La cuestión de la competitividad del país y de las provincias

Es crucial la cuestión de la competitividad en Argentina, tanto a nivel nacional como provincial. Se destaca el cierre de la planta de Whirlpool en Pilar, a 50 kilómetros de Buenos Aires, como un ejemplo de la problemática que enfrenta el país. La preocupación por el atraso cambiario se suma a un panorama donde la cantidad de argentinos que viajan al exterior alcanza cifras récord, con 13 mil millones de dólares proyectados para este año.

Aunque la gente tiene derecho a viajar, el debate sobre la competitividad se extiende más allá de lo nacional y se centra en las provincias. La carga tributaria, las regulaciones y los costos ocultos son factores que influyen en la falta de inversiones significativas en el país, a pesar de las reformas implementadas por el gobierno. La falta de reglas claras y un entorno propicio para la inversión se convierten en obstáculos importantes.

El editorialista menciona tres capítulos principales que afectan la competitividad: el impositivo, las regulaciones restrictivas y el poder de los sindicatos. En cuanto al capítulo impositivo, destaca el problema del impuesto a los ingresos brutos, considerado uno de los más distorsivos. Este impuesto, que no se descarga como el IVA, genera acumulaciones que afectan el precio final al consumidor. Hay propuestas para reemplazar ingresos brutos por un IVA provincial, pero advierte sobre las tasas que podrían resultar en un aumento significativo de la carga impositiva.

Las regulaciones en varias provincias también se presentan como un obstáculo. Existen leyes que obligan a las empresas a contratar un porcentaje de trabajadores locales, lo que puede ser problemático si no hay personal calificado disponible. Esta situación desalienta la inversión, ya que las empresas multinacionales temen multas por incumplir con estas normativas. Además, las restricciones en las compras obligan a las empresas a adquirir productos de proveedores locales, incluso si hay opciones más económicas en otras provincias.

El poder de los sindicatos también se menciona como un factor que complica la toma de decisiones de inversión. Además de los problemas de competitividad a nivel nacional, las provincias deben revisar su clima de negocios y las reglas internas que afectan la inversión. En un contexto donde las empresas enfrentan múltiples desafíos, es fundamental que los gobernadores y legisladores trabajen para crear un entorno más favorable, en lugar de imponer cargas que desincentiven la llegada de nuevas inversiones.

Las provincias tienen la responsabilidad de fomentar un clima de inversión saludable y sostenible, pensando en el largo plazo y evitando prácticas que puedan resultar en extorsiones a las empresas. La competitividad del país depende, en gran medida, de cómo se manejen estas cuestiones a nivel provincial.