Día 27: El triunfo de África

#Cadena3Mundial

Día 27: El triunfo de África

10/07/2018 | 18:31 |

Los padres de la mayoría de los integrantes del plantel de Francia, finalista de la Copa del Mundo, nacieron en ese continente. Además, dos jugadores son de allí: Umtiti (Camerún) y Mandanda (Congo).

Diego Borinsky

África nunca ganó un Mundial de los 20 que se disputaron hasta aquí (21 con este de Rusia). Tampoco llegó a una final. Ni siquiera a una semi. La mejor actuación de una selección africana en una Copa del Mundo se truncó en cuartos de final. Hasta allí llegaron Camerún en 1990 (lo bajó Inglaterra), Senegal en 2002 (Turquía fue su verdugo) y Ghana en 2010 (Uruguay la superó por penales en aquella noche épica con actuaciones estelares de Luis Suárez y el Loco Abreu).

Ninguna selección africana tampoco podrá alzar el trofeo en esta edición, ya que sus cinco representantes fueron eliminados en primera ronda. Entre Egipto, Marruecos, Nigeria, Túnez y Senegal sumaron sólo 3 victorias de los 15 partidos disputados en la Copa actual. En términos de disputa continental, África resultó el de peor performance de Rusia, porque hasta la Concacaf con México y la Confederación Asiática con Japón consiguieron poner un pie en octavos de final.

Pues bien, ¿será acaso que ese continente que a comienzos de los 90 parecía que asomaba con su prepotencia física para amenazar una porción de la supremacía futbolera de Europa y Sudamérica se apagó de golpe? ¿O habrá otro motivo? Pues bien, repasemos un par de datos de la Selección de Francia, flamante finalista del Mundial, tras superar 1-0 a Bélgica ajustadamente, aprovechando la pelota parada para sacar ventaja (más del 40 % de los goles de esta Copa llegaron por esa vía), y luego apoyándose en un funcionamiento sin fisuras. Con un arquero (Hugo Lloris) que volvió a tener un par de intervenciones decisivas y con dos centrales (Raphael Varane y Samuel Umtiti) de juego aéreo implacable.

El dato de esta Francia multirracial nos indica que sólo 4 de los 23 futbolistas de la lista tienen madre y padre nacidos en la Francia continental. Del resto, dos jugadores nacieron en África: el central del Barcelona y autor del gol que depositó a su Selección en la final, Umtiti, es de Yaundé, Camerún, mientras que Steve Mandanda, uno de los arqueros suplentes, es de Kinshasa, República Democrática del Congo.

Al pasar lista al resto del plantel, observaremos que todos ellos podrían defender tranquilamente la bandera de las naciones de sus padres. Kylian Mbappé, tirador serial de tacos, gran postulante para ser la figura del Mundial, es de padre camerunés y madre argelina (como Zinedine Zidane, campeón mundial 98 con Francia, también descendiente de argelinos).

Los padres de Paul Pogba son de Guinea y los de N’Golo Kanté, como los de Djibril Sidibé, de Malí. Venimos nombrando a columnas del equipo, no a figuras decorativas. De un origen similar es el extremo del Barcelona Ousmane Dembelé: su padre es de Malí y su madre de ascendencia senegalesa y mauritana. Blaise Matuidi es hijo de angoleños, aunque criados en el Congo.

Benjamín Mendy tiene padres senegaleses, mientras que el padre del mediocentro del Sevilla, Steven NZonzi, es del Congo. Además de África, también hay aporte de sangre americana: el padre de Raphael Varane es de Martinica, una de las islas de las Antillas, (mismo origen que Thierry Henry, campeón del mundo en 1998 con Francia; como vemos, esto no es nuevo). Presnel Kimpembe es hijo de madre haitiana y hasta hay un descendiente de filipinos: el arquero suplente Alphonse Areola. Es decir: también hay aporte asiático en el combinado francés.

No hay pecado en esta enunciación que se hace. Al fin de cuenta, la gran mayoría del plantel nació en Francia, y en todo caso son descendientes de colonias del propio país. Sólo se trata de explicar que el futbolista africano ya no compite, al menos con sus exponentes más destacados, con la bandera de los países del propio continente si no que lo hacen representando a países que seguramente le ofrecen mejores condiciones de vida y desarrollo.

Eso sí: al menos aquellos futboleros que avalan a dirigentes xenófobos que hacen del nacionalismo a ultranza su bandera, que luchan porque ningún inmigrante pise su suelo, podrían darse un baño de coherencia y reflexionar un poco. No pasa sólo en Francia sino en muchos otros países. Lo que la política no quiere, al fútbol le conviene.

Nota al pie

Misteriosamente se filtró un audio en la computadora al cierre de esta columna. Transcribo.

-Hola, Chiqui, ¿andás bien?

-Sí, Jorge, decime.

-¿Viste el partidazo de Francia con Bélgica?

-Sí, sí, claro.

-¿Te diste cuenta de que el único país que le metió goles de jugada a Francia fuimos nosotros? Australia le metió uno de penal y después ni Perú ni Dinamarca ni Uruguay ni Bélgica les hizo cosquillas y terminaron en cero. Nosotros les metimos tres, y por un pelín no le metimos el cuarto. Tenelo en cuenta Chiqui, me merezco una vida más.

-Dale, hablamos a tu vuelta de Valencia.