Por qué el "tarifazo" de Guzmán puede quedar corto

El gobierno ratificó hace un rato la suba en las tarifas de luz y gas para todo el país. Más allá de las dificultades técnicas que, dicen las distribuidoras, van a tener para cobrar la energía según la cara del cliente, es probable que el tarifazo de Martín Guzmán se quede muy corto. Es más, es probable que el Estado termine este año teniendo que pagar más subsidios que el año pasado en términos reales, en lugar de bajarlos.

Hay tres razones importantes, y eso sin contar la disparada del precio internacional de la energía que hay que importar.

Primero, los aumentos de luz y gas serán insuficientes. El decreto publicado hoy dice que pasarán a pagar la tarifa plena los hogares con ingresos mayores a 330 mil pesos. A diciembre del año pasado, el 10% de los hogares tenían ingresos mayores a 188 mil. O sea que por más que los ingresos de los hogares hayan subido con la inflación desde diciembre, muy pocos pagarán tarifa plena.

Los hogares con ingresos menores a 95 mil -prácticamente 40% de todos los hogares- tendrán un aumento de apenas 21%.

Y los hogares del medio, el 50% de los hogares restantes van a tener un aumento de 43%.

Para darse una idea, entre enero y abril el gasto del Estado para subsidiar la energía creció 176%. Los aumentos que pagará más del 90% de los hogares no llegan ni a un cuarto de ese porcentaje. Como consecuencia, el Guzmán va a gastar este año en subsidios no menos sino más que el año pasado.

Pero hay otras dos razones por las que el famoso tarifazo de la energía se va a quedar corto. Una, elemental, es que ya pasó la mitad del año sin haber ahorrado nada. El recorte del gasto estatal no sólo fue insuficiente, fue cero.

Finalmente, la otra razón es que las tarifas se suben no sólo para cobrar más sino también para que la gente consuma menos, para que ahorre, para que no prenda la calefacción porque sí. Y como incluso con los aumentos el gas y la luz van a seguir siendo este año mucho más baratos que todas las demás cosas que consumimos. Por lo tanto, no vamos a tener ningún incentivo para consumir menos. Y eso obligará al Estado a subsidiar no sólo un monto enorme por cada metro cuadrado de gas que consumamos, sino a subsidiar más metros cuadrados de los que serían necesarios.