La nueva derecha se convirtió en espectáculo, pero la clave es éxito en economía

En este escenario político actual, la presencia del presidente Javier Milei en Córdoba destaca como un evento sin precedentes. La política, tradicionalmente vista como aburrida, se transforma en un espectáculo donde la derecha toma el protagonismo, un giro ideológico que merece reflexión.

Históricamente, el mundo del entretenimiento y las convocatorias públicas en Argentina se asociaron más a la izquierda. Sin embargo, en los últimos 30 a 40 años, hemos presenciado una gradual transición hacia la derecha. ¿Qué provoca esta rebeldía y este giro en el espectáculo político?

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El evento de ayer no fue más que un reflejo de la dinámica actual: un público afín que aplaude sin cuestionar. No se trata de un discurso doctrinario, sino de un espectáculo donde el fanatismo se vuelve protagonista. La política actual se caracteriza por gritos y definiciones duras, lejos del diálogo y la reflexión.

La nueva derecha ha ganado terreno en el mundo durante más de una década, impulsada por crisis y reacciones a la desregulación de mercados. Este fenómeno se manifiesta en figuras como Milei, quien agrega un matiz libertario a un movimiento que, curiosamente, se opone a la globalización.

La izquierda, por su parte, ha perdido su capacidad de seducción. La violencia y la tolerancia hacia líderes autoritarios han desdibujado su identidad. La socialdemocracia, en su afán de abrazar el mercado, ha diluido su ideología, mientras que otros sectores enfrentan escándalos de corrupción que afectan su imagen.

El entretenimiento, antes vinculado a la izquierda, se ha politizado de tal manera que muchos artistas han perdido prestigio. La grieta ha llevado a una ideologización absurda que aleja a la gente de la política. El resultado es una nueva generación que, impulsada por redes sociales, protesta con slogans y canciones, enfrentándose a lo que consideran el establishment.

Este cambio se refleja en eventos como el festival Boonstock, donde la estética del nacionalismo y el personalismo se entrelazan. La política, tanto en Argentina como en el mundo, ha cambiado tanto que la derecha es ahora la que seduce a las masas.

Por último, es crucial recordar que todo cansa. Si los resultados no llegan, la sociedad se aburre del espectáculo. La política no puede sostenerse solo en la estética; los resultados son lo que realmente importa a largo plazo.