Nos une una ausencia: dos islas por arriba de la grieta

La otra mirada

Nos une una ausencia: dos islas por arriba de la grieta

02/04/2021 | 12:24 | Gran Malvina no está de un lado de la grieta. Y Soledad no está del otro. Están las dos de los dos lados. Tal vez sea porque nos sentimos impotentes. Porque sentimos que, al menos por ahora, no hay nada que podamos hacer.

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En Argentina parece haber sólo dos cuestiones capaces de quedar a salvo de la grieta que se ha tragado todo.

Una es el régimen democrático. Después del terrorismo de Estado llegamos con sangre, sudor y lágrimas a la convicción de que la democracia es el menos peor de los regímes políticos.

La otra cuestión para la que no hay grieta es Malvinas. Al menos en el discurso público, no importa dónde te pares, si a la derecha, en el centro o a la izquierda, hay dos cosas que superan las barreras: las Malvinas son argentinas y allí se sacrificaron héroes, algunos hasta la muerte.

Desde los soldaditos de 18 sin formación hasta los aviadores que hicieron el bautismo de fuego de la Fuerza Aérea. Desde los chicos que difícilmente podían saber en qué los estaban metiendo, hasta los marinos que eran adultos cuando se subieron a conciencia a los buques que fueron sus tumbas atlánticas.

Es imposible imaginarse los que les pasó. A los que vivimos aquello siendo apenas niños, púberes, nos queda el invierno más invernal de la historia. Aquel gris absoluto. Aquella venida del papa bajo el cielo plomizo. Aquel desfalco del fondo patriótico, aquellos soldados desabastecidos, las cartas y los chocolates que no llegaron a destino.

Y nos queda una de los escasos dos motivos de unión nacional, en medio de una discordia y un disenso que no ha parado de crecer.

Tal vez sea eso lo único que nos une. Gran Malvina no está de un lado de la grieta. Y Soledad no está del otro. Están las dos de los dos lados.

Tal vez sea porque nos sentimos impotentes. Porque sentimos que, al menos por ahora, no hay nada que podamos hacer para que el archipiélago vuelva a ser parte de la Nación. Es todo un ejercicio imaginar qué pasaría si las islas estuvieran bajo soberanía efectiva del país. Sospecho que estaríamos hundidos hasta las orejas en otra guerra, simbólica, interna, en las dos trincheras en las que nos alineamos para todos los demás temas.

Pero, por ahora, eso no sucede. Las Malvinas son argentinas pero aún no están con nosotros. Es una de las pocas cosas que nos unen. Una ausencia.