Cámara de Diputados

Opinión

Los últimos falsómetros en el Congreso se ponen a prueba hoy

04/04/2019 | 09:49 |

Massistas y kirchneristas impulsan cambios previsionales que jamás hicieron al manejar la Anses. Lavagnistas, con tarifas que no cierran con los planes de Lavagna. Radicales, en off side.

Adrián Simioni

Hoy, en la Cámara de Diputados, podrían descalabrarse los pocos falsómetros que aún no se rompieron en la política argentina. Todo depende de que kirchneristas, peronistas federales, massistas y otros grupos menores pero imprescindibles logren sentar a 129 diputados para forzar una sesión especial.

Si lo consiguen harán desfilar por allí 33 proyectos de ley, uno más demagógico que el otro, al sólo efecto de hacerle pagar costos políticos a Mauricio Macri. Es que nadie espera que se apruebe ni una de esas leyes. Se supone que el macrismo aún controla 108 diputados cambiemitas sin los cuales no se pueden alcanzar los dos tercios necesarios para aprobar esos proyectos que no han pasado por comisión ni tienen tratamiento parlamentario. Han sido elaborados al voleo, la mayoría surfeando en la coyuntura, copiando y pegando lo que dicen los diarios, porque, francamente, nadie había pensado demasiado en ellos.

Hipoteca e hipocresía de Massa

Por ejemplo, hay tres proyectos para eximir por ley a los jubilados ricos del pago del Impuesto a las Ganancias. Es una idea que surgió simplemente del fallo de la Corte que hace dos semanas eximió del pago a una jubilada entrerriana “vulnerable” que cobra más de 150 mil pesos al mes y, peor, condenó al Estado a “devolverle” lo que pagó en estos años. El fallo es una bomba previsional aunque rige sólo para la órbita nacional, pero la jauría buenista de los políticos sin responsabilidad fiscal quiere extenderlo también a los jubilados provinciales ricos alcanzados hasta ahora por Ganancias.

Es gracioso. Uno de los tres proyectos es impulsado por la massista Mirta Tundis. Tiene el apoyo de Massa: “Es una vergüenza cómo trata este gobierno a los jubilados”, dijo el tigrense la semana pasada tras el fallo.

Qué raro que él no hizo nada al respecto cuando pudo. Massa fue director de Anses entre 2002 y 2007. No sólo en esos cinco años rigió el Impuesto a las Ganancias para los jubilados ricos. Durante ese período fue cuando las jubilaciones quedaron congeladas, dando lugar a cientos de miles de juicios que a Anses se dedicó a patear para adelante. Esa hipoteca recién se afrontó cuando -por orden judicial, con un enorme costo fiscal y durante el gobierno de Cambiemos- se sancionó la reparación histórica. Tampoco atendió el problema su sucesor, el exvicepresidente Amado Boudou (aunque sus groupies de La Cámpora también querrían votar hoy la exención a los jubilados ricos) ni el sucesor de éste, Diego Bossio, que tras militar en el massimo hoy revista en el peronismo federal. Son todos socios a la hora de reescribir el pasado estos señores.

Radicales: ¿remember el Grupo A?

Muchos de los radicales que estarán tras las bambalinas hoy, listos para bajar al recinto si es necesario frenar estos proyectos, tampoco resisten un archivo. En 2010 también cometieron lesa demagogia cuando formaron el famoso Grupo A luego de que Cristina Fernández perdiera las legislativas y sancionaron un impagable 82% móvil para los jubilados. La expresidenta -la misma que ahora manda a sus diputados cristinistas a echarle un poco más de nafta al incendio previsional- vetó aquella norma.

Aguanten los subsidios

Es lo que quieren hacerle hacer a Macri. Pero sobre todo quieren forzar a Macri a vetar otra norma, como ya lo hicieron el año pasado. Porque vuelve un clásico: el proyecto para prohibir aumentos de la electricidad, del gas y del agua ya definidos y limitar las subas de esas tarifas a la variación de los salarios. En los hechos, buscan forzar al Gobierno a aumentar tarifas. Con un agregado: como al Estado le sobra plata, quieren sumarle un boleto estudiantil gratuito en todo el país. Si la otra es una bomba previsional, esta idea es una bomba fiscal.

