Política y Economía

Diccionario de los setenta

26/12/2011 | 17:50

Vamos a tratar de hacer una especie de diccionario de los años 1970 (así me corrigió un editor cuando puse solo los años 60), y está bien, ya estamos en otro siglo. Puede ser 1970 o 1870.

Atilio López: era un impecable dirigente sindical, que vivía humildemente y dirigía la UTA, Córdoba. Luchaba por las reivindicaciones de sus compañeros, pero a la vez lideró la llamada CGT legalista.

Como tal, encabezaba las luchas en contra de un dictador: el general Juan Carlos Onganía. Por esa trayectoria, y como era peronista, fue el candidato a vicegobernador de Ricardo Armando Obregón Cano, político que había sido ministro del 52 al 55. Hubo un ballotage (en esa época las reglas de juego lo imponían) para ganar las elecciones contra la UCR de Víctor Martínez-Felipe Celli.

Antes le había ganado la interna a Julio Antún-Alejo Simó (Sec. Gral. De la UOM) que representaba a los sectores ortodoxos del peronismo. Bercovich Rodríguez -una especie de moderado-, retiró su candidatura. Fue acribillado a balazos por las tres AAA, organización para-policial-militar.

Navarrazo: Antonio Domingo Navarro era un coronel, puesto por Obregón Cano como jefe de Policía. Pero al poco tiempo de jurar, se sublevó y dio un golpe de Estado provincial, cosa de la cual se tiene escasa memoria.

Detuvo al gobernador, al vice y a sus ministros y puso a la provincia en estado de zozobra. Caminábamos por la plaza San Martín y veíamos policías apostados cuerpo a tierra con ametralladoras.

El gobierno nacional, entonces ya encabezado por Juan Domingo Perón (por 3ª. vez), que debió intervenir inmediatamente, expresó que era un problema que debían resolver los cordobeses. Es decir, apoyó el golpe.

Eligieron a un legislador como gobernador interino: Mario Dante Agodino. Cómo habrá sido de eficiente que hasta sus colegas le decían el “gobernador anodino”. Duró lo que un perro en misa. Se fueron sucediendo los interventores hasta que, luego de Duilio Brunello (un moderado), muere Perón e Isabel envía al Brigadier Lacabanne (leal, desde la Guarnición Córdoba, al presidente en 1955). Lacabanne puso de jefe de Policía al Comisario García Rey, que Carlos Menem volvió a colocar en el cargo cuando asumió en el 83 en La Rioja. Ambos se comportaban como si la provincia estuviera bajo una dictadura. Allanaban sindicatos, perseguían sindicalistas, estudiantes y políticos. Al punto que Agustín Tosco, el dirigente más ejemplar y combativo de Córdoba murió en la clandestinidad, por falta de atención médica.

Otro de los distritos donde hubo segunda vuelta fue la Capital Federal, pero allí se elegía solo senador nacional y el joven radical Fernando de la Rúa le ganó a Sánchez Sorondo, candidato de Perón. Esto le sirvió a “chupete” para ser candidato a vicepresidente de Balbín en septiembre de 1973 frente a la fórmula Perón-Perón.

Montoneros: jóvenes que provenían de los más diversos orígenes, desde Tacuara, hasta el Liceo Militar General Paz, el Colegio Nacional Buenos Aires, el Cristianismo militante, etcétera.

Organización que se propuso tomar las armas en contra de un gobierno que se había impuesto por las armas. Hasta allí, parecía justo. El problema es que algunas de las metodologías utilizadas provocaban la muerte de civiles inocentes, niños, conscriptos, choferes, empresarios… Obtenían el dinero (del cual nunca rindieron cuentas) de secuestros y robos a bancos, mataron a Aramburu y lo transformaron en mártir y, finalmente, se enfrentaron al propio Perón.

Por si todo esto fuera poco, se asegura que mataron a Rucci, líder de la CGT y hombre de extrema confianza de Perón, que acababa de ganar las elecciones. Luego pasaron a la clandestinidad y siguieron actuando durante un gobierno democrático.