Cristina Fernández de Kirchner.

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Nadie se acuerda de los decretos de vanidad y omnipotencia

21/12/2023 | 12:44

 

Redacción Cadena 3

Adrián Simioni

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Nadie se acuerda de los decretos de vanidad y omnipotencia

Se han dado vuelta los papeles. Los mayores defensores de la República y la Constitución hoy están defendiendo la validez de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que, entre otras cosas, permite a los clubes de fútbol elegir si pueden adoptar la forma de una sociedad anónima o no. Claro: es obvio que esa no es ninguna urgencia.

Sin embargo, los que cuestionaban al peronismo por abusar de los DNU, hoy defienden que Milei los use. Hay que admitir que tienen un buen argumento, porque, aunque nosotros lo tengamos naturalizado, hay algo grotesco, extravagante en nuestra ley: ¿por qué cornos tiene que estar prohibido que un club, que ya es una persona jurídica privada, no pública, no pueda elegir ser una sociedad anónima? Una locura más de la Patria Prohibidora. Igual, se podría debatir un cambio legal normal, sin DNU.

Del otro lado también se han dado vuelta los papeles. Los políticos kirchneristas ahora son carmelitas descalzas que dicen que presentar un DNU es eliminar la Constitución, declarar el estado de sitio y tonterías por el estilo. Nada de eso. Los DNU están previstos en la Constitución que reformó un peronista como ellos, Carlos Menem, con el encendido respaldo de Cristina. El Congreso puede perfectamente rechazarlos y listo.

Pero, además, deberían repasar muchos de los DNU que dictó Cristina Fernández. Que durante sus dos presidencias sacó en promedio 10 DNU por año. Casi uno por mes.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

Con una diferencia: Cristina sí que no tenía ni necesidad ni urgencia. Por empezar porque casi todo su mandato tuvo amplia mayoría propia en las dos cámaras. En el Senado, siempre. Sólo un lapso no tuvo mayoría en Diputados. Tenía primera minoría. Y sacaba DNU mientras el Congreso funcionaba. Y sobre temas que no eran urgentes.

Un buen ejemplo fue el DNU que estableció la Asignación Universal por Hijo. Fue un abril. El Congreso sesionaba. O sea, no había necesidad. Ni urgencia. No sólo porque hasta los opositores lo querían votar a dos manos, sino porque desde hacía rato había dos proyectos, uno de Lilita Carrió y otro de la CTA, para establecer la Asignación Universal por Hijo. Y esa fue la única necesidad de aquel DNU: la necesidad vanidosa de Cristina Fernández de exhibir su omnipotencia. De ser ella la que decretara la AUH en lugar de permitir que saliera por una ley impulsada por alguien que no fuera ella. Anunció el decreto de la AUH por cadena, sola, ni siquiera le permitió a Carrió participar de la foto. Así, para eso, con esos objetivos, eran los DNU que aplaudían los que ahora se hacen los horrorizados.

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