Día 21: Tapia, Sampaoli, Messi y el periodismo

Recibo hoy por distintas vías una encuesta realizada este 1° de julio, un día después de la eliminación argentina del Mundial, por Giacobbe & Asociados, entre 2.000 personas de distintos sexos, estratos sociales y orientaciones políticas sobre la actuación y las responsabilidades de la Selección Nacional en el Mundial, y mientras algunas de las respuestas me parecen cantadas, otras realmente resultan llamativas. Paso a desmenuzarlas.

En las dos consultas vinculadas al partido ante Francia, la gente aún parece no digerir el mal trago (o lo ve injusto) y tampoco se la ha agarrado con los jugadores. ¿Cree usted que Argentina mereció perder con Francia? Apenas más de la mitad, el 56 %, cree que sí (y el resto, no, obviamente). Pero ante la pregunta: “¿Cree que la Selección Argentina dejó todo en el partido con Francia?”, 2 de cada 3 (65%) responden afirmativamente. O sea: no parece haber mayor pase de facturas a los futbolistas.

“¿Quién tiene mayor responsabilidad en la eliminación de Argentina?”, fue el siguiente paso para hurgar un poco más en los causales de esta muy mala campaña de la Selección, y allí se confirma que los de pantalón corto están muy pocos cuestionados por el público (al menos en esta encuesta): sólo el 12.4% se inclinó por la opción “los jugadores”, mientras el 43.8 % respondió “el entrenador” y muy cerquita, el 42.9% eligió “directivos de AFA”. Sólo se podía elegir una de las alternativas. Clarito: el mal que nos aqueja viene desde arriba y desde el banco.

El siguiente interrogante tiene que ver con la imagen. Se podía elegir entre positiva, regular y negativa. Jorge Sampaoli lideraba el rubro de imagen negativa (71%) y contaba con sólo un 4.9% de imagen positiva (el resto era regular). Chiqui Tapia lo seguía de cerca con 68.5 y 3.2 % respectivamente.

Dos que cayeron en la volteada fueron Diego Maradona, a quien se ve que la gente le valora sus proezas futbolísticas pero no le perdona sus comportamientos desmedidos y contradicciones permanentes: 34.8% de imagen positiva contra 40.2% de negativa. El otro es el periodismo deportivo, que hizo de las suyas desde Rusia con sus filtraciones, especulaciones y tristes puestas en escena (no todos, por supuesto, sí los más visibles): 56.4 % de imagen negativa y sólo 5.2 % de positiva (el resto, regular). Lionel Messi es uno de los pocos que zafó del escarnio, aunque no con la unanimidad que seguramente cosechaba antes de iniciarse la Copa: 69.5 % de imagen positiva y 7.8 % negativa.

“¿Cree usted que Chiqui Tapia debería renunciar a la presidencia de AFA?”, fue la siguiente consulta. El 78.6 % consideró que sí, mientras un 19.4 % respondió que no. Y ante la pregunta (abierta, sin opciones predeterminadas) de quién debería ser el próximo entrenador, Diego Simeone encabezó las opiniones con un 26.6% de adhesiones, seguido por Marcelo Gallardo con 14.5%. Ricardo Gareca y José Pekerman, dos que aparecen hoy como los más accesibles para quedarse con el puesto, apenas suman un 2.5 % de aprobación.

Al momento de definir con una sola palabra a Lionel Messi y a Jorge Sampaoli, la mayoría eligió “Genio” y luego “Crack” para el rosarino, mientras que para el oriundo de Casilda los tres calificativos más repetidos fueron “Inútil” (primero), “Improvisado” e “Impresentable”. Durísimo.

A pesar de semejantes elogios, llama la atención que frente a la consulta de si querían que Messi jugara el Mundial de Qatar 2022 con la Selección, el 72.1 % respondió afirmativamente, mientras que un 27.4 % se inclinó por el “no”. O sea: 1 de cada 4 cree que el ciclo del crack ya se terminó.

Para cerrar, con Argentina ya afuera de Rusia, la consulta fue “¿Qué Selección le gustaría que ganara el Mundial?”. Y allí se impuso Uruguay (51.3%), seguido por México y Colombia, que aún se mantenían en competencia (7.9 y 7.3 por ciento respectivamente) y el cuarto resultó Bélgica, con 7.3%.

No es la verdad revelada ni tampoco un certificado de garantía de lo que piensa todo el país, sí una encuesta realizada por una consultora seria con 2.000 casos. Al menos debería servir para reflexionar y entender por dónde empezar la reconstrucción.