Se profundiza el giro a la derecha en Latinoamérica: las elecciones en Chile

Se profundiza el giro a la derecha en América Latina a partir de las elecciones en Chile. Una de las candidatas es Jeannette Jara, y la contienda se reduce a dos candidatos con visiones de país muy distintas. La actual ministra enfatiza que no solo hablará de lo que planea hacer, sino que también reivindica lo logrado en su gestión: la recuperación de 580.000 puestos de trabajo, la reducción de la informalidad en un 26%, el aumento histórico del sueldo mínimo, la implementación de las 40 horas laborales y la reforma previsional tras 43 años. Critica a Antonio Kast, mencionando que, durante sus 16 años como diputado, no se recuerda una sola ley que haya impulsado para el bien del país.

La ministra subraya la importancia de que la diferencia entre la ultraderecha y el progresismo en Chile esté siempre presente. Jeannette Jara es descrita como la candidata comunista y la esperanza de la izquierda chilena. América Latina está experimentando un giro a la derecha, reflejado en la elección chilena, donde Kast representa una derecha dura. Este fenómeno se alinea con lo que ocurre en la región, como el reciente ascenso de Rodríguez Paya en Bolivia y el cambio de gobierno en Argentina, que ha marcado un giro radical en las políticas de los últimos años.

La historia reciente de la región muestra que intentos de gobiernos de derecha, como los de Macri en Argentina y Bolsonaro en Brasil, no han logrado ser reelectos. Después de ellos, han surgido gobiernos que han implementado políticas opuestas. Aunque Bolsonaro logró algunos objetivos económicos, el triunfo de Lula en Brasil indica que los gobiernos de centroizquierda y de izquierda siguen siendo competitivos en la región.

En el análisis de la situación actual, se observa un agotamiento del ciclo populista de izquierda que comenzó a principios de siglo, con una hegemonía que se extendió desde México hacia el sur, influenciada por Venezuela. La izquierda en Uruguay, representada por figuras como Tabaré Vázquez y Pepe Mujica, ha demostrado ser más democrática y atenta a las instituciones que en otros países como Argentina o Colombia.

El caso de Gabriel Boric en Chile presenta contradicciones. A pesar de ser un líder estudiantil sin experiencia de gestión, ha mantenido posturas internacionales cuestionables, como su apoyo a Hamas, y otras más saludables, como la defensa de la soberanía de Ucrania. La integración de Jara en el Partido Comunista añade una capa de complejidad, dado que este partido ha tenido una relación ambigua con el comunismo global.

La polarización en Chile, con Kast y Jara representando extremos opuestos, refleja una tendencia creciente en la región. La "ancha avenida del medio" se convierte en un callejón sin salida, similar a lo que se observó en la última elección en Argentina. Esta polarización tiene múltiples explicaciones, pero se relaciona con un clima electoral donde los votantes prefieren discursos claros y contundentes, limitando la capacidad de los líderes que buscan matices.

Un aspecto crucial en el contexto chileno es la inseguridad ciudadana, que se ha convertido en una obsesión para los habitantes de la región. Este fenómeno está vinculado a un fracaso en las políticas públicas y a problemas sistémicos. En Chile, la violencia y el crimen organizado son dos componentes que alimentan la percepción de inseguridad. La inmigración, tanto legal como ilegal, se convierte en un tema sensible para las fuerzas de derecha, replicando políticas duras vistas en otros países, como Estados Unidos.

La desaparición de los actores que protagonizaron la transición a la democracia en Chile y Argentina contribuye a la polarización actual. Durante años, se alternaron gobiernos de centro-derecha y centro-izquierda, pero esa dinámica se ha agotado, dando paso a un contexto político más polarizado y complejo.