Día 9: memes y tarjetas, nuestra forma de ser

Si se organizara un Mundial de Memes, lo ganamos de punta a punta. Invictos, por goleada y sin recibir goles. Somos los más piolas del planeta. O eso nos creemos.

Ni siquiera había terminado el partido contra Croacia, o sea que ni había terminado de definirse el tamaño de la herida ni de procesar la profundidad de la angustia, y los memes de Willy Caballero, Sampaoli, Messi y todo lo que hubiera a mano (esta vez le dieron franco a Higuaín) hacían explotar los whatsapp de todos los teléfonos.

Como si el morbo por humillar a los nuestros le ganara por goleada al dolor profundo por un papelón televisado a todos los rincones del mundo.

Hoy seguimos con la tónica antes, durante y después del triunfo por 2-0 de Nigeria sobre Islandia. Messi levantando la bufanda verde, el negro de whatsapp saludándonos con distintos mensajes, etcétera, etcétera. Si una porción pequeña de la población dedicara esa energía creativa de los memes al crecimiento del país, seríamos potencia. Sin dudas.

Nigeria nos devolvió la alegría y la esperanza. Al fin de cuentas somos pasionales y aunque la Selección juega muy mal, nuestro genio está contrariado y ausente, el DT ya metió un volantazo de esquemas y nombres y perdió autoridad frente al grupo, a pesar de todo eso, nos ilusionamos.

La respuesta del Kun Agüero en zona mixta, después de pensar unos segundos la pregunta que le habían efectuado sobre Sampaoli, fue contundente: “Que diga lo que quiera”.  Y eso que el Kun es uno de los bendecidos por la titularidad. Si existió un pedido del plantel al presidente de la AFA para que Sampaoli no dirija el último partido es difícil de comprobar, pero está clarísimo que la relación está más fría que el invierno de Islandia.

“El Mundial empieza a partir de octavos”. La frase, también aplicada a Copa Libertadores y Champions League, debería ser desterrada ya mismo de los manuales futboleros. En una semanita de Mundial ya paseamos por una montaña rusa de sensaciones que nos encuentra agotados, con la lengua afuera y pidiendo un minuto antes de entrar a los cruces directos, si es que tenemos la suerte de ingresar.

A Nigeria no le tenemos que agradecer nada. No nos hicieron un favor porque les caemos simpáticos, ni tampoco dejaron todo porque recibieron un maletín con dólares, como sí lo hicieron los jugadores polacos para ganarle a Italia en el Mundial 74 y que podamos clasificar así a la segunda ronda tras golear a Haití.

Lo confesó el propio Quique Wolff en más de una ocasión. Incentivación hecha y derecha. A Nigeria no hay que agradecerle nada, porque ellos están en el Mundial con el mismo deseo gigante que tenemos nosotros de seguir avanzando. De hecho, hoy están segundos y con un empate tienen grandes chances de pasar.

Ahmed Musa, el mismo que nos había embocado por duplicado en el cierre del grupo en Brasil 2014, hoy pagó el susto que nos hizo pegar con dos goles que nos permitieron volver a creer que el Mundial, para nosotros, no se terminará el próximo martes.

Empieza a surgir la información de que Willy Caballero no sería el titular. Es una gran noticia. Ya regaló dos goles y no puede seguir haciéndolo bajo el estado de perturbación emocional en el que seguramente se encuentra. También comienza a escucharse que atajaría Nahuel Guzmán. Sería una incoherencia más, como la de Enzo Pérez: ambos quedaron afuera de la lista e ingresaron por compañeros lesionados.

Por otro lado sería bueno que a esta altura del partido Sampaoli se dé cuenta de que es más importante tener un arquero que use mejor las manos que los pies, y no la recíproca. Ya sabemos cómo nos fue con el que atajaba porque tenía mejor juego con los pies. Sí, Willy Caballero.

A la Selección hay que darle frescura, revulsivos que rompan este ambiente depresivo y predecible. Pavón, Lo Celso y Dybala (que en su estreno encaró y pateó al arco) deberían estar en el once de entrada. Y que ellos contagien a Messi con su atrevimiento y calidad, que la tienen y es mucha.

Nigería no será un rival sencillo. Es una figurita repetida para nosotros en los Mundiales. Lo enfrentamos cuatro veces, más otras dos en finales de Juegos Olímpicos y una vez en una final de Mundial Sub 20. De esos 7 enfrentamientos, ganamos 6 y perdimos 1.

Todos los partidos se resolvieron por un gol de diferencia. Perdimos 3-2 en la final de los JJ.OO de Atlanta 96 (el día que Sensini tiró el offside en el último minuto) y nos vengamos por 1-0 en la final de los Juegos de Beijing 08, con gol de Di María. En la final del Mundial Sub 20 de Holanda 2005 les ganamos 2-1 con dos goles de penal de Messi. Y en los Mundiales fueron todas para nosotros: 2-1 en USA 94 (la tarde en que la enfermera se llevó a Maradona de la mano, último partido de Diego en la Selección), 1-0 en Corea-Japón 02 (Batistuta), 1-0 en Sudáfrica 2010 (palomita de Heinze) y 3-2 en Brasil 2014 (dos goles de Messi). Es decir: ganamos, pero siempre con lo justo.

Si el martes vencemos por la mínima es muy probable que clasifiquemos. Sólo lo impediría un triunfo de Islandia ante el líder Croacia, que probablemente reserve algunos titulares. Si ganan Argentina e Islandia, nosotros debemos hacerlo por dos goles más de diferencia que los islandeses. Si es sólo por un gol más de diferencia (2-0 nosotros y 2-1 Islandia, o 3-1 y 3-2) quedaríamos igualados en todos los rubros: puntos, diferencia de gol, goles a favor y resultado entre sí. Llegado ese punto, se aplicará por primera vez en los Mundiales el criterio del Fair Play: el de mejor comportamiento. Ese ranking otorga puntos negativos por amarillas y rojas del siguiente modo:
1. Primera tarjeta amarilla: -1 
2. Segunda tarjeta amarilla (roja indirecta): -3 
3. Tarjeta roja directa: -4
4. Tarjeta amarilla y roja directa: -5

Hoy, nosotros tenemos -3 puntos (3 tarjetas amarillas) mientras que Islandia no vio ninguna tarjeta. Es decir: estamos 3 puntos abajo, llegado el caso de que el martes ganemos los dos, y nosotros por un gol más de diferencia que los islandeses. Quedar eliminados por una tarjeta amarilla o roja sería el broche de oro para una pila de años de desatinos que hundieron al fútbol argentino. También, de algún modo, sería una alegoría perfecta de nuestra manera de ser: quedar eliminados por mal comportamiento. Así somos. Eso sí: en el campeonato mundial de memes les pasamos el trapo a todos.