Cristina: ni clamor ni renunciamiento

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Cristina: ni clamor ni renunciamiento

14/12/2022 | 14:08 |  

Redacción Cadena 3

Adrián Simioni

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Cristina: ni clamor ni renunciamiento

En estado de shock, el peronismo se pregunta quién lo va a conducir y quiénes serán sus candidatos luego de que Cristina Fernández anunciara que no va a competir por ningún puesto. 

Gobernadores, sindicalistas, piqueteros, intendentes, legisladores y burócratas que viven de sus votos y el presupuesto público se preguntan cómo retener los votos de Cristina y si valdrá la pena convencer a un Sergio Massa y ponerle de verdad el hombro, o si tendrán que encontrar a algún voluntario dispuesto a asumir una derrota inevitable mientras ellos separan lo más posibles las elecciones de provincias y municipios de una posible debacle.

Nadie sabe qué hacer. Pero lo que sí hacen, mientras tanto, es cuidar el relato, que al kirchnerismo duro es lo que más le importa. Es su especialidad. 

Aparecen dos palabras clave. Por un lado, buscan instalar que Cristina está proscripta por la Justicia, cosa de identificarla con Perón. Pero Cristina no está proscripta. Primero porque el fallo de un tribunal legítimo que le prohíbe cubrir cargos públicos no es una proscripción -una violación de derechos políticos- sino un fallo, que encima no se va a cumplir porque no tiene sentencia firme. Cristina puede ser candidata a lo que se le ocurra en las próximas elecciones.

La otra palabra clave que empezaron a usar es "renunciamiento". Quieren emparentar a Cristina con Evita, quien declinó ser candidata a presidenta en las elecciones de 1951. Pero las diferencias entre uno y otro hecho son gigantes. 

Por empezar, había un clamor para la candidatura de Evita. Nueve meses antes de las elecciones la CGT y el Partido Feminista Peronista le habían reclamado formalmente a Perón que Evita integrara la fórmula. 

Acá no hay nada parecido con Cristina. Al contrario, tras su renuncia la CGT se puso a transar de inmediato con gobernadores cómo sustituirla. En agosto de 1951 cientos de miles de personas desfilaron para pedir la postulación de Evita. Ella salió al balcón y pidió tiempo para pensarlo. Nada que ver con lo que pasa hoy.

Otra diferencia. Una semana después, Evita renunció a su candidatura. No lo hizo por tener problemas judiciales sino porque el sector militar aliado a Perón y tal vez el propio Perón la veían como un peligro. O sea, el dueño de los votos, decidió que lo mejor era que excluirla. A Cristina nadie del oficialismo la está excluyendo porque la jefa es ella. O sea, nada que ver con lo que pasa hoy.

Otra diferencia. En 1951 Perón y Evita estaban en la cúspide de su poder. Nada que ver con el kirchnerismo: el gobierno de Alberto Fernández tiene tan mala imagen que Cristina hace lo imposible para despegarse. O sea: Evita renunció a una victoria segura; Cristina, a una derrota muy probable.

La máquina del relato no para. Pero lo único que puede producir a esta altura es ficción. Pura ficción.

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