Macri

Política esquina economía

Cambiemos también da por terminado el gradualismo social

04/12/2018 | 06:22 |

Propone desde endurecer la vigilancia migratoria hasta agravar penas para la “protesta social”. Hace un año habilitaba temas “progres” como el aborto. Qué cambió. ¿Cómo se acomodarán el PJ y los K?

Adrián Simioni

En el gobierno de Mauricio Macri deben estar sorprendidos. Hace casi un año, para retomar el control de la agenda pública luego de licuar el poder político perdido en una tímida reforma jubilatoria, la Rosada sacó de la manga un punto del temario típicamente progresista como el del aborto y dejó a todos comiéndose la curva.

La izquierda y más de la mitad de la militancia kirchnerista tuvo que hacer seguidismo y sobreactuar luego para apropiarse de un tema que Cristina Fernández les había vedado discutir. La otra mitad de la oposición K vio cómo la expresidenta miraba las encuestas y se le vestía más o menos de verde.

Hoy, en medio de un ajuste sin artilugios que ha combinado la inflación más alta en más de 25 años con una actividad económica en el freezer, Cambiemos dobla para otro lado, y saca de la galera programas típicamente de derecha, que uno sospecha más “naturales” en el programa del PRO y la parte no alfonsinista del radicalismo.

Un cambio en Cambiemos

En menos de un mes, el Gobierno ha propuesto:

1- Aumentar penas por cortes de ruta y otros clásicos de la llamada “protesta social”.

2- Endurecer las reglas y la vigilancia migratoria.

3- Tipificar como delitos la entrega y venta irregular de entradas a los estadios y la portación de armas y elementos peligrosos por parte de barrabravas y distintas formas de violencia en los espectáculos deportivos.

4- Ampliar y precisar la capacidad de las fuerzas de seguridad para disparar armas reglamentarias reduciendo los márgenes de incertidumbre por los cuales sus agentes pueden ser incriminados.

5- Prorrogar el permiso que, por el G20, se había dado a la Policía de Seguridad Aeroportuaria y a la Fuerza Aérea para prestar servicios de plataforma y de rampa en los aeropuertos. La movida va dirigida a garantizar la actividad en momentos en que la decena de gremios de Aerolíneas Argentinas ha paralizado los vuelos cuatro veces en un mes sin siquiera declarar un paro y simulando “asambleas”.

Es extraño. Es como si recién ahora el gobierno de Macri pudiera presentar su verdadera hoja de ruta. Así como el gradualismo fiscal dejó paso al ajuste, su gradualismo aún más imperceptible en la agenda social estuviera abriéndose paso también para exponerse tal cual es.

Desconcierto a la izquierda

El ministro de Economía, Nicolás Dujovne, expuso su asombro hace unas semanas, cuando dijo que nunca se había encarado un ajuste como el actual sin que cayera el gobierno de turno. Sus palabras adquieren nuevos sentidos ahora: para hacer el ajuste que ordene el descalabro fiscal que legaron 12 años de progresismo K no hace falta exagerar una agenda social progre. Más bien lo contrario.

Es la experiencia que se deja entrever en Brasil, donde los brasileños votaron a un Jair Bolsonaro que les presentó una combinación explícita de poda del gasto público y clientelismo y de endurecimiento de la agenda social y mano dura con el delito. Un programa de derecha completa y sin eufemismos. Votada por clamor popular. Qué desconcierto para todas las formas de la izquierda, moderada o no.

¿Convicción u oportunismo?

Este destape en Cambiemos, ¿es placer o es deber? ¿es convicción u oportunismo? ¿cuándo eran sinceros? ¿antes, cuando la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, era la mimada de los piqueteros que de todos modos extorsionaban al gobierno entero para apropiarse de partidas presupuestarias sin licitación? ¿o ahora, cuando Patricia Bullrich recuerda al pasar que no está prohibido llevar armas para defenderse si se cuenta con los permisos necesarios y su nombre suena para la vicepresidencia?

Es posible que haya un poco de cada cosa. Hay una facción cool de liberales progresistas que en España votarían a Ciudadanos. Una facción que viene del radicalismo y arrastra un corazón socialdemócrata. Y otra facción más conservadora que en España militaría en el Partido Popular. Acá están todos juntos. Puede que Cambiemos esté percibiendo el riesgo de perder votos “bolosonaristas” y, a la vez, que haya encontrado espacio para decir lo que en verdad piensa una parte importante de sus seguidores.

Influirá en el peronismo

En cualquier caso, el viraje deberá ser tenido en cuenta por la oposición. No sólo por una Cristina Fernández que ya ha mostrado estar dispuesta a moderar su discurso y acercarlo al centro porque no descarta presentarse a las presidenciales y ganarlas.

También por los posibles candidatos del peronismo federal en ciernes, que aún no lo es pero que, en el discurso, se había adelantado a este giro a la derecha en la agenda social, tanto sea por la boca de Miguel Ángel Pichetto, como por las señales de años de Sergio Massa y el conservadurismo que exhala el salteño Juan Manuel Urtubey.