Las sobremesas de los Lavagna

Ya es bastante raro que a estas ideas las apoyen diputados K como el neuquino Darío Martínez, frustrado candidato a vicegobernador en las elecciones de esa provincia. Martínez hizo eje en su campaña acusando a Macri de no subsidiar lo suficiente a las petroleras que sacan gas no convencional en Vaca Muerta. Pero ahora vota contra las tarifas que justamente permiten pagar los altísimos precios que pagamos los argentinos de todo el país para que en Neuquén haya mucha actividad, empleo y altos salarios en el sector energético.

Peor es que a la misma norma la quiera votar Marco Lavagna, el hijo de Roberto Lavagna. El exministro de Economía de Néstor Kirchner se la pasa diciendo que Argentina tiene tres enormes recursos para ser explotados: naturales (agro, gas, litio), recursos humanos (los desempleados y malempleados) y capitales (dólares en el colchón) que él pondría a trabajar si lo votamos presidente.

Pero es difícil que alguien se vaya a dedicar a explotar gas si no se le permite cobrar lo que eso vale. Y es difícil que alguien vaya a sacar dólares del colchón si el Estado sigue generando déficit e inflación por aumentar subsidios impagables para las gasíferas. Todo indica que Roberto no le ha enseñado lo suficiente a Marco en las sobremesas familiares.

Radicales: ¿Remember el año pasado?

Como con los jubilados, muchos radicales tampoco la tendrán fácil. El año pasado no sólo dejaron solo a Macri en este tema. Fueron la punta de lanza y empezaron ellos con el cantito de frenar las tarifas, incluso antes que los kirchneristas, liderados nada menos que por Alfredo Cornejo, presidente del radicalismo y gobernador de una de las provincias petroleras beneficiadas por los estímulos con que el gobierno viene recuperando el autoabastecimiento energético que rifaron los kirchneristas.

Si el año pasado se plegaron a voltear los aumentos, ¿qué explicación van a dar mañana si tienen que bajar a frenar lo que el año pasado impulsaban?

Festichola con resaca

El carnaval de hoy, si prospera, va a ser una de esas festicholas que duran hasta tarde y dejan resaca. Porque también se impulsan declaraciones de emergencias alimentarias, becas universitarias y terciarias y reincorporación de contratados a Fabricaciones Militares, entre muchas otras cosas impagables.

Anoche se llevaba adelante una reunión de las cúpulas oficialistas para definir cómo actuar ante los distintos escenarios que pueden presentarse hoy. No está claro si a Cambiemos le conviene o no rechazar estos proyectos.

Con la campaña electoral encima, este año en el Congreso ni siquiera se podrá comprar cierta racionalidad regalándoles fortunas del presupuesto a los gobernadores peronistas. Peronistas, kirchneristas, massistas, los 10 diputados del jefe de campaña K Alberto Fernández, radicales disidentes, provinciales y hasta diputados del Frente de Izquierda pueden armar una mayoría que, aunque no logre sancionar hoy estos proyectos de un solo saque, pueda ingresarlos a comisión.

Y luego podrían estar en condiciones de sancionarlos.

En ese caso, Macri también tendría que vetarlos. Pero más cerca de las elecciones. En tal caso, le convendría vetarlos ahora, cuando ya pocas cosas pueden ir peor para el oficialismo.

Francamente, ¿cree en algo esta gente?

Al final, una pregunta: ¿qué será lo que verdaderamente cree esta gente? Los diputados más jóvenes de La Cámpora que han escriturado el mote de “progresistas”, ¿creen de verdad que los jubilados que cobran más de 62 mil pesos al mes porque ya durante su vida activa ganaron mucho dinero no pueden pagar un 5% de Ganancias sobre el monto que excede a esa cifra?
Los gobernadores con responsabilidades de Gobierno y que se supone que influyen sobre diputados ¿de verdad creen que se puede forzar por ley el aumento constante de un gasto público que ya como está no se puede pagar?

Los diputados de las provincias petroleras, ¿de verdad quieren que se vuelva a pagar por la energía menos de lo que cuesta extraerla para que sus distritos vuelvan al frío de la década pasada?

Nuestra cúpula política está entrando en una curva peligrosa. Muchos de sus integrantes dan la impresión de que están haciendo la apuesta más más triste de todas: que pueden hacer lo que quieran total la gente no se dará cuenta de nada. Capaz que tengan razón.