Alberto Fernández aseguró que Cristina sabía de la fusión Cablevisión-Multicanal.

Política esquina economía

La ingrata tarea de justificar a CFK

21/05/2019 | 06:39 |

Macri, Lavagna y Schiaretti y el asesor principal de Alberto Fernández coinciden en lo más básico y determinante. Ojalá se den cuenta. Si sale la carambola, serán grandes noticias para el interior.

Adrián Simioni

Los progres inventaron que “Cristina no sabía” de la corrupción. Pero ahora ella opta por Alberto F, ex jefe de los ministros y secretarios sospechados. Y él mismo acusado como corrupto por el aparato K.

El país más exótico del mundo está sacando todos los boletos para volver a quedarse con el gran premio, una vez más. La nota sin dudas más insólita en la lista interminable es que muchos argentinos hayan tomado como un “renunciamiento patriótico” el anuncio de la senadora con fueros Cristina Fernández de no ser candidata a presidenta sino sólo a vice, tres días antes de que esta misma señora deba sentarse como acusada en una de las seis causas por corrupción en su contra.n

La envidia de Vito Corleone

Todo normal en la República Insólita de Argentina. A esa instancia de juicio oral se llegará hoy porque tanto la fiscalía como el tribunal creen que sobran los elementos para creer que hubo una asociación ilícita entre funcionarios y el constructor Lázaro Báez, con cobertura de los presidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández, para:
1- Concentrar de manera desproporcionada en Santa Cruz el presupuesto que Vialidad Nacional tenía para todo el país.
2- Darle el 80% de esas obras a Báez pese a que no tenía capacidad de ejecución.
3- Permitirle que no ejecutara la mayoría de ellas.
4- Reconocerle pese a eso mayores costos.
5- Y pagarle, pese a todo, mucho antes que lo que era normal para el resto de los constructores.
Agrégese: Báez, un empleado bancario sin experiencia constructiva, constituyó su empresa Austral Construcciones 18 días antes de la asunción de Néstor Kirchner.
Dice Vito Corleone que él jamás habría podido competir contra este perfecto alineamiento de tropelías que describen los fiscales. Esperen cuando se entere de que, en otra causa, el mismo Báez está acusado de pagarle coimas a la familia presidencial a través de la operación y el alquiler de hoteles de los Kirchner cuyos clientes eran menos que escasos.

Teflón progresista

La inexplicable capa de teflón que parece cubrir a Cristina Fernández está fundada en sus seguidores más fanáticos, sobretodo los círculos que se consideran cúspide de la intelectualidad progre argentina. Podrán ver a José López -pagador de obras públicas K por 18 años, desde que Néstor Kirchner ocupó la intendencia de Río Gallegos en 1987 hasta que Cristina se fue en 2015- contrabandear bolsos con millones de dólares y luego verlo sentado al lado de Cristina Fernández ante la Justicia y aún así negarán todo. 
Lo mismo con el medio centenar de funcionarios, contadores de la familia, y empresarios presos, en juicio o procesados por corrupción, que declaran ante fiscales haber pagado o recibido coimas. 
No importa nada. Los corruptos son siempre excepciones. Desleales. Desviados. Jamás son parte de un mecanismo central destinado a financiar al Príncipe hasta anular la democracia -es imposible para los opositores competir contra semejante robo para la corona-, a destripar al Estado al que supuestamente defienden y a llenar los bolsillos de los intermediarios que hacen el trabajo sucio del choreo (como esos secretarios personales sin secundario finalizado que terminan con inmuebles por 17 millones de dólares constatados sólo en Estados Unidos).

Cuentitos para hacer noni

Este grupo de enceguecidos, capaces de negar la ley de gravedad aún mientras caen por el precipio, desarrollaron dos argumentos básicos para diluir las evidencias:
1- El primero dice que Cristina Fernández es una perseguida judicial porque su gesta superlativa estaba a punto de terminar con todos los males del mundo. Y por eso se la acusa de corrupta.
2- Pero los que no podían dormirse abrazados a su osito con semejante explicación, hicieron el esfuerzo de encontrar otro cuento de hadas, titulado “Cristina no sabía”, que dice así: “Había una vez un señor muy ambicioso que se llamaba Néstor Kirchner que sí o sí quería ser presidente para liberar al pueblo y al que además le gustaba la plata (a esto no lo pueden negar cuando ven ese video en el que el ex presidente abraza a la caja fuerte). Para ser presidente necesitaba plata (a esto lo admitió Cristina Fernández). Entonces armó un circuito corrupto para garantizar con esos recursos que ningún poder oligárquico e imperialista desbancara jamás al poder popular. En el medio se forraron él y muchos otros. Pero ese era Néstor -dice el cuentito de las buenas noches-; Cristina no sabía nada. Cristina era pura y blanca y cuando tuvo su oportunidad hizo el gobierno más progresista del que se tenga memoria”.

¿Cuál Alberto? ¿el que cobraba de Repsol?

Pero resulta que ahora estos mismos grupos vitorean la decisión de Cristina Fernández de resucitar a Alberto Fernández como si fuera una genialidad. Y la consideran una estratega napoleónica por “nestorizar” así la fórmula presidencial. De hecho, ayer el ex jefe de gabinete se la pasó adornando de elogios a Néstor en Santa Cruz, que ahora parece de nuevo encaminarse a la beatificación, después de haber sido “el que sabía”.
Es un desafío tratar de entender qué aplaude esta base inconmovible y acrítica de la ex presidenta. Porque, en efecto, Alberto Fernández fue la sombra y la espalda de Néstor, no de Cristina.
Como tal, el ex jefe de gabinete y ahora precandidato presidencial fue el superior de todos los ministros y secretarios con los que Néstor K armó aquella banda. 
El propio aparato de propaganda K acusó a Alberto, a través de 678 y una vez muerto Néstor, de corrupto. Expuso un famoso carpetazo en el que se mostraba que Repsol le pagaba fortunas como asesor en medio de la pelea que mantenía el gobierno con la petrolera española antes de la confiscación de YPF. 
Y el propio Fernández salió a contar entonces cómo Repsol le había dado el fabuloso conchabo a pedido de Néstor, exhibiendo otro indicio, uno más, de la autoridad que tenía Kirchner dentro de la petrolera luego de que Repsol le “vendiera” a sus amigos los Petersen acciones de YPF que se pagaban con los propios dividendos de la compañía (Ia compra más insólita del mundo en el país más insólito del planeta).
Ponele que Cristina no sabía. ¿Alberto tampoco? Si Alberto sí sabía, ¿cómo es que Cristina lo coloca donde lo coloca?

Los voting dead: la epopeya que Alberto criticaba

Encima, Alberto cuestionó las epopeyas más queridas de los fanáticos cristinistas: aprietes a la prensa y los medios, guerra contra Clarín, ataque al Poder Judicial, la demagogia distribuicionista insustentable, el aumento imparable del gasto público, el patoterismo morenista contra la empresa privada, el autoritarismo pseudopedagógico de las cadenas nacionales. 
Aún así, en la República Insólita de la Argentina, no importa nada. Los cerebros recontracalentados, incluso los autoproclamados intelectuales, se inventarán una nueva narración rosa para explicar por enésima vez lo inexplicable. Y los demás irán a votar sin pensarlo demasiado, inocentes por default, por suerte para ellos vaciados de los detalles miserables de la historia, eso que nunca te dejan dormir tranquilo.