Tres anécdotas de Francisco que expresan su compromiso con el país

Tuve la oportunidad de conocer a Francisco a comienzos de este siglo, en el contexto de la gran crisis del 2001. Fui convocado para participar del diálogo argentino, iniciativa de la Iglesia Católica junto con Naciones Unidas. En un momento de enorme crisis en el país, se intentó, y creo que logró, que la élite política, social y económica se sentara a una mesa y diagramara una salida a esa situación tan compleja.

Destaco del Papa su apuesta al diálogo, a escuchar al otro, sobre todo en disidencias, a tratar de comprender diferencias y buscar un puente. Esa anécdota lo pinta y lo define. Como arzobispo en Argentina, como cardenal primado y luego como Papa, siempre buscó el diálogo, aún en situaciones difíciles. Su compromiso por la cuestión de los migrantes se expresó en su última reunión política con el vicepresidente de los Estados Unidos.

Recuerdo la tragedia de Cromañón en diciembre de 2004. El Papa tenía un amigo que tenía tres hijas en ese evento. En ese momento, el amigo lo llama y le pide que lo acompañe a Cromañón. El Papa se tomó el colectivo, caminó cinco cuadras y ayudó a su amigo a buscar a sus hijas, que pensaban que estaban muertas. Casi como un milagro, las tres sobrevivieron. Esto explica su compromiso con la banda Callejeros y su apoyo a las víctimas de Cromañón.

En el ámbito político, en 2006 hubo un plebiscito en Misiones, previo a un intento de reforma constitucional del gobernador Rovira. Bergoglio pidió al obispo de Iguazú que se retirara para encabezar la campaña en contra de Rovira. Su involucramiento dio vuelta a esa elección, demostrando una sabiduría política extraordinaria.

La asunción del Papa Francisco se vio marcada por críticas del kirchnerismo y del peronismo, pero luego se dieron cuenta de la devoción que generaba en la mayoría de los argentinos. Algunos estudios hablaban de un 92 por ciento de imagen positiva. Sin embargo, el Papa nunca tuvo simpatía por los empresarios y su distancia respecto de Macri no era por él, sino por su condición de empresario.

El Papa entendía el nivel de división en la política argentina y sabía que su visita podría ser manipulada políticamente. Prefirió mantenerse distante, aunque esto podría tener costos políticos. En este sentido, su legado es no hacer que las cosas se pongan más complejas. Este es un Papa que nos deja el diálogo, la solidaridad y el compromiso político como legados, elementos muy importantes para un país como el nuestro.