No todo lo que rodea a los croatas es encomiable.

#Cadena3Mundial

Día 29: El lado B de Croacia

12/07/2018 | 19:30 |

Más allá de la simpatía que despertó la selección balcánica, algunos de sus integrantes han mostrado una serie de actitudes racistas y políticamente incorrectas, que ensombrecen su brillante presente.

Diego Borinsky

Todos nos hicimos un poco hinchas de Croacia. Hasta el día en que nos metieron 3 pepas, no. Hasta ahí eran nuestro rival más duro del grupo, estudiamos dónde jugaba cada futbolista, cómo venían en la temporada y pedíamos que Modric y Kovacic avanzaran con su Real Madrid hasta la final de la Champions así llegaban agotados a Rusia, pero después de aquel impacto brutal que se inició con el blooper de Willy Caballero, nos empezaron a caer muy simpáticos. Primero les rogamos que vencieran a Islandia en la fecha final del grupo para asegurar nuestra clasificación y gritamos sus goles. Después les fuimos ganando cariño por el color de sus tribunas, por esas camisetas tan particulares que eran un clásico como manteles de los restaurantes hasta no hace mucho tiempo y por la jerarquía con la que juega Luka Modric al trote, como los buenos viejos futbolistas de hace un par de décadas.

En las semifinales, ya nos volvimos a vestir de rojo y blanco porque enfrentaban a Inglaterra, uno de nuestros tradicionales rivales. Que se entregaran al máximo, que dejaran hasta la última gota de esfuerzo en el campo de juego, que siguieran corriendo como si nada aun con tres tiempos suplementarios sobre el lomo  es lo que cualquiera de nosotros querría para su equipo. Para su equipo de barrio o de Mundial.

Nos emocionamos con el abrazo de Mandzukic al fotógrafo salvadoreño, al que tumbó en el gol, con los pequeños hijos de Vida corriendo por el campo unos minutos después de finalizado el cruce con Inglaterra. Hoy aplaudimos a la presidenta Kolinda Grabar-Kitarovic no sólo por sus sensuales fotos en bikini, sino por mostrarse como una hincha sencilla más, vestida con jogging en el palco, y por la calidez en el trato con sus jugadores, a los que abrazó uno por uno en el vestuario. Como si fuera una madre más. Hasta aplaudimos la nota exótica de que Croacia sea la única Selección en la historia de los Mundiales en sentar a una mujer en el banco de suplentes. Se trata de la manager Iva OIivari, más conocida como tía Iva por los muchachos.

Ojo, por ahí predomina la falsa idea de que Croacia es un equipo de obreros que juegan en ligas menores y están ante un escenario inédito. No. Es cierto que privilegian el colectivo por sobre la individualidad, pero hay que decir que de los 11 titulares, 10 juegan en las cinco ligas principales de Europa: Ivan Rakitic (Barcelona), Luka Modric (Real Madrid) y Sime Vrsaljko (Atlético Madrid) lo hacen en España; Ivan Strinic (Milan), Ivan Perisic (Inter), Marcelo Brozovic (Inter), Mario Mandzukic (Juventus) en Italia; Dejan Lovren (Liverpool) en Inglaterra, Ante Rebic (Eintracht) en Alemania y Danijel Subasic (Mónaco) en Francia. Sólo Domagoj Vida (Besiktas) lo hace en Turquía del once titular. Son tipos que se codean con la elite permanentemente.

Sin embargo, Croacia tiene un lado B que muchos han pasado por alto. En una muy buena nota que escribió Mónica Maristain, periodista argentina que reside en México, en sinembargo.mex, se destacan aristas que, en pos de esa empatía que nos ha generado su fútbol, quizás pasamos por alto. Por ejemplo, que bajo la presidencia de Kolinda, Croacia expulsó a refugiados sirios y restringió el acceso a hospitales públicos a la minoría gitana. Otra: que tras ganarle 3-0 a nuestra Selección, un video posteado por uno de sus futbolistas, Dejan Lovren, mostró los festejos en el vestuario en los que el grupo entonaba una canción que hacía apología del nazismo en la Segunda Guerra Mundial (Bojna Cavoglave).

Que Modric pueda ir preso por falso testimonio en un juicio en el que se averiguan desvíos de dinero en su transferencia del Dínamo al Tottenham no es una novedad para futbolistas de elite, pero no deja de exponer una trama oscura. En 2015, la UEFA le aplicó a la Federación croata una sanción de un partido sin público en las Eliminatorias para la Eurocopa por insultos racistas de su público. Luego, en ese partido ante Italia disputado a puertas cerradas, en Split, apareció una esvástica diseñada en el césped por obra de un jardinero non sancto. Y, más de una vez, los futbolistas han instado a los hinchas a entonar canciones netamente nacionalistas. La última acción, que motivó un pedido de sanción del Comité de Disciplina de la UEFA a Croacia, fue el grito provocativo de “Gloria a Ucrania” entonado por Domagoj Vida tras vencer a Rusia por penales, que motivó que todo un estadio lo silbara cada vez que tocara la pelota en el duelo con Inglaterra.

El lado B de Croacia. Detrás de la entrega y ese juego conmovedor y sacrificado que nos vienen regalando, hay otra historia. No todo lo que reluce es oro. También hay barro.