Omar Plaini, secretario General de Canillitas. (Ilustración: Juan Pérez Gaudio)

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Los paraísos de ñoquis siguen zafando y todos se hacen los distraídos

06/05/2024 | 12:40

 

Redacción Cadena 3

Adrián Simioni

Hace 10 días, la prensa dio a conocer un escandaloso caso de ñoquismo en Buenos Aires. Se trata de las tres hijas del sindicalista de los canillitas Omar Plaini, exdiputado ultra k. Cuando fue diputado a Plaini le tocó integrar la comisión de la Biblioteca Nacional del Congreso, una cueva histórica de acomodados, familiares y ñoquis: 1.600 empleados, con “servicios” que son verdaderas excusas para colocar amigos. Desde un bibliomóvil que supuestamente recorre el país hasta una radio por Internet. La biblioteca está abierta 18 horas al día, incluidos 10 horas los sábados y domingos. Otra excusa.

Resulta que Plaini aprovechó para acomodar en la Biblioteca a sus tres hijas. Las tres. Se suman a la quincena larga de familiares de Plaini que cobran en la Provincia de Buenos Aires, donde el sindicalista también fue legislador. Las tres hijas cobran alrededor de un millón de pesos cada una, pero ni siquiera son archiveras. Dos se dedican al tarot, a la astrología y al health coach, especie de entrenadoras en salud. Además, a dos de ellas les toca “trabajar” los sábados y domingos de 10 a 20, que en el generoso convenio de la Biblioteca parece ser un régimen agotador, porque no tienen que hacer más nada los restantes 5 días de la semana. El trabajo soñado. La perlita es que, encima, están exceptuadas (cuántos estarán exceptuados) de marcar horario con huella dactilar. Debe ser por eso que el informe periodístico las mostró a una de ellas con posteos en las redes desde restaurantes y lugares de esparcimiento en el supuesto horario de trabajo.

Es un escándalo grotesco. Pero ya pasaron más de 10 días y no pasa nada. Los Plaini han hecho mutis por el foro. El diputado dejó de postear hasta ayer, que en Twitter publicó su pesar por la muerte de César Luis Menotti.

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El tema es qué va a hacer la Argentina. El Estado tiene que achicarse pero en forma racional y duradera. El Gobierno ha venido cancelando contratos que se llevan puestos a buenos y malos. Pero los malos, los inútiles, los vagos, los innecesarios que están efectivos quedan. Los protege una serie innumerable de privilegios que cualquier juez debería declarar inconstitucionales (como la supuesta garantía constitucional de estabilidad del empleo público). Porque resulta que toda esta irracionalidad se paga con gasto público que obliga a asfixiar a los privados con impuestos e inflación. Mientras las hijas de Plaini siguen cobrando a cambio de nada, en el primer trimestre 43 mil empleados del sector privado empezaron a cobrar el seguro de desempleo por haber sido despedidos sin causa. Hay 4 millones de personas buscando empleo en empresas ahogadas por los impuestos y las regulaciones creadas para mantener a todos estos ejércitos de burócratas. Las Plaini se reproducen al infinito en la Nación, en las provincias y en los municipios de todo el país.

Mientras, a los legisladores no se les ocurre nada. Son más representantes de los burócratas que viven de los impuestos y la inflación que de los trabajadores privados que pagan esos impuestos y sufren esa inflación.

A nadie se le ocurre sacar leyes y ordenanzas que prohíban, esta vez de verdad, cubrir cualquier vacante que se produzca en el Estado. A nadie se le ocurre sacar una ley por la que el promedio salarial de un municipio o una provincia deba ser por ejemplo 10% inferior al promedio de los salarios privados de cada lugar. A nadie se le ocurre sacar leyes para que los jueces no puedan seguir dando privilegios inconstitucionales a los empleados públicos. A nadie se le ocurre hacer una licitación para que una empresa privada se dedique a detectar a las Plaini de este mundo (preservando datos personales) para presionar a los políticos a que achiquen los planteles y a cobrar un porcentaje de lo que esa actividad nos ahorre a los contribuyentes, que no podemos seguir pagando impuestos para cosas que nadie necesita, que son caras o que son pésimas para hacer la nada misma y pasar la vida panza arriba total pagan los tontos de siempre. Senadores, diputados, concejales: hay un trono vacante para defender a los que trabajan de verdad. 

¿Alguno de ustedes se anima a ocuparlo?

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