Política esquina Economía
14/07/2025 | 14:39
Redacción Cadena 3
Adrián Simioni
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Este jueves, Caputo se juega con un baldazo de nafta
El Gobierno de Javier Milei está a punto de dar un paso audaz que podría redefinir el rumbo económico de la Argentina. Este jueves, bajo la dirección del ministro Luis Caputo, se ejecutará una maniobra de alto riesgo: el canje de 15,5 billones de pesos que están en LEFIs, esos pagarés administrados por el Banco Central que los bancos utilizan para colocar su exceso de liquidez.
La decisión, que coincide con un dato de inflación que parece haber sido favorable, busca desmantelar una parte de la "bola de nieve" monetaria heredada, pero abre un abanico de incertidumbre en un contexto económico frágil y en plena campaña electoral. Las LEFIs han sido un pilar para contener la masa de pesos que podría inundar el mercado y disparar la inflación o el dólar. Desde que Milei asumió, el Gobierno logró reducir el peso de esta bola de nieve, pero aún resta una cantidad significativa, con 15,5 billones de pesos atrapados en estas letras de corto plazo.
Hasta ahora, el Central ofrecía tasas de interés elevadas para incentivar a los bancos a mantener esos fondos inmovilizados. Sin embargo, el jueves se cambiarán las reglas: las LEFIs, de corto plazo, serán canjeadas por letras del Tesoro con una tasa fija menos atractiva, negociables en el mercado secundario.
Esto implica que los bancos, al encontrarlas poco rentables, podrían venderlas a un precio menor para recuperar liquidez, liberando así una porción de esos pesos al mercado. La jugada es arriesgada. Aunque el dólar ha subido un 9% en lo que va de julio sin trasladarse significativamente a los precios, inyectar más pesos en una economía ya tensionada es un riesgo. El Gobierno, sin embargo, confía en que esta liberación controlada de liquidez reactive una economía que describe como "fría".
La apuesta es que esos pesos estimulen el consumo y la actividad económica, permitiendo a los comercios vender más sin que los precios se disparen. De lograrse, esto podría mejorar la recaudación fiscal, ayudando a contrarrestar el costo de las leyes impulsadas por el Congreso, que representan un desafío para las finanzas públicas. El plan también tiene un objetivo estructural: reducir la intervención del Estado en el mercado. Las tasas de interés altas, como el 60% anual que ofrecía el Central, distorsionan las decisiones de inversión y crédito, privilegiando al Gobierno como deudor.
Al reemplazar las Leliqs por letras del Tesoro con tasas más bajas, se busca que el mercado encuentre un equilibrio más natural. Ya se observan señales de esto: las tasas de las billeteras virtuales, por ejemplo, cayeron del 29% al 26% en promedio, reflejando un peso más barato. La esperanza es que esta dinámica facilite el acceso a créditos hipotecarios o automotores, reactivando sectores clave. Sin embargo, el éxito de esta estrategia depende de un delicado equilibrio. Un aumento del dólar podría mejorar la competitividad de las exportaciones y proteger a los productores locales frente a importaciones baratas, pero cualquier traslado a precios podría desatar una nueva espiral inflacionaria.
El Gobierno confía en que la reactivación económica será moderada y no desestabilizará los precios, permitiendo un alivio fiscal y un impulso al consumo y el empleo en un momento políticamente sensible. La maniobra de Caputo es a todo o nada. Si los pesos liberados reactivan la economía sin avivar la inflación, el Gobierno podría anotarse un triunfo en plena campaña electoral.
La intención de fondo del Gobierno es terminar de liberar la tasa de interés, dejando de intervenir con las LEFIs. Tienen que estar confiados en que se podrá lograr. Un efecto positivo sería que se reactive la economía, y se ventajoso sacar créditos. El otro, es que toquetee la inflación.
Si el mercado interpreta esta inyección de liquidez como una señal de descontrol, los riesgos son enormes: una disparada del dólar o un repunte inflacionario podrían golpear la confianza y las expectativas. A partir del jueves, la economía argentina estará bajo la lupa. Con 15,5 billones de pesos en juego, el margen de error es mínimo, y los resultados de esta apuesta audaz marcarán el rumbo en un momento crítico para el país.
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