Siete semanas para las Paso: una eternidad para la Argentina

Política esquina economía

Siete semanas para las Paso: una eternidad para la Argentina

25/06/2019 | 07:44 |

Macri se juega a que un rebote de la economía se palpe en la calle. Al kirchnerismo no le conviene, pero no puede echar nafta. Alberto F. ya empieza a desmentir que esté dibujado.

Adrián Simioni

Las que vienen van a ser siete semanas largas. Son las que falta para las Paso, que supuestamente deberían ser sólo las elecciones internas de todos los partidos a la vez, pero que van a terminar siendo un anticipo de las lejanísimas elecciones presidenciales de octubre.

El milagro de Macri
El gobierno juega con un factor a favor: la sospecha de que la economía está en un tímido rebote desde el fondo de la lata.
Por lo demás, parece mentira que Mauricio Macri pueda tener una chance electoral. Los puntos en contra son innumerables. Es inédito que un presidente argentino vaya a elecciones en medio de un ajuste fiscal, monetario y cambiario como el actual. 
El impacto electoral no es un cuento. Más allá de que los resultados electorales en las provincias no se puedan extrapolar a la Nación, sobresalen datos como estos: en las elecciones provinciales que se desarrollaron hasta ahora Cambiemos (ahora Juntos por el Cambio) sacó 640 mil votos menos que en elecciones similares de 2015. Aquel año Macri le ganó la Presidencia en segunda vuelta a Daniel Scioli por apenas 680 mil votos.
La oferta electoral que quedó dibujada el sábado tal vez tampoco ayude demasiado al oficialismo. De las ocho listas con candidatos presidenciales que tendremos en el cuarto oscuro el 11 de agosto, cinco serán opciones del centro a la derecha, empezando por Juntos por el Cambio. Y sólo tres serán del centro hacia la izquierda, empezando por el kirchnerismo (ahora Frente de Todos). 
Para más Inri del macrismo, las boletas cortas sin candidatos presidenciales que anotaron los oficialismos de provincias como Córdoba son opciones que compiten más por el electorado macrista que por el kirchnerista. Es decir: el riesgo de atomización del voto en las Paso es mucho mayor para el gobierno que para la oposición cristinista. Y eso pesará muchísimo. El resultado de las Paso será el mayor y más contundente elemento de la campaña electoral para la primera vuelta. 

¿Hay un cambio social de fondo?
El que salga de las Paso con la imagen de ganador puede llevarse puesto todo.
Sin embargo, pese a semejante escenario, ahí están las encuestas que dicen que la fórmula Macri-Pichetto respira, está viva y pelea palmo a palmo. 
¿Ha cambiado algo de fondo en la sociedad argentina, una porción importante de la cual sigue dispuesta a respaldar a un gobierno que va a las elecciones con la bandera del ajuste? Tarea para el hogar para sociólogos y politólogos.

Cristinismo de primera comunión
Para el cristinismo las cosas tampoco son fáciles. La crisis le juega a favor. El rebote económico le juega en contra. Pero para el kirchnerismo no es fácil dedicarse a rociar nafta.
Por empezar, porque podría llegar a ganar las elecciones. Y a tener que hacerse cargo de la Presidencia en octubre. Si ese llegara a ser el caso, para entonces, necesitaría que los mercados, el FMI y el gobierno de Donald Trump vean un kirchnerismo peinado y cambiado para la primera comunión, no un populismo salvaje enfilando a Venezuela.
El presidente que asuma en diciembre, sea el que sea, no va a poder dedicarse a imprimir billetes porque esta inflación que todavía está en el 3% mensual se espiralizaría; tampoco podrá cobrar más impuestos porque la economía no los resiste; y menos podrá pedir prestado. El único prestamista que tiene el país es el FMI.
Encima, una parte importante del ajuste habrá sido ya hecho por el macrismo. El que suba va a tener incentivos importantes para continuar este mismo camino, máxime si se observa un rebote. La alternativa es incendiarse.

Alberto al FMI, Cristina a tribunales
Como en la ruleta rusa argentina nunca se puede descartar nada, hay quienes ven en la fórmula presidencial K precisamente esa marca. ¿Alberto Fernández está ahí para absorber la responsabilidad del ajuste? ¿Cristina Fernández está en la gatera del segundo lugar, con un congreso lleno de diputados fieles (eso se privilegió en las listas cerradas el sábado) dispuestos a forzar la línea sucesoria una vez pasado lo peor?
Ayer, las declaraciones de Alberto F. dejaron expuesto que, por ahora, lo principal en el campamento K es desmentir el eslogan “Alberto al gobierno, Cristina al poder”, o que exista un doble comando.  "Si voy a ser el presidente, voy a ser el que decide", aseguró, para desmentir que vaya a ser un mandatario dibujado. “No quiero súbditos. No quiero diputados que levanten la mano porque yo mando”, dijo, en una frase en lo que lo más importante está al final, no al principio.
Es en esa línea que hay que leer la reunión que va a mantener el jueves Alberto Fernández con Alejandro Werner, jefe del FMI para el Hemisferio Occidental. El kirchnerismo va a presentarse como civilizado, reeducado, reconvertido.
No es fácil. La fórmula K tiene que repartirse las tareas. Las reuniones de este tipo necesariamente quedan en manos de Alberto F. Cristina F. va a estar demasiado ocupada, durante la campaña, con sus citaciones judiciales en los tribunales federales.