Política esquina economía
03/11/2025 | 12:55
Redacción Cadena 3
Adrián Simioni
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Al final, a Macri lo citó su destino
Mauricio Macri se reunió con Javier Milei para una cena que, en apariencia, era un gesto de camaradería. Le sirvieron milanesas, pero el plato fuerte fue otro: la confirmación de que el expresidente había llegado al final de un camino que él mismo pavimentó.
Dos días después de que Milei quedara segundo en las elecciones presidenciales –un resultado que ya anticipaba su victoria en el balotaje–, Macri recibió la noticia que, en realidad, conocía desde el viernes. Esa "sentencia" no era nueva; estaba firmada el día en que Milei triunfó en las generales, quedando por debajo de Sergio Massa pero por encima de Patricia Bullrich, y Macri decidió intervenir.
Todos recordamos esa jornada clave. Macri acercó a Bullrich a Milei, le ayudó a superar el pánico escénico –dicen que el libertario dudó incluso de presentarse–, le dio apoyo para fiscalizar, lo respaldó públicamente y puso a su excompetidora como escudo.
Fue un acto de generosidad extrema: priorizó la derrota de Massa sobre la supervivencia de su propio partido, el PRO, que fundó hace casi 15 años. Luego vino más: apoyo en el Congreso, lista única en la provincia de Buenos Aires en las últimas elecciones, quitando el sello del PRO. Macri actuó contra su propio interés, sabiendo el riesgo.
Y el riesgo era doble, como hemos analizado aquí. Si a Milei le iba bien, Macri y el PRO desaparecerían, absorbidos por el nuevo líder. Si le iba mal, también: el fracaso arrastraría a todos. Aceptó ese dilema con una nobleza rara en la política argentina.
La sentencia se concretó este viernes. En esa cena, Milei –con el traje clásico del político que unifica poder– le anunció a Macri el reemplazo de Guillermo Francos por Manuel Adorni como jefe de Gabinete, un movimiento inesperado que nadie, mucho menos Macri, anticipaba.
Horas antes, seis legisladores del PRO se habían pasado en bloque a La Libertad Avanza, con todos los bártulos. Anoche, la designación de Diego Santilli en el Ministerio del Interior podría verse como un guiño a Macri –Santilli sigue siendo un referente del PRO–, pero es una formalidad. Santilli ya es violeta; ya pertenece al universo mileísta.
Macri se encontró con su destino, sembrado en aquella segunda vuelta contra Massa. Nunca se puede declarar a un político "liquidado" o "jubilado" –la política argentina es un cementerio de resurrecciones–, pero el PRO como fuerza independiente fue diluido.
Milei no comparte poder: quiere ser dueño de todos los votos de centro-derecha, de los legisladores del PRO y de La Libertad Avanza.
¿Sirve de consuelo a Macri? Uno podría argumentar que es el fruto de su propia generosidad, más que de la mezquindad ajena. En estos dos años, actuó contra su conveniencia personal y partidaria, un comportamiento atípico en un mundo de cálculos fríos. Ahí está Macri: enfrentando las consecuencias de haber apostado por el bien mayor, en lugar de aferrarse al poder. En política, la nobleza a veces cobra caro.
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Cambios en el gobierno
El líder del PRO consideró “positivo” el nombramiento del “Colorado” al frente del Ministerio del Interior. “Confió en que podrá articular con los gobernadores la implementación de las reformas que necesitamos”, expresó.
Encuentro en Olivos
El expresidente realizó una publicación en X, donde sostuvo que la salida de Guillermo Francos “no parece ser una buena noticia" y lamentó que su reemplazo no haya sido Horacio Marín, CEO de YPF.