Del Ahora 12 al Ahorra Siempre

Política esquina economía

Del Ahora 12 al Ahorra Siempre

30/07/2019 | 07:01 |

El mundo crece con las tasas de interés más bajas de la historia. Universidades toman prestado a 100 años. En Argentina los demagogos vuelven a decir que se puede consumir lo que no se tiene.

Adrián Simioni

Desde que a principios de la década la Universidad de Ohio colocó un bono a 100 años, la cosa ya no sorprende demasiado. Muchas de las casas de altos estudios en países como Inglaterra o Australia decidieron aprovechar uno de los períodos con las tasas de interés más bajas de la historia para tomar dinero prestado. En 2012 la Universidad de California colocó 860 millones de dólares al 4,8%, a 100 años. En 2015, colocó otros 500.

No es una cuestión de universidades. Empresas y gobiernos vienen aprovechando los últimos 10 años para financiarse a larguísimo a tasas bajas que récord. Y los prestamistas no ven opciones mejores. Microsoft vendió bonos a 40 años de plazo. Un país como Austria toma el dinero prestado a 100 años a 1,17% anual.

Desde el arrabal descapitalizado que es nuestro país, esos datos no parecen decirnos mucho. Nuestro ensimismamiento cultural es sólo superado por nuestra ignorancia financiera. Y encima ya ni recordamos algo distinto: vivimos sin crédito desde mediados del siglo pasado, cuando la inflación se instaló y deglutió nuestra capacidad para ahorrar, prestar e invertir. En definitiva, cuando dejamos de ser capaces de colaborar y sumar esfuerzos. Que eso y no otra cosa es el buen crédito.

La villamiserización

Pero no quiere decir que no podamos darnos cuenta de nuestra calamidad. Luego de un par de décadas de un Chile con acceso a dinero barato (hoy la tasa testigo del Banco Central de Chile es de 2,5%, contra el 60% del Banco Central argentino), cualquiera que cruce la Cordillera puede notar las autopistas, los edificios, los puentes, la infraestructura, que contrastan con la villamiserización de la Argentina y sus ciudades. Hace unas décadas al contraste lo imponían Europa o Estados Unidos. Desde hace tiempo no resistimos una comparación con Chile.
Tantos años sin ahorro, ni crédito ni inversión, indefectiblemente te pasan la cuenta.

Argentina está casi sola en este ghetto en el que ella misma se ha metido. El acceso al capital barato por períodos tan prolongados ha ido tornando a los países cada vez más productivos y eficientes. En esas sociedades una buena idea tiene infinitas más chances de transformarse en una empresa. Esa empresa tiene mucho más posibilidades de crear empleos bien pagos que las asfixiadas empresas argentinas.

La ambición de una ameba

Tomen por ejemplo Córdoba capital. Sin acceso a una gran cantidad de capital barato y a largo plazo esta ciudad no va a poder jamás darse vuelta. 

Sin eso, está condenada a seguir chapoteando en las aguas hediondas que se vuelcan al río Suquía en pleno siglo 21. Y jamás podrá excavar el mínimo de kilómetros que requiere un sistema de subtes para ser viable. Ni ensanchar sus avenidas colapsada. De hecho, ni siquiera puede renovar la flota de la última innovación que pudo hacer en el transporte público: los troles, que largaron en 1989, hace 30 años.

La alternativa no es una opción. Es una condena. Y consiste en meramente ir tirando con lo que hay. Con la ambición de una ameba.

Y mañana bajarán más

En este mundo inundado de dinero barato en el que los únicos que no mojamos la medialuna somos los argentinos, mañana, la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) se prepara para bajar la tasa de interés aún más. Sus tasas testigos, de 2,25% a 2,50% anual según los bonos, podrían bajar a 2% y 2,25%. 

Como se ve, las tasas ya son súperbajas, y están en ese nivel después de que llegaran a casi cero hace 4 años y la FED comenzara a tratar de subirlas. Pero en el mundo de los capitales baratos la inflación sigue sin dar señales de vida, aunque la economía está recaliente y los niveles de empleo son los más altos en 50 años. Con excepciones, un panorama similar es el de Europa y Japón. China y el mundo en desarrollo está en la misma sintonía.

La última fiesta del mundo que crece, se moderniza y eleva calidades de vida lleva ya décadas (luego de la interrupción de la crisis financiera de 2009, que al final no fue para tanto y duró bien poco). 

Los dementes excepcionales

Unos pocos países no participan. Claramente, uno es Argentina. Acá seguimos creyendo que un Estado sin credibilidad ni ahorros puede “incentivar la demanda agregada” tirando a la calle pesos que ya están devaluados cuando salen de la imprenta. Un ex ministro insiste en que emitir pesos en esas condiciones no es inflacionario, aunque no se lo pudo explicar a una modelo que sencillamente le preguntó: “Si emitir nunca es inflacionario, ¿por qué en lugar de pagar impuestos los gobiernos no emiten y listo?”.

Contra toda la evidencia empírica del mundo, contra lo que se puede experimentar fácilmente en Chile o en Uruguay, la Argentina corre el riesgo de volver a armar su laboratorio económico de dementes que se creen excepcionales. Corre el riesgo de dejarse llevar por demagogos cuyo eslogan más elaborado es: “Hay que meterle plata en el bolsillo a la gente”. Corre el riesgo de volver a pensar que ahorrar es de giles, incluso mientras se hunden lentamente en su propia cloaca colapsada.

Mientras acá nos negamos a suplantar el Ahora 12 por el Ahorra Siempre, llamando “consumo” a la compra de una heladera carísima en 12 cuotas, en otro país alguien le presta plata a 100 años a una universidad. Adivinen a quién le va a ir mejor.