Los ricos para los que iba a gobernar Macri silban bajito

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Los ricos para los que iba a gobernar Macri silban bajito

30/04/2019 | 07:39 |

Hay empresarios que ya se olvidan de lo que ellos denunciaban como un régimen coimero y persecutorio. Y miran hacia el kirchnerismo. La UIA, la construcción, la energía y los bancos, en primera línea.

Adrián Simioni

“Son los peores de la historia” y “Argentina es un barco sin timón”. Las dos frases lapidarias se refieren a Macri y a sus funcionarios y las pronunció Héctor Méndez, expresidente de la Unión Industrial Argentina durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.

La declaración tiene un alto peso simbólico. Méndez, un industrial del plástico, tiene o tenía un perfil liberal, aperturista. Presidió la UIA por consenso, pero él no era del ala más proteccionista de la central fabril.

Apoyó no sólo con discursos la presidencia de Macri. En 2015, cuando CFK se iba, compró una autopartista sanjuanina que iba a proveer a Peugeot. Luego todo se cayó. La empresa cerró el año pasado. Y Méndez siguió con su fábrica de contenedores plásticos.

Ahora dice que no descarta votar a Cristina Fernández, con quien muchas veces se enfrentó.

La conversión de Méndez dice mucho sobre los ricos para los que, se suponía, iba a gobernar Macri. Dice mucho sobre para qué lado se inclina la balanza de al menos buena parte del empresariado cuando los principios se enfrentan a los números en rojo.

Corrupción, miedo, persecusión

De hecho, hasta agosto del año pasado, Méndez decía en público cosa tremendas de la candidata a la que podría votar en las paso de agosto de este año. Por ejemplo dijo en una entrevista que “sí había” corrupción en otras áreas del anterior gobierno y no sólo en las de obras y servicios públicos.

“A las Pyme les pedían plata para agilizarles los pedidos de, por ejemplo, las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI). Y también escuché que las grandes empresas tenían que pagar para que les agilizaran los trámites”.

Méndez todavía recordaba, hace ocho meses que a la UIA “llegaban quejas por los permisos que no salían, o porque a algunos les salían más rápido los permisos que a otros, entonces se quejaban porque entendían que había arreglos para unos y para otros no”. Y que se habían hecho “denuncias ante la Justicia, pero no pasó nada”.

Y consideraba que no habían podido frenar los pedidos de coimas porque “no había vocación” y porque los industriales tenían miedo.

“Sí, teníamos miedo a que nos intervengan, a que nos denuncien. Cristina Kichner hacía denuncias públicas en las que humillaba. La Afip era peor. Y los empresarios tienen que proteger las fuentes de trabajo, su negocio, estábamos muy desamparados”, decía hace unos meses Méndez.

Corrupción, discrecionalidad, miedo, justicia congelada, Estado persecutorio. Pese a todo eso, Méndez no descarta ahora votar a CFK. Todos los principios grouchomarxistas ceden cuando los números dicen basta.

Méndez es la perfecta metáfora de la relación actual entre el macrismo y la carpa empresarial del "círculo rojo". Un breve repaso muestra que el malestar excede por lejos a la siempre proteccionista UIA.

Club de la obra pública

Las grandes constructoras vinculadas a la obra pública están doblemente distanciadas. La causa de los cuadernos pintó los dedos a más de una docena de empresarios y ejecutivos de los mayores conglomerados del país. Muchos de ellos deben estar rogando que el mismo alud de votos que eventualmente pueda conseguir CFK tape los expedientes en los que admiten el pago de coimas.

Pero también están afectadas por que el arma secreta con que el macrismo iba a mantener el impulso inicial que le dio a la obra pública, los PPP o Participación Público Privada, pasaron a mejor vida junto a toda señal de crédito.

Automotrices en llanta

Sectores específicos como el automotor están agobiados por el derrumbe de ventas internas y la quita de beneficios fiscales a la exportación y la inédita imposición de retenciones, que, hacharon la posibilidad de sustituir mercado interno exportando aunque sea algo.

Hay numerosas inversiones abortadas. Detrás de ellos está todo el autopartismo.

Petroleras y gasíferas

Deberían ser los hinchas número uno de Macri, que pagó el enorme costo político de reconocer los costos reales de la energía que una década de fantasías ocultó. Pero incluso acá la queja cotidiana es porque el gobierno modificó normas para que los subsidios al gas no convencional que había acordado no se multiplicaran fuera de toda proporción por un error original en el modo en que habían sido concebidos.

El otro malestar es porque no se avanzó en obras de infraestructura lo suficiente como para permitir la exportación y la industrialización de los hidrocarburos que ya sobran en los meses cálidos, razón por la cual no se puede seguir aumentando la producción y las inversiones no rinden todo lo que podrían.

La partida doble de los bancos

Los bancos son otros quejicas. Han ganado fortunas en pesos e incluso en dólares en sus balances con el gradualismo y las Lebac primero y con el apretón financiero y las Leliq hasta ahora. Pero las dudas sobre la economía argentina han diluido el valor de sus acciones: los inversores no creen que el capital de los bancos pueda mantenerse sólido cuando están subidos a una montaña rusa como las finanzas argentinas.

Los dueños de los bancos han cobrado muchos dividendos en pesos. Pero han perdido fortunas por la desvalorización de su capital. Es como conseguir un inquilino que te paga muchísimo por mes pero que te destruye el departamento.

Agroindustria, los últimos fieles

Hasta el campo y la agroindustria, socios naturales del programa económico del macrismo, sienten la decepción. El freno a la baja gradual de las retenciones, la imposición de retenciones en rubros que no las tenían o la baja de la devolución de impuestos por exportaciones son difíciles de tragar.

Y se nota. Hay quienes remarcan un detalle. En las PASO santafesinas del fin de semana, en medio de su naufragio, Cambiemos sacó más voto en una ciudad que jamás lo acompañó, como Rosario, que en el interior santafesino, corazón del campo pampeano.

De todos modos, todavía quedan algunos rescoldos de aquel amor entre Macri y el campo. La editorial de ayer de Confederaciones Rurales Argentinas, firmada por Dardo Chiesa, dice. “Analizamos la gestión de los últimos 4 años y todos concordamos en que los resultados económicos no se dieron, no se avanzó contra la inflación, no se pudieron hacer las reformas estructurales que se necesita, y aunque hay un férreo compromiso de terminar con el déficit fiscal, la situación económica es por lo menos complicada”.

Pero luego remarca una lista de aspectos positivos que CRA considera más importantes. “Ha habido un avance y fortalecimiento de las instituciones basado en el respeto de las normas y las leyes. Estamos convencidos de que sólo el fortalecimiento institucional llevará a la consolidación económica”.

Lamentablemente para Macri, a menos que los Chiesa sean mas que los Méndez, en la provincia de los empresarios Cambiemos puede recibir una paliza igual a la de Santa Fe.