Aliados. Alberto había dicho que CFK tendría "injerencia cero" en el gabinete.

Transición

¿Medio gabinete para Cristina?

28/11/2019 | 09:11 | Si mañana se confirman las versiones, habrá fuerte presencia cristinista en el Gobierno. Ni hablar del Congreso. Escasa impronta de los gobernadores.

A medida que se deshoja la margarita del traspaso presidencial, los casilleros del gabinete y los puestos clave de lo que será el gobierno de Alberto Fernández se van llenando de prominentes figuras del cristinismo. Por supuesto que nada de todo está firme. La incógnita se develará mañana. Por ahora, Fernández sólo ha presentado con contundencia a quien será su ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo. El resto son especulaciones.

Pero, si se empiezan a confirmar los nombres que aparecieron esta semana, su gabinete podría terminar siendo más cristinista que albertista o de los gobernadores (como se pensaba) y será mucho más representativo del Gran Buenos Aires que del resto del país.

Por ahora a Alberto F. no le han volteado su candidato para ocupar la Secretaría General, Julio Vitobello. Su currículum abreviado: fue funcionario del menemismo, hasta 2003 fue legislador del sector de Fernández y luego, con CFK, fue a la Sigen a reemplazar a otro albertista de la primera hora, Claudio Moroni.

Pero en casi todas las demás áreas los que fueron presentados como presuntos funcionarios elegidos por Fernández volvieron al banco, quedaron envueltos en una reyerta soterrada por los cargos o directamente dejaron de ser considerados.

Sorteo entre los gremios

En Salud, el gobernador que más se jugó por Fernández, el tucumano Juan Manzur, pensaba colocar a Pablo Yedlin. Pero esa ficha se cayó -habría intervenido la vicepresidenta electa- y al frente quedaría Ginés González García, quien vuelve al cargo luego de 12 años. En 2007, cuando asumió, CFK lo mandó de embajador a Chile. La postura pro aborto de Ginés había producido entonces duros chispazos con la Iglesia. Lo que divide a Yedlin de Ginés no sería el aborto sino la estrecha relación de Manzur con los laboratorios nacionales.

En Transporte, el ministerio más poderoso después del de Economía, el candidato firme de Fernández era el cordobés Carlos Caserio, después de que el cristinismo vetara tanto a Florencio Randazzo como a un bonaerense que era el postulante de Sergio Massa. Con antecedentes como los de Julio De Vido o Ricardo Jaime en esas áreas, el cristinismo parece no haber tenido margen, además, para imponer un nombre.

En cambio, los que pechan fuerte ahí son los gremios. Hugo Moyano tiene un nombre para ministro: Guillermo López de Punta, ex secretario de Transporte con Duhalde en representación de los sindicatos. Está en duda si va a mandar sobre toda el área o si cada sector (aéreo, transporte terrestre, transporte ferroviario, puertos, etc) va a ser loteado entre los distintos gremios.

La promo “pagá 2, lleváte ni 1”

Defensa es otra área que se comió el kirchnerismo. Allí el candidato firme es Agustín Rossi. Surgió de una negociación rara. Para poder darle al más K de los K -Máximo Kirchner- la presidencia del bloque peronista unificado en diputados, Alberto F. “negoció” darle a otro K paladar negro que quería ese puesto, como Rossi, el Ministerio de Defensa. Una especie de pagá dos, lleváte ni uno.

En el BCRA y la Anses las versiones iniciales también debieron ser cambiadas. Vetado Martín Redrado para ocupar cualquier cargo de relevancia, había trascendido que allí podría recalar la albertista Cecilia Todesca. Pero ese cargo sería finalmente para Miguel Pesce, alguien que, se dice, es cercano a Fernández aunque fue director del BCRA durante largos años cristinistas.

Pero entonces Pesce no puede ir a la Anses, como había sido el plan original, adonde recalaría Alejandro Vanoli, un cristinista puro que presidió el Banco Central con reservas negativas que dejó Cristina Fernández al terminar su mandato.

En la Afip estará Mercedes Marcó del Pont. Cercana a Alberto Fernández pero mucho más cercana a CFK, para quien cumplió servicios poniendo al BCRA al servicio del Tesoro luego de que echaran a Redrado.

Un thriller en el planeta Economía

El ministerio más importante, el de Economía, es un thriller. Se hicieron apuestas por Guillermo Nielsen, Martín Redrado, Matías Kulfas, Emanuel Álvarez Agis y un académico de la Universidad de Columbia, Martín Guzmán. Redrado y Nielsen habrían sido vetados por Cristina.

A la indefinición de nombres se agrega una funcional: no está claro si áreas como Infraestructura o Energía estarán dentro de Economía o irán por separado o juntas las dos en un mega ministerio como el que supo manejar Julio De Vido. El ex intendente del conurbano Gabriel Katopodis ocuparía esa área.

Energía, esté donde esté, quedaría fuera del alcance de los gobernadores de los emiratos patagónicos y del club petrolero. Iría el Ministro de Energía de Misiones, el físico nuclear Sergio Lanziani.

Otros casilleros que Fernández debió ceder al kirchnerismo: nada menos que Carlos Zannini en la Procuración del Tesoro; Nicolás Trotta en Educación, Wado De Pedro en Interior y Tristán Bauer en Cultura.

Fernández colocaría a los suyos en Relaciones Exterior (Felipe Solá), Justicia (Marcela Losardo), Eugenia Bielsa (Vivienda), Igualdad (Victoria Donda) y en Trabajo (Claudio Moroni).

Casita robada en el Congreso

El cuadro de la predominancia cristinista se termina de completar cuando se considera el Poder Legislativo. A excepción de la presidencia de Diputados, que ocupará Sergio Massa, Cristina Fernández ha colocado meticulosos fieles en todos los puestos clave: su hijo Máximo al frente del bloque ya unificado y con primera minoría en Diputados; el formoseño José Mayans (que obedece al fiel Gildo Insfrán) frente al bloque también unificado y furibunda mayoría del Senado; y Claudia Abdala, esposa del gobernador santiagueño y cristinista devoto Gerardo Zamora, como presidenta provisional del Senado, en la línea sucesoria, detrás de ella misma.

Va a ser una fiesta del espectáculo ver cómo se ocupan las comisiones bicamerales o no más importantes del Congreso así como las representaciones que tiene el Poder Legislativo en organismos que para el cristinismo son hoy más importantes que nunca, empezando por el Consejo de la Magistratura. Allí se decide la suerte de fiscales, jueces y camaristas. Y se puede llegar a influenciar (si es que hiciera falta) en los juicios por corrupción que queden en pie.