco Central. Pero, por si esto fuera poco, también es necesario incorporar al padrón a los mayores de 16 años. Esa y no otra es la razón, por más que se disfrace de "participación a la juventud". La misma juventud que se ningunea, cuando hace una pregunta incómoda, con la vergonzosa respuesta: "Chicos, no estamos en La Matanza". O la crítica despiadada, cuando quien pregunta milita en un partido político que no es el oficialista. Porque la juventud debe participar en política. Sí. Pero sólo en el kirchnerismo, si no, es denostada, degradada y calumniada.

Cualquiera sabe que un joven de 16 o 17 años está en plena adolescencia, con todas las carencias (eso significa precisamente “adolescencia”: adolecer), dudas, cambios e inseguridades que la edad

impone. Apenas si puede con sus lecciones y pruebas de Historia o Matemáticas, mezcladas con su enamoramiento de la primera chica que lo deslumbró y que no sabe cómo decírselo y hasta donde deben llegar.

La mayoría de los matrimonios que se realizan a esa edad fracasan, no están habilitados para ejercer el comercio, manejar vehículos, salir del país, etc. ¿Por qué estarían seguros de a quién van a elegir para regir los destinos del país?

Sólo porque la agrupación juvenil (de jóvenes más grandes por supuesto) que milita en el partido del gobierno es la única en estar autorizada para ingresar a los colegios secundarios y adoctrinar a los alumnos.

Por supuesto que esto no garantiza que ellos vayan a ir masivamente a votar a quien Cristina les diga. Sabida es la rebeldía de los adolescentes, pero los que consigan serán llevados y suman.

En síntesis, lo que hoy faltan en el país son dólares y votos. Por eso no se venden los primeros y se compran los segundos.