¿Cómo te ves eligiendo diputado entre Raúl, el de la otra cuadra, y tu vecina Mabel?

El paquetazo legal de Milei incluye, además de todo, una reforma electoral sin precedentes. Por empezar, el presidente quiere eliminar las Paso. Además propone una cosa insólita: que respetemos la constitución. Hace de 1983 que no se cambia la cantidad de diputados por provincia, pero la población sí cambió. Entonces, Córdoba, aunque tiene más habitantes, tiene un diputado menos que Santa Fe y 7 menos diputados que Capital Federal, por dar un ejemplo. Milei quiere adecuar esos cambios, como lo exige la Constitución. La gran ganadora sería la provincia de Buenos Aires, que quedaría con 97 diputados. La gran perdedora en proporción sería Tierra del Fuego, que pasaría del piso de 5 diputados que tienen hoy todas las provincias, a tener uno solo.

Pero eso no es lo más groso. Lo más importante es que además Milei propone terminar con el sistema de plurinominal para elegir diputados hoy a un sistema uninominal.

¿Qué significa? Hoy, por ejemplo, en Córdoba elegimos a nuestros 18 diputados en listas sábanas que todos votamos por igual. Sea en Villa Huidobro o en el Cerro de las Rosas, es la misma lista de candidatos. Lo que propone Milei es que la provincia se divida en 18 distritos geográficos y que en cada uno compita un diputado por partido y sea elegido el más votado. Hay muchas razones para defender este sistema. Por ejemplo, en Villa el Libertador más algunos barrios más se podría elegir un diputado. Ahí, el ciudadano común tiene mucha más capacidad de pelear contra el aparato de los partidos de gobierno. Es cara a cara. Se puede hacer campaña puerta a puerta, los votantes probablemente conozcan personalmente a sus candidatos porque son el verdulero, la médica, el abogado o la cajera del súper. Podrías elegir a Raúl, tu conocido de toda la vida de la otra cuadra, o a Mabel, la contadora que vive pegadita a tu casa. Y ellos podrían ser independientes.

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Es un cambio enorme. Por ejemplo, como líder del peronismo, Juan Schiaretti podría ser el candidato a diputado más importante de su partido y hacer campaña en toda la provincia. Su partido podría ser el más votado, pero si él no resultara el cantidato más votado en el circuito que incluye el barrio Altos del Chateau, por donde vive, no sería elegido diputado.

Hay muchos argumentos a favor y en contra de cada sistema. En el sistema que tenemos, la lista sábana hace que no sepamos a quién votamos, que nuestros representantes sean casi siempre profesionales de la política que jamás trabajaron en el sector privado y que todos respondan al jefe de cada partido más que a quienes los votaron. Pero la ventaja es que el sistema casi garantiza que en Diputados estén siempre representadas las minorías. Algo muy importante para evitar desviaciones totalitarias.

En el sistema que propone Milei –aunque funciona con enorme éxito desde hace una eternidad en algunas de las democracias más antiguas y sólidas del mundo, como la británica– plantea el riesgo de que todos o casi todos los diputados sean del mismo partido. Por ejemplo, si un partido ganara en el 90% de los distritos por un 1% de los votos, y perdiera en el 10% de los distritos por un 1% de los votos, se quedaría con el 90% de los diputados aunque sacara apenas un pelito más que la mitad de los votos.

Es donde el debate en el Congreso puede ayudar para buscar algo intermedio, que termine con la lista sábana y, a la vez, garantice la representación de las minorías.

